Vínculos casuales por definir

Las procesiones del Lunes Santo 2019 Málaga

Los horarios del Lunes Santo no se ajustaron a la realidad de la jornada, que se prolongó durante la noche

Jesús Cautivo ofreció estampas inéditas en el Puente de la Aurora

El Cautivo por el barrio de la Trinidad. / Javier Albiñana
Juan A. Romera Fadón · José Luis Pérez

16 de abril 2019 - 06:21

Málaga/Convertida en un laberinto de calles con público por doquier, Málaga cuenta con un nuevo recorrido oficial que desbarajusta la mente de todo lo conocido por quienes contemplan sus procesiones. Para la presente edición el cambio se asume: como un reto, para unos; como un fastidio, para otros. Los itinerarios sirven como necesario documento para saber qué camino seguir. Sin embargo, y con el acumulado retraso horario general de la jornada, todas las corporaciones tuvieron puntos de confluencia. Vínculos, casuales o previstos. Enlaces de devoción pero también de espacio físico. Nadie dijo que el cambio fuese fácil, y las próximas jornadas deberán buscar soluciones a un reto mayúsculo que precisa una coordinación exhaustiva.

Crucifixión

Un vecino fotografía al Cristo de la Crucifixión. / LM Gómez Pozo

El frente de procesión asomaba por Casapalma cuando dos hombres de trono de la O, faraonas en mano, buscaban la casa hermandad de la Columna. Un oxímoron perfecto de la gran variedad conceptual que engloba el Lunes Santo, oscilando en la balanza sendos estilos procesionistas que nutren esta intensa jornada cofrade. Ahí se mantuvo un magnífico frente de procesión formado en el silencio.

Los nazarenos fueron desfilando abrigados con las capas que a alguno le pesó más que los pocos gramos de la tela. El calor a las espaldas fue una penitencia añadida. Bien compuestos, sin estridencias ni exageraciones, en orden y a un ritmo constante -que seguro que el cortejo lo agradeció- la Hermandad anduvo por los primeros metros de su recorrido. Cuando las cosas se hacen desde la sinceridad y la verdad, la cantidad acaba convirtiéndose en un factor de menor problema. Tan solo una petición extensible a todas las hermandades: las superga no son calzado adecuado para salir de nazareno. Como tampoco las zapatillas deportivas, aunque esto deba darse por sabido de hace mucho.

El paso ligero a tambor tras el trono del Señor, pero sin la excesiva velocidad, resuta un detalle a destacar, permitiendo al público cofrade disfrutar más de la vespertina escena. Tomó la curva de Casapalma con la marcha Viacrucis de Salud, acompasado con calma en una larga maniobra el giro hasta enfilar completamente la vía. La banda de San Juan Evangelista de las Cabezas de San Juan interpretó otras piezas como Santísimo Cristo de las Cinco Llagas. Una formación musical que, como resulta habitual en esta corporación nazarena, hace bastantes kilómetros cada Lunes Santo. Lo bonito de la globalización cofrade.

El cortejo de la Virgen, abierto por la cruz parroquial, se vio ampliamente enriquecido por medio centenar de niños que ataviados con faraona anunciaban campanillas en mano la llegada de su Virgen. Sabiendo el buen orden del cortejo nazareno de esta formación, no se comprende el tumulto de madres alrededor de la sección de enlaces.

Con una acertada cruceta musical durante todo el recorrido, sonó la pieza Nuestro Padre Jesús en la curva con Álamos. Lució un coqueto exorno floral, compuesto por elementos vegetales en tonos pastel que enriqueció un conjunto que estrenaba el terciopelo de las bambalinas en morado y el techo de palio en negro. Una pena que, ante este buen sabor de boca, solo medio centenar de personas disfrutaran de su paso por la tribuna. Un discurrir por el recorrido oficial que comenzó a acumular algunos minutos de retraso en el resto de hermandades.

Gitanos

Las Virgen de la O, tras salir de su casa hermandad. / Jesús Mérida

Mercedes Sosa aseguraba que todo cambia, pero en calle Frailes los movimientos son leves a la par que históricos. 37 años después, la corporación salió a la calle con un nuevo hermano mayor. Eloy Losada asumía la responsabilidad bajo un capillo blanco ante el trono de María Santísima de la O, siguiendo los pasos de José Losada, cuya presencia no faltó. Con la cruz guía saliendo desde el interior de la casa hermandad comenzaba su discurrir hacia el centro histórico en una estampa habitual pero que tampoco es la misma

El Señor de la Columna presidía la puerta del salón de tronos, donde se sucedían muestras de ánimo y respeto. Era un estreno singular, como los paños de bocina y el Senatus bordados por el taller de Juan Rosén que cierran un ciclo en torno a la talla de Juan Vargas. A los sones de la banda de cornetas y tambores La Estrella cruzaron el dintel de la casa hermandad con la Marcha Real. Pero los mayordomos, capataces y portadores asumieron un reto: llegar hasta Peña sin detener el trono.

