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Álvaro Romero
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La ingente labor de reconstrucción de la costa de Japón barrida por el tsunami movilizará cifras astronómicas, que apenas comienzan a intuirse, para superar unos daños equivalentes en hasta el 4% del PIB nipón.
El Gobierno japonés prepara dos presupuestos extra para la restauración mientras el Banco Mundial estimó ayer que se necesitarán hasta cinco años para superar la devastación causada por el seísmo y tsunami del día 11 de marzo en la zona noreste del país.
Son al menos 8.649 los muertos y 13.261 los desaparecidos por la catástrofe, que ha borrado pueblos enteros, destrozado miles de edificios, cerrado fábricas, interrumpido el suministro de electricidad y materiales, y coartado el comercio de Japón, muy dependiente de su sector exportador.
Según un informe divulgado ayer por el Banco Mundial, los daños serán de entre 122.000 y 235.000 millones de dólares, es decir, del 2,5 y el 4% de su Producto Interior Bruto.
La necesidad de reconstruir miles de infraestructuras destruidas se topa con una economía japonesa con lento crecimiento, la amenaza de un yen fuerte que limita sus exportaciones y una elevada deuda pública (el doble de su PIB), que el Gobierno pretendía rebajar.
A falta de que el Ejecutivo especifique sus necesidades presupuestarias, algunas financieras estiman que el coste de la reconstrucción japonesa oscilará entre 43.536 millones de euros y 87.072.
Desde su llegada al poder en junio de 2010, Kan ha insistido en la necesidad de rebajar la ingente deuda pública y reformar el sistema de seguridad social en el país que envejece más rápidamente del mundo y tiene casi un cuarto de su población mayor de 65 años. Un objetivo que se aleja con las necesidades de reconstrucción, que obligarán a una ingente inversión pública, además de a la contribución de empresas y bancos, sobre todo del área afectada.
Desde el seísmo, el Banco de Japón (BOJ) ha inyectado un récord de 330.668 millones de euros de liquidez en los mercados para evitar el pánico de los inversores y los desplomes en la Bolsa de Tokio, ayer cerrada por ser jornada festiva en Japón, por el equinoccio de la primavera
Junto al G7, el país asiático acordó una intervención coordinada para rebajar el precio del yen, en niveles máximos frente al dólar tras el seísmo, ya que el aumento de la cotización de la divisa japonesa complica el comercio e incrementa el coste de la deuda.
La agencia de calificación Moody's indicó la semana pasada que el coste fiscal del seísmo podría detener los progresos para reducir el déficit público pero que Japón tiene elevados ahorros para afrontar el aumento de las necesidades de financiación del Gobierno.
Pero las astronómicas cifras económicas no eclipsan la enorme catástrofe humana. La situación sigue siendo complicada para los damnificados , que diez días después de que la tierra temblara, 350.000 personas aún viven en refugios provisionales.
A pesar de que los muertos superan los 10.000, el país intenta volver a funcionar: El abastecimiento de las víctimas mejoró en algunos puntos, maquinas quitanieves trabajan para volver a convertir en transitables las carreteras y algunas autopistas volvieron a abrirse al tráfico. Además, en algunos refugios cuentan ya con abastecimiento de agua. Por primera vez desde hace diez días, la gente puede ducharse. Y para animar a la población, en medio de la tragedia, la televisión estatal muestra los rostros sonrientes de quienes se arman de valor.
En otros lugares, el sufrimiento continúa. El canal NHK muestra desalentadoras imágenes de personas que aún buscan a familiares desaparecidos entre las ruinas. "¿Cuánto tiempo durará esto?", se preguntaba un hombre de avanzada edad ante las cámaras de televisión. Él y su mujer durmieron la noche del domingo en el coche. A la región afectada por la catástrofe no llegará hoy el primer ministro, Naoto Kan, que canceló una visita en helicóptero debido al mal tiempo.
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