La singular procesión de la Orden Servita de Málaga

Los orígenes de la Orden Seglar de los Siervos de María en Málaga se remontan al siglo XVII. En 1695 llegaría a la ciudad de Málaga como una antigua confraternidad servita que se extinguió a inicios del siglo XVIII. Fue el conde de Buenavista e impulsor del conjunto de la parroquia de San Felipe Neri, el que promovió con la orden filipense la creación de la actual orden que conocemos. En mayo de 1741 se erigiría canónicamente la actual confraternidad.

En 1931 sería sustituida la antigua talla por la dolorosa actual realizada por Fernando Ortiz. Desde finales del siglo XIX y hasta fechas recientes, la Virgen procesionaba con un halo de estrellas con luz para iluminar a la talla en su estación de penitencia cada noche del Viernes Santo. Es su estación de penitencia la que hace singular y llamativa a esta conocida procesión. Durante la salida penitencial el Viernes Santo, los nazarenos de la orden, que portan túnica y capillo negros y escapulario alusivo a la confraternidad, salen a la calle rezando la corona dolorosa.

Característica procesión

A su paso por las diferentes calles de la ciudad, las luces se van apagando en señal de luto y respeto a la dolorosa. Una tradición que antiguamente se completaba con el pésame a la Virgen en la Catedral, acto actualmente extinto. Una procesión única esta de Servitas, que congrega a multitud de público en su entorno para poder verla.

Es de gran belleza y recogimiento ver discurrir el silencioso cortejo por calles estrechas como Arco de la Cabeza o Muro de San Julián. Estampas que trasportan al espectador a otros siglos. Para iluminar las calles de la ciudad, sus hermanos nazarenos portan cirios de tres pabilos en lugar de uno normal, que es lo común en el resto.

Otra de las curiosidades más llamativas de la Orden Seglar de Servitas es que, aunque no pertenece a la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, es miembro de honor de este ente. Cada año es invitada la confraternidad a transcurrir por el recorrido oficial como si de una hermandad más se tratase, como así sucede en la madrugada del ya Sábado Santo.