La corporación avanzó con paso ligero, aunque después debiesen detenerse unos minutos ante el descuadre horario de la jornada. La Virgen de la O se fijó, momentos antes de salir, en los ojos de Juan Rosén, su albacea y vestidor, que dio los primeros toques de campana vestido de traje, sin portar el hábito nazareno como en otras ocasiones. El Himno de Andalucía, nota característica de esta salida, fue aplaudido por el respetable que ya lanzaba piropos al Moreno desde las aceras.

Con el pueblo calé cantando su tradicional ole, ole y ole, ay ahora me río de élse encontraba el Señor a las puertas de Mariblanca cuando la sección de la Virgen aún no había enfilado Peña. El nutrido cortejo de Gitanos es característico: nadie se pierde el gran día de su hermandad a pesar de la corta nómina con la que cuentan desde siempre. Dentro del recorrido oficial, en la confluencia de Atarazanas con Torregorda, el cortejo experimentó más separación entre sus nazarenos, que demandaban agua ante el cansancio de las horas ya invertidas en la calle.

Pasión

Jesús de la Pasión, durante su estación de penitencia. / Jesús Mérida

El Lunes Santo se plasma en la Semana Santa como una jornada nazarena cuasi por excelencia. Un día en el que el predominio y la tendencia es la de brillar por la gran extensión y calidad de las filas de penitentes. Más allá de la conocida longitud que presenta la procesión de los Estudiantes y el Cautivo, el deleite visual en el discurrir de Pasión no se queda ni mucho menos atrás. Quizá, y acompañada por otro grupo de hermandades que se pueden contar con los dedos de una mano, de las que mayor calidad penitencial ofrece a la Málaga cofrade. Ver a niños pertenecientes al primer tramo con el equipo nazareno en una bolsa en vez de puesto a la mitad es un regalo que ofrece esta Sacramental Archicofradía. En los tronos, el clasicismo ante tanto cambio se ha convertido en un valor añadido. La sobriedad estética del Señor de Pasión es digna de admirar. La túnica de terciopelo morada, los claves sangre de toro, el brillo resplandeciente de la plata y el caminar cadencioso de los 150 cirineos que portan la talla de Ortega Bru. Detrás, la brillantez musical de la ciudad. La banda de cornetas y tambores volvió a ofrecer un magistral concierto con repertorio de corte serio, interpretando a su paso por tribuna la marcha Tras de ti, Simón.

El cortejo de la Virgen sigue siendo ejemplo de que no está ligado el ser serio, con la ausencia de ciertas figuras. Un nutrido grupo de niños con faraonas y la pinacoteca (con piezas de gran calidad), antecedieron a la sección de velas que desfiló por calle Granada con los cirios marfil al cuadril. Capitaneados por el tintineo -glorioso sonido- procedente de la figura del campanillero.

La Virgen lució perfectamente armoniosa en su trono procesional, acertadamente exornado con piñas de flores en tonos blanco roto a las que se le echó en falta mayor armonía en sus dimensiones. La candelería, encendida en su plenitud, alumbraba a la Virgen del Amor Doloroso que había sido ataviada con encajes y un puñal dorado en el pecho. Se espera así con ganas el remate del conjunto del palio, diseñado por Fernando Prini, que engrandecerá el conjunto.

La banda del Arahal, como es habitual, rayó a un gran nivel, nutriendo de solemnidad a una Virgen que lleva ligada la sobriedad y elegancia en su modo de ser. Como curiosidad, las dos formaciones que tocan detrás de los tronos de Pasión también lo harán tras los pasos de la Exaltación de Sevilla. Sonó su marcha homónima de Eloy García en tribuna, que es todo un regalo musical para la Semana Santa. Hecho denunciable el que se produjo al salir de la tribuna, cuando la seguridad cortó en seco el acceso y cerró el paso de las promesas que aguardaban tras el palio.

Cautivo

Jesús Cautivo avanza por calle Trinidad. / Javier Albiñana

Con el manto de la Virgen de los Dolores aún caminando hacia el puente de la Aurora, el cortejo de Jesús Cautivo se hacía respetar apartando a una improvisada calle Carretería en Mármoles. Las sillas de playa se sucedían por las aceras -de nuevo, el Bando municipal es un mero adorno- para recibir al Señor de Málaga entre lágrimas y aplausos, una costumbre que recoje en cada pasillo por el que atraviesa.

El cortejo blanco tiñó el vial y, mientras avanzaba, sufría el acoso de los adictos a las estampas: la caída de un montón del bolsillo de un nazareno fue motivo para tirarse al suelo a por ellas en masa. Sin embargo, y con los balcones llenos de familias de todas las nacionalidades, la estampa era la misma de siempre pero a plena luz del día: de calle Carril emergía la silueta del Señor y los aplausos se expandían por completo. Las maniobras quedaron estudiadas al milímetro para que la imagen sorprendiese en el contraluz del cielo.

