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Desastre en Japón
El Gobierno de Japón aseguró este sábado que hay avances en la carrera por controlar la central nuclear de Fukushima, en medio de la alarma por las consecuencias del desastre tras detectarse radiación en agua y alimentos de la zona. Los controles realizados sobre los productos agrícolas de la región revelaron altos niveles de radiación en leche de Fukushima y varios tipos de espinacas de la vecina provincia de Ibaraki, aunque según el Gobierno "no suponen un riesgo inmediato para la salud".
Además, a última hora de la noche fuentes oficiales citadas por la agencia local Kyodo informaban de que se había detectado yodo radiactivo por encima de los niveles permitidos en el agua corriente de Fukushima, donde se mantiene evacuado un radio de 20 kilómetros en torno a la central. El ministro portavoz, Yukio Edano, aseguró que los niveles de contaminación detectados en la leche y las espinacas no suponen un riesgo sanitario; en el último caso, aseguró, el impacto de consumir estas verduras durante un año equivaldría al de una radiografía. Edano también aseguró que el Ejecutivo tomará las medidas adecuadas, sin descartar posibles limitaciones en la distribución de productos de la zona. También se detectaron rastros de yodo radiactivo en el agua corriente de lugares más alejados de la central nuclear, incluida la capital, Tokio, aunque según el Ministerio nipón de Sanidad los niveles están muy por debajo del límite legal permitido.
Mientras prosiguen las mediciones de radiación en la zona, los esfuerzos por controlar la situación en la central dieron algunos resultados, como el restablecimiento de los sistemas de refrigeración de dos de sus reactores, el 5 y el 6. Por tercer día consecutivo, buena parte de los trabajos se centraron en la inestable unidad 3, que utiliza como combustible una peligrosa mezcla de uranio y plutonio. Un vehículo controlado a distancia se situó frente a esa unidad y bombeó durante siete horas, con un cañón de 22 metros de altura, más de 1.000 litros de agua sobre la piscina de combustible utilizado, que tras la explosión que sacudió el pasado martes esa unidad se encuentra bajo escombros.
El Gobierno aseguró a través de su portavoz que la operación fue aparentemente exitosa y consideró que la situación actual de la planta es "más estable" que los días anteriores. Reconoció, sin embargo, que pueden surgir nuevos imprevistos que compliquen aún más la situación, aunque insistió en que las labores de enfriamiento continuarán en el reactor 3 y también en el 4, que sufre a su vez problemas con la piscina de combustible. A las operaciones de vertido masivo de agua, sin precedentes en Japón, se unieron los esfuerzos por devolver la electricidad a la planta y restaurar así su sistema de refrigeración en las unidades 1,2,3 y 4.
Los trabajadores de Tokyo Electric Power (TEPCO), la empresa que opera la central, lograron extender los cables eléctricos hasta los reactores 1 y 2 pese a los altos niveles de radiactividad, aunque aún se desconoce si los motores de refrigeración quedaron afectados por la ola del tsunami. Según TEPCO, en caso de que funcionasen el suministro eléctrico se reanudaría a partir de mañana, domingo, y por el momento sólo en la unidad 2.
Este sábado, mientras en los medios japoneses cada vez hay más elogios a los trabajadores que arriesgan su vida en la central de Fukushima, TEPCO señaló que al menos seis de ellos se han expuesto a niveles de radiación por encima del límite de 100 milisievert por hora normalmente establecido para situaciones de emergencia. Añadió, no obstante, que siguen trabajando en diferentes tareas porque su salud no ha presentado signos de deterioro. Ante la crítica situación en Fukushima, el Ministerio de Sanidad de Japón autorizó de manera excepcional elevar el límite máximo de exposición a radiación hasta 250 milisievert por hora.
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