El parqué
Caídas ligeras
Málaga/Sin toques en la puerta, sin las velas encendidas y sin tambores ni cornetas. Así ha dado sus primeros pasos fuera de San Julián el nuevo Cristo de Humildad y Paciencia, creado por el imaginero José María Ruiz Montes, que ha paseado por segunda vez por las calles de la ciudad. La nube de incienso ha sido la premisa a los toques de campana que anunciaban el primer vía crucis de la Cuaresma, acogido por los malagueños con los brazos abiertos desde las 19:15. Sobre las andas de diseñadas por Francisco Navarro y realizadas por Alberto Berdugo, el Cristo mostraba su semblante iluminado de cerca por los faroles cedidos para la ocasión por la cofradía del Descendimiento a los devotos.
El cortejo serpenteaba calle tras calle, creando una alfombra de tenues luces por las que minutos después pasaba el titular. Precedido por la Capilla Musical Caeli, ha avanzado por calle Nosquera camino al Patio de los Naranjos de la Catedral. Un sonoro e infantil “no se ve nada” de un niño pequeño arrancaba varias sonrisas a los serios semblantes de los representantes de las cofradías que han participado en el cortejo. Unos metros más y la escena volvía a repetirse protagonizada por un niño: “¿Ese quién es mamá?”, preguntaba señalando a la talla. “Ese es del que te hablan en catequesis”, respondía la madre con ternura sin apartar la mirada de la procesión.
El cortejo ha cambiado las velas por unos pequeños libros negros al pasar por el umbral de la Catedral. Las estaciones se han sucedido una tras otra en las páginas blancas. El silencio que embriagaba el interior se rompía por las voces del coro infantil y por el propio Obispo, que ha dirigido la oración que cada año prepara junto a la Agrupación de Cofradías. Catorce lectores han pasado por el púlpito, en el altar, recordando la historia de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Entre los lectores destacaba la voz de quien ha leído la décima estación por ser quien ha vivido de cerca cada cambio de Humildad y Paciencia, el antiguo hermano mayor de la cofradía Rafael González.
El punto final a las 14 estaciones del vía crucis lo ha puesto un contundente “Amén” del Obispo, que reflexionaba e invitaba a repetir este ejercicio a todos los hermanos de las cofradías cada viernes de Cuaresma. Junto a estos pensamientos un deseo común: “Ya que hemos empezado este primer vía crucis ante la imagen de Jesús de Humildad y Paciencia, que esas dos aptitudes suyas las hagamos nuestras”. La bendición ha terminado a golpe de tambor, cuyo eco resonaba en el interior de la Catedral. Un leve chirrido ha abierto las puertas a la cruz guía y la banda de Cornetas y Tambores Virgen del Carmen ha tocado Requiem enlazado con la marcha Cristo del Amor para marcar el camino de vuelta hasta el encierro.
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