Detrás, la Virgen de la Trinidad se encargaba de presentar uno de los estrenos más impresionantes de la jornada: su palio parecía que llevase años custodiando a la Dolorosa, que con Málaga a su Virgen de la Victoria culminó Carril a los sones de su banda sinfónica. Metros más adelante, y con el incendio de la Catedral de Notre Dame difundiéndose por las redes sociales, Jesús Cautivo rompía la barrera del cielo azul en su cruce por el puente de la Aurora. Los vivas se sucedían mientras nadie perdía detalle a la silueta que cruzaba la ciudad. Era aún de día y el Cautivo ya había hecho historia.

Dolores del Puente

La Virgen de Dolores del Puente atraviesa la plaza Fray Alonso de Santo Tomás. / LM Gómez Pozo

El Perchel nunca es dos veces seguidas el mismo. A veces cuenta con novedades, otras con desapariciones de edificios nunca valorados. La hermandad de Dolores del Puente fue fiel testigo de las miserias de un barrio degradado a plena luz del día cuando, ante la falta de rampa en el puente de la Aurora, atravesó los callejones que vivía de noche. Pero, las cosas de Dios, el cartel de la Semana Santa se pudo reflejar en esas mismas paredes caladas por un instante en el rostro de la Virgen, a quien acompañaba como acólito José Antonio Jiménez, pintor de la obra anunciadora.

Al alcanzar calle Mármoles, tras la calma de su entorno, la corporación nazarena se vio sorprendida por numeroso público en la lanzadera hacia el centro histórico. La luz del día fue una sorpresa grata en su discurrir, si bien el Cristo del Perdón reclama que su nuevo trono esté ya finalizado y deje de ser una promesa eterna. A los sones de la marcha fúnebre Juana la loca se despidió en la ficticia frontera con la Trinidad. La Virgen descendió poco después la rampa de la Aurora entre aplausos y el crujir icónico de un palio que estuvo exornado con una amplia variedad floral en sus piñas bicónicas que siguen sorprendiendo cada edición.

Estudiantes

Llegada de la Virgen de Gracia y Esperanza en la plaza del Obispo. / Jesús Mérida

A las 19:00, las escalinatas de la plaza del Obispo eran un mar de capirotes verdes y burdeos en magnífico orden y compás, perfilando el suntuoso bamboleo de un cortejo nazareno que hace tiempo que creció en cantidad pero que ahora también crece en calidad. El acto en la señera ubicación había concluido minutos antes con los dos tronos a pulsos a los sones de la Marcha Real. Este hecho dio lugar a la nueva organización de una procesión, vislumbrándose una buena coordinación entre los mayordomos y jefes de sección. Pese a que es francamente atractivo ver un cortejo compacto y desfilando a buen ritmo, se echó en falta mayor formalidad por parte de los nazarenos. Especialmente -y como es lógico- en los primeros tramos.

Sin embargo, entre ese ajetreo, una escena sobresalió por encima de todo. Una niña pequeña, del brazo de su padre, se entretenía dándole la mano a los nazarenos que pasaban del Coronado de Espinas. Cada respuesta por parte de los penitentes era un motivo de alegría en esta pequeña espectadora. Pero lo que parecía ser un mero pasatiempos, cambió por completo cuando un cofrade, cirio en mano, le hizo entrega de un estampa de la Virgen de Gracia y Esperanza. Para esta niña, el resto de la procesión discurrió en la más absoluta felicidad.

Entretanto, el trono del Señor entró en Santa María a los sones de Triunfal, interpretado por la banda de música de Mena. La maniobra pedía medio paso a la derecha la cola y una vez que las órdenes se cumplieron, todo quedó suplido por la magnífica estética del Coronado de Espinas marchando de espaldas hacia la plaza del Siglo.

El cortejo de la Virgen también se organizó a un ritmo ligero, formando los nazarenos en fila de tres para no extenderse en exceso por la gran cantidad de participantes. Una buena respuesta a un “problema” que ojalá tuviera más de una hermandad. La sección de la Virgen estrenó cuatro nuevos ciriales ejecutados por Emilio Méndez bajo diseño de Curro Claros inspirados en el trono de la Señora. Sonó Como tu ninguna y Arroró tras salir de la plaza del Obispo mientras Gracia y Esperanza, perfectamente exornada por un adorno floral compuesto por rosas blancas principalmente, buscaba ya la plaza del Siglo. Un sacrificio que ha tenido que hacer la cofradía de los Estudiantes para poder solucionar el problema que el Cautivo ha presentado históricamente con su hora de recogida, trasladando su posición al final de la jornada.

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