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Desastre en japón
El nivel de gravedad en la central de Fukushima-1 ha pasado de cuatro a cinco en una escala que va de uno a siete. El anuncio de las autoridades japonesas coincide con la valoración de "muy grave" que ha realizado la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). Sin embargo, la organización ha apuntado que el estado de los reactores uno, dos y tres es "bastante estable". Cuando se cumple una semana del terremoto de nueve grados y el posterior tsunami, la cifra de muertos y desaparecidos no para de ascender y ya alcanza las 17.227 personas. Por ellos, los supervivientes han guardado un minuto de silencio.
Se cumplen siete días del desastre natural que ha dado paso a una crisis nuclear. "La situación en la central nuclear de Fukushima-1 sigue siendo muy grave, pero no ha habido un empeoramiento significativo", ha declarado ante la prensa el portavoz de la AIEA, Graham Andrew, para añadir que, sin embargo, "la situación en los reactores de las unidades uno, dos y tres parece seguir bastante estable". A unos treinta kilómetros al noroeste de la central de Fukushima-1 se detectaron este jueves niveles de radiación por encima de los 0,17 milisievert por hora (170 microsievert por hora), según ha admitido el ministro de Ciencia de Japón. Los expertos sostienen que estos niveles sufridos durante seis horas equivaldrían al máximo índice de los considerados seguros durante un año. Los técnicos del Ministerio midieron la radiación en 28 puntos distintos en un espacio de entre 20 y 60 kilómetros desde la central.
En la mayoría de estos puntos, los niveles oscilaron entre los 0,0183 y los 0,0011 milisievert a la hora (18,3 y 1,1 microsievert a la hora). Pero aún hay que controlar la inquietud porque, aunque sean más elevados de lo normal, no suponen una amenaza inmediata para la salud humana. Hace días que el Gobierno nipón ordenó evacuar todo el territorio a menos de veinte kilómetros de distancia de la central y a las personas que residían en la corona entre los veinte y los treinta kilómetros los emplazó a permanecer en sus casas.
Además de la prevención, la refrigeración del reactor número tres de la central es la prioridad de los equipos de emergencia. Así lo ha comunicado este viernes el jefe del Gabinete japonés, Yukio Edano, quien ha descartado que ello conlleve una ampliación del perímetro de seguridad en torno a las instalaciones. El portavoz nipón ha confirmado la reanudación del operativo iniciado este jueves con helicópteros y camiones cisterna para enfriar este reactor.
Los reactores
"En principio vamos a utilizar agua. El rocío de agua debe continuar. Se están realizando esfuerzos en este sentido", ha informado Edano para añadir que estos trabajos se ampliarán al reactor número uno con el lanzamiento de agua desde dichos camiones, ya que todavía presenta elevadas temperaturas, pese a que se ha estabilizado tras la explosión del sábado. Al igual que en el caso del número tres, el jefe del Gabinete japonés ha considerado urgente la situación del reactor número cuatro, al tiempo que ha restado importancia al calentamiento en el dos. De los reactores cinco y seis ha indicado que, de momento, el ascenso del mercurio no supone un peligro.
Poco después de que la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial anunciara que la electricidad podría volver a los reactores uno y dos este sábado, la Compañía de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO), responsable del complejo atómico, ha dicho que el mismo sábado podría restablecerse también el suministro eléctrico en el reactor cuatro. Esta es una buena noticia porque con la electricidad sería posible bombear el agua hacia los reactores con mayor rapidez.
Se mantiene el perímetro de seguridad
Aunque el portavoz del Gobierno nipón ha reconocido que los niveles de radiación son preocupantes ha descartado ampliar el perímetro de seguridad porque, según ha asegurado, no suponen ningún peligro para la salud humana. Por el contrario, Edano ha revelado que el Ejecutivo estudia la posibilidad de trasladar a otras regiones a los residentes en las zonas afectadas por el terremoto y el tsunami. Ante la decisión de algunos países de comenzar a evacuar a sus nacionales del archipiélago, se ha mostrado comprensivo y lo calificado de una reacción "natural" debido al notable incremento de los niveles de radiación, que hacen temer un desastre nuclear.
En una lectura económica, ha considerado "muy importante" la decisión adoptada este viernes por los ministros de Economía y los responsables de los bancos centrales de los países del G-7 para frenar la apreciación del yen respecto al dólar estadounidense, que hace peligrar la estabilidad del sistema. En esta línea, ha agradecido al grupo su intervención para evitar las "implicaciones adversas" que "una volatilidad excesiva y los movimientos desordenados en los tipos de cambio" tendrían sobre los mercados.
Excepto en la zona más próxima a la planta de Fukushina-1, el tráfico aéreo puede continuar. La radiación liberada por la central japonesa no ha alcanzado la atmósfera superior, según ha informado este viernes la Organización Meteorológica Mundial (OMM). "Nuestra información es que la radiación se limita a los niveles más bajos de la atmósfera", ha afirmado Herbert Puempel, un experto de la OMM. Tampoco es necesario someter a una revisión a los pasajeros de aviones procedentes de Japón, según ha declarado Puempel.
Un minuto de silencio
Pasados siete días de la catástrofe, los supervivientes han guardado un minuto de silencio a las 14:46 de este viernes. La emisión de la televisión estatal nipona NHK mostraba como cientos de personas agachaban sus cabezas, en uno de los refugios provisionales, en señal de duelo por la muerte de sus seres queridos. El último balance de la Agencia Nacional de Policía japonesa asciende a 6.911 muertos y 10.316 desaparecidos, según ha informado la agencia de noticias Kiodo. Con este último aumento, la cifra global después de siete días se eleva a 17.227 personas. Sin embargo, también hay datos positivos en este sentido. Son ya 26.000 los supervivientes rescatados por los cerca de 90.000 efectivos de los equipos de rescate, en la que participan policías y militares de las Fuerzas de Autodefensa japonesas.
Una semana después del movimiento telúrico, las infraestructuras vitales están siendo rehabilitadas en las zonas más afectadas por el terremoto. Pero a pesar de la paulatina recuperación de infraestructuras, el reparto de ayuda humanitaria y la evacuación de supervivientes continúa siendo complicado por la escasez de combustible y de vehículos de transporte. Son unas 370.000 personas las que actualmente permanecen en unos 2.100 refugios en las zonas afectadas por el seísmo, en las que las temperaturas continúan siendo más bajas de lo normal. El Gobierno japonés ha decidido destinar unos 47 millones de euros para pagar el combustible necesario para la evacuación y la ayuda a los supervivientes, según ha informado la agencia Kiodo.
Otra de las medidas tomadas por el Ejecutivo nipón en relación a la escasez de combustible es permitir que los fallecidos puedan ser enterrados en vez de incinerados, como marca la tradición budista. "La situación en diferentes crematorios varía, por eso es por lo que hemos pedido flexibilizar la cuestión", ha explicado el portavoz, Yukio Edano.
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