¡Luces, cámara… acción! el festival de Málaga se mueve hacia las cero emisiones
CONTENIDO OFRECIDO POR REPSOL
El certamen da un salto cualitativo en esta edición para avanzar en la reducción de su huella de carbono. Repsol se incorpora como partner, suministrando combustible y energía renovable que alimentan diversas actividades del Festival
Hoy, todos los grandes certámenes europeos y americanos aplican estrategias con el fin de reducir sus emisiones de CO2, generar menos residuos y hacer un uso más eficiente de la energía. Incluso han comenzado a auditar y compensar sus emisiones de carbono.
Los organizadores de estos certámenes empezaron con pequeños gestos, como la reducción de los plásticos de un solo uso o la utilización de materiales reciclables, pero hoy apuntan a objetivos cada vez más ambiciosos y mensurables. El Festival de Berlín, por ejemplo, que fue el primero en medir su huella de carbono, ya ha alcanzado el objetivo de usar sólo energía renovable y en 2023 optó incluso por adelgazar la programación y así contribuir a la sostenibilidad del evento.
Cada año, estos certámenes se reinventan para reducir un poco más su impacto en el medio ambiente, introduciendo medidas alternativas que van desde la creación de secciones específicas para promover valores medioambientales (Sundance) a certificados voluntarios para medir la huella de carbono generada por las producciones exhibidas o el cobro en las entradas de una tasa que compense sus emisiones (Cannes).
En la capital de la Costa del Sol encontramos un ejemplo patrio. Desde su 25ª edición, el Festival de Málaga ha abrazado una hoja de ruta para la reducción de su huella de carbono, incorporando medidas que afectan al transporte, logística y gestión del evento como la priorización del transporte en tren, la elección de vehículos impulsados con combustibles renovables, híbridos o eléctricos para el desplazamiento de los invitados; el alojamiento en hoteles que miden su huella de carbono, la priorización de menús con productos de ‘Km 0’ o la apuesta por un merchandising compuesto por materiales 100% orgánicos.
Soluciones para la movilidad
Las actuaciones incluidas en el Plan de Reducción de la pasada edición se han visto reforzadas este año en todas las actividades de su programación. Entre las personalidades que ya han pasado por el certamen destacan nombres como Javier Cámara, Lola Herrera, David Trueba, Verónica Echegui o Carmen Linares. Con la intención de que la movilidad del Festival sea más sostenible, Repsol ofrece distintas soluciones energéticas como combustibles renovables, destacando el diésel 100% renovable producido a partir de residuos orgánicos, y que está alimentando toda la flota de vehículos oficiales y al servicio de desplazamiento de autobuses.
Además, la compañía respalda la movilidad eléctrica durante el evento, facilitando el acceso a su red de recarga pública en Málaga, que cuenta con veintidós puntos operativos a los que se suman otros dos puntos adicionales portátiles que se han instalado en la plaza de la Merced.
Energía solar en acción
La multienergética está también detrás de la iniciativa gastronómica que se ha podido ver estos días en la calle Alcazabilla. Un llamativo carro de palomitas alimentado con energía solar procedente de un cubo con paneles fotovoltaicos ha tentado a los viandantes, que no han dudado en hacer cola para probar esta versión más sostenible del snack cinematográfico por excelencia.
El ejemplo de Málaga y otros grandes festivales pone de manifiesto cómo gran parte de la industria está dando ya pasos en la dirección correcta, demostrando que el glamur y la sostenibilidad configuran un buen reparto.
Un estreno de altura
El pasado 29 de febrero, los pasajeros de un vuelo matutino operado por Vueling entre Barcelona y Málaga asistieron a una inesperada sesión de cine a bordo. En concreto, durante el trayecto se estrenó el cortometraje “Estimada Ángela”, dirigido por Paco Sáez y que participa en la sección de Cortometraje de Animación del Festival de Málaga.
Para el trayecto, Repsol suministró una cantidad de combustible sostenible de aviación (SAF) equivalente al 50% del vuelo.
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