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“Misterios sin resolver”. Así es como se llama la serie documental de la plataforma Netflix en la que incluyeron la desaparición de Kayla dentro de los episodios dedicados a secuestros parentales.
La producción, que recoge casos de asesinatos y desapariciones reales desde 1987, fue vista por un espectador que, unos días más tarde, creyó reconocer a Kayla en una tienda de Asheville, en Carolina del Norte, algo que notificó de inmediato a las autoridades.
Era 4 de julio de 2017. Kayla tenía entonces nueve años cuando su madre, Heather Unbehaum, fue a por ella para que pasaran un día acampando. Kayla vivía junto a su padre en Illinois, puesto que acababan de darle la custodia de la menor a él, pero su madre tenía derecho a visitarla dos veces por semana.
Después de que Heather se marchara con su hija, Ryan acudió al domicilio de la madre para recogerla, pero no encontró a nadie en su interior. Desde el primer momento en el que el padre notificó la desaparición las autoridades supieron que se trataba de un secuestro parental. Por este motivo y una vez que se abrió la investigación para averiguar el paradero de madre e hija, se emitió una orden de arresto contra la mujer.
A pesar de ello no se volvió a saber nada más de las dos hasta la emisión de la serie de Netflix. En todo este tiempo su padre, con la colaboración del Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados de Estados Unidos, no dejó de buscar a Kayla.
En abril de este mismo año encargó que se elaborara un retrato robot de cómo podría ser su hija con 15 años de edad. El hecho de que la búsqueda de la menor siguiera activa hizo posible que incluyeran el caso del secuestro de Kayla en la producción emitida en Netflix, hasta que un seguidor de la serie la identificó.
Cuando el hombre llamó a las autoridades de Carolina del Norte para contar lo sucedido, una unidad de la Policía se desplazó hasta dicha tienda antes de que la joven abandonara el establecimiento y comprobaron que se trataba de ella.
Ese mismo día la madre de la chica se entregó y fue detenida y trasladada al Centro de Detención del Condado de Buncombe. Se le impuso una fianza de 250.000 dólares y tras la cual quedó en libertad a la espera de la celebración del juicio.
Por su parte, el padre de la menor, que ya ha vuelto a encontrarse con su hija, ha criticado que su madre esté en libertad. Aun así ha querido dar las gracias al Departamento de Policía de South Elgin, al Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados de Estados Unidos y a todos los organismos que ayudaron en su caso.
También se ha dirigido a las personas que, a través de las redes sociales, han ayudado a mantener viva su historia. En su perfil de Facebook ha explicado que está encantado de que Kayla haya vuelto a casa, pero que necesitan privacidad para "el nuevo comienzo" al que ambos se enfrentan.
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