La procesión del Resucitado 'encierra' una excelente Semana Santa en Málaga

Punto final a siete días en los que las 41 cofradías agrupadas han realizado su estación de penitencia sin impedimentos

De la Buena Muerte a la Esperanza de la resurrección

Las lágrimas de Servitas alumbran las calles de Málaga

Salida del Santísimo Cristo Resucitado desde San Julián
Salida del Santísimo Cristo Resucitado desde San Julián / Pepe Gómez
Ana Jiménez

09 de abril 2023 - 16:44

Málaga/Ha resucitado. San Julián ha sido testigo. Y también calle Larios, la Catedral y Málaga entera. Ha resucitado entre nazarenos de todos los colores y cofradías. Ha resucitado fuera del evangelio para salir a procesionar por las calles de la ciudad bajo un sol resplandeciente de domingo. Desde las 10 de la mañana, la noticia se ha anunciado a base de cornetas y tambores tocadas por la banda de Bomberos, que salía de la iglesia de San Julián, sede de la Agrupación de Cofradías, tocando vítores de gloria hechos marcha. Las calles se volvieron fiesta y la fiesta se volvió procesión. Siete días ha tardado, pasando por todos los pasajes convertidos en trono por las 41 cofradías agrupadas, para resucitar sobre un dorado cajón portado por los últimos hombres de trono de la Semana Santa 2023.

Con túnicas blancas y una campana metida prácticamente en el parking que hay frente a su templo, salía el Santísimo Cristo Resucitado erguido con una pequeña cruz de madera en su mano y bendiciendo con su presencia a todo aquel que le observaba. Acompañado por la banda del Carmen al son del himno de España enlazado con a marcha 'Cachorro', emprendía su camino por calle Nosquera, seguido por su Madre, que aproximadamente media hora después asomaba desde el negro interior de la parroquia.

Santísimo Cristo Resucitado en su paso por la Alameda
Santísimo Cristo Resucitado en su paso por la Alameda / Pepe Gómez

Cuando la campana de la Virgen de los Cielos se vislumbraba tras el marco de pórtico surgió de entre las sombras un miedo, un desajuste, que hizo contener el aliento a quienes presenciaban la escena: el trono cedió hacia la izquierda tras uno de los toques de campana hasta tal punto que parecía que iba a caerse. Pero el susto se deshizo en un suspiro de alivio que concluyó con la exitosa salida entre bufidos de los portadores que la llevaban, como cantaba el capataz, primero a brazo, luego a hombros y por último al cielo hecho ciudad. La banda de la Paz marcaba el tercer himno de la mañana, enlazado en esta ocasión con la marcha 'Reina de los cielos'. Pablo Atencia, presidente de la Agrupación de Cofradías, sonríe ante la escena que pasa ante sus ojos: "Dicen que los presidentes sólo tenemos un deseo para que se cumpla y el mío era este", declaró mirando al soleado cielo que ha hecho de telón de fondo durante toda la Semana Santa, la última que él pasará en el cargo.

Paso firme, ligero, alegre, tanto que casi parecía ir volando sobre las cabezas de los que disfrutaban de las últimas horas de la Semana Santa en su estado más puro, el Resucitado procesionó hasta el Recorrido Oficial. Tras Él, las sillas de madera que habían formado parte del mobiliario urbano durante toda la semana iban dando sus últimos chasquidos al cerrarse. El tono rojizo que teñía los balcones parecía menos brillante, el incienso menos intenso y las velas más apagadas. El mayor de los brillos era Él en la Alameda y en su paso frente a una Catedral que cobraba todo el sentido de su existencia con el paso de ambos titulares frente a la Torre Sur.

El sol brillaba frente al camino de Cristo y Virgen, que eran recibidos entre aplausos festivos hasta la llegada de la tarde, que vino acompañada de pasiones desborradas y sentimientos de gozo y cansancio medidos a la par a las puertas de San Julián, donde casi a las cuatro de la tarde se encerraba el Santísimo Cristo Resucitado y pasados los minutos lo hacía María Santísima Reina de los Cielos con una maniobra tan compleja como bonita. Era el séptimo día de una intensa semana de pasión escrita con sangre, sudor y lágrimas y el Señor había resucitado frente a los ojos de una Málaga nazarena que ya contaba los días para tomar las calles a base de toques de campana, incienso y palmas: quedan 350 días para el próximo Domingo de Ramos.

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