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En la tarde del domingo 8 de enero unos comensales que se encontraban comiendo en el restaurante Club 200 de la localidad malagueña de Marbella divisaron un cuerpo en el mar que parecía estar ahogándose.
Tras una primera intención de ir a socorrerlo, la Policía, que fue quien los atendió en la llamada que hicieron a emergencias, les aconsejó que no entraran al agua debido al temporal tan adverso. No hizo falta porque la fuerza del mar llevó el cuerpo hasta la orilla, a una zona rocosa, desde donde se pudo ver que se trataba del cuerpo de una mujer, de unos 30 años, sin cabeza ni manos y con un profundo corte a la altura del abdomen.
Policía y Guardia Civil acordonaron la zona para proceder al levantamiento del cadáver que sería posteriormente trasladado al Instituto de Medicina Legal de Málaga para realizarle la autopsia. Este proceso será especialmente complejo debido a que al faltarle las manos y la cabeza no se le podrían analizar las huellas dactilares ni reconocer las piezas dentales.
Con todas las hipótesis abiertas y la Guardia Civil encargándose de la investigación, por ser el cuerpo que tiene las competencias marítimas, lo que estaba claro era que quien hubiera cometido el crimen quería dificultar su identificación.
Por el momento todas las hipótesis están abiertas. La primera que se barajó fue el ajuste de cuentas, más si cabe por la trayectoria de la Costa del Sol, en la que hay presencia de narcotraficantes.
Luego se pensó que la mujer podía ser una mula, una persona que transporta drogas, por el corte que tenía en el abdomen y que se habría producido para extraerle la droga. Otras hipótesis que se contemplaron fueron la del tráfico de órganos o la de crimen organizado. De momento no se descarta ninguna hipótesis. Se piensa que el cuerpo lleva poco tiempo en el agua.
Unas horas después del hallazgo del cuerpo, unos vídeos comenzaron a circular por las redes sociales con la escena que se había producido en la playa. La Policía recibía esa misma noche una llamada de una persona que creía haber reconocido el cuerpo. Se trataría de su hermana, que era trabajadora doméstica y de la que no sabían nada después de que saliera de un domicilio en el que trabajó esa misma mañana. Había sido víctima de violencia de género de un hombre con el que había mantenido una relación sentimental breve pero que tenía una orden de alejamiento que, además, no estaba cumpliendo.
Por eso la Policía, tras recibir la información, procedió a localizar a esta persona e investigarla, que no detenerla, en principio solo por haber violado la orden de alejamiento. También se procedió a un registro de su vivienda, que él mismo autorizó, pero no encontraron nada que lo relacionara con el cadáver hallado en la playa.
Por el momento está previsto que la autopsia finalice el 10 de enero y que gracias a ella se pueda conocer de quién se trata, cómo murió y cuánto tiempo llevaba muerta.
Paralelamente, la Guardia Civil continúa trabajando en la identificación de la víctima, aunque ahora con la colaboración de la Policía Nacional y la hipótesis que empieza a coger fuerza es la de una nueva víctima de violencia de género.
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