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Mikel Lejarza
Toulouse
Málaga/Después de dos años enfrentándose a una némesis microscópica e inusitada, la Semana Santa de Málaga volvió a encontrarse ayer con su enemiga natural, la lluvia. La previsión de posibles precipitaciones durante la jornada del Martes Santo ya auguraban una tarde complicada.
Horas antes del inicio de los recorridos procesionales, las seis hermandades anunciaron retrasos en sus salidas y la alteración de sus itinerarios para poder esquivar la lluvia. Finalmente, Roció y Rescate decidieron no salir, Nueva Esperanza tuvo que darse la vuelta y Las Penas, Humillación y Sentencia sufrieron los rigores del agua dentro del recorrido oficial.
La hermandad de Nueva Esperanza iba a ser y fue la primera en inaugurar el Martes Santo, aunque hora y cuarto más tarde de lo acostumbrado. Puntuales a su cita con el barrio de Nueva Málaga, a las 17:30 abrieron las puertas de la casa hermandad con un cielo amenazante. Valientes y confiados, el Jesús Nazareno del Perdón y María Santísima de Nueva Esperanza emprendieron la difícil misión de cada primavera, recorrer más de siete kilómetros con sus Sagrados Titulares sobre los hombros.
Pero la abarrotada calle Castillejos vio como, en cuestión de minutos, las primeras gotas se convirtieron en un chaparrón que empapó el patrimonio humano y material de la cofradía. No hubo mucho que pensar, tras cubrir el manto de la Virgen con un plástico, emprendieron su vuelta a casa. Nueva Esperanza marcha atrás y a ritmo de tambor. El Nazareno con más calma y dándose la vuelta para afrontar de cara su regreso. En su sede recibieron a los fieles hasta las 00:00.
La siguiente en salir y la primera en ingresar en el recorrido oficial era la hermandad de Las Penas, a las 17:45. Pero no lo hizo hasta las 20:00, cuando paró la lluvia y las previsiones eran favorables para el resto de la velada. Pero el gozo de los hermanos no duró demasiado, porque pasadas las 23:00 un aguacero volvió a sorprenderla, al igual que a Humillación y Sentencia, que también se encontraban realizando el recorrido oficial.
La hermandad de las Penas, que tenía prevista su estación de penitencia en la Catedral, aceleró el paso para refugiarse en el templo mayor. Y allí se quedó. Poco después la corporación anunció en sus redes sociales que hasta el Jueves Santo por la mañana no haría el camino de regreso a su Oratorio de Pozos Dulces.
A las 18:00 y a las 19:30 tenían previstas sus salidas las cofradías de Roció y Rescate. Reunidas la comisión de aguas de ambas hermandades, tomaron la difícil decisión de no iniciar sus desfiles procesionales. Llantos de impotencia y caras de desilusión se vieron en las hermandades victorianas, que se enfrentaban a un recorrido más largo y complejo.
Sin embargo, a partir de las 20:00, cuando un precioso arcoíris parecía anunciar que todo había acabado, Las Penas, Humillación y, más tarde, Sentencia decidieron seguir adelante con su Martes Santo, ya deslucido por los acontecimientos anteriores pero sin falta de gente en la calle para arropar los tronos.
Aunque la alegría les duró poco. Cuando las tres estaban dentro del recorrido oficial, un nuevo e intenso aguacero truncó sus planes. Sentencia, que estaba frente a la Tribuna, acortó como pudo por la calle Bolsa para paliar los daños en lo posible. Humillación se dio media vuelta en la Alameda para regresar por la calle Torregorda y el puente de la Esperanza con sus Titulares protegidos con plásticos.
La hermandad perchelera decidió encerrarse en Santo Domingo en lugar de su casa hermandad. Aunque al ver que la lluvia daba una tregua no quisieron desaprovechar la ocasión y se encerraron, como es habitual en esta corporación, por malagueñas y con los tronos a pulso.
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