Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
El barrio de la Trinidad ha recibido esta mañana el traslado del Cautivo y la Virgen de la Trinidad en un recorrido inesperado y precipitado debido a la previsión de lluvia. A las 8:23 horas, con una saeta resonando en el interior de San Pablo, se abrían las puertas del templo para iniciar el camino hacia la casa hermandad. Sin plásticos que protegieran las imágenes y con los toques de campana marcando el paso, el Señor del Silencio recorrió aceleradamente las calles de su barrio, acompañado por la banda de cornetas y tambores.
A pesar de las condiciones meteorológicas, cientos de vecinos salieron al encuentro de sus titulares, en un traslado sin apenas paradas y con una profunda carga emocional. Los Regulares acompañaron al Cristo sobre los charcos del recorrido, mientras que la Virgen de la Trinidad, entre lágrimas y claveles, dejaba tras de sí la estampa de un barrio que no quiso perderse este momento.
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