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Broncano
Madrid/Casi dos millones de hogares españoles sufrieron pobreza energética oculta severa en 2021, mientras que un 14,3% de los ciudadanos reconoce no haber podido mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno -el doble que en 2019-, coincidiendo con un mayor esfuerzo por controlar su factura.
Se trata de datos "preocupantes", según el último estudio de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas, que concluye que, de no haberse aplicado las medidas del Gobierno contra el alza de los precios de la energía, la pobreza energética oculta severa habría alcanzado a 200.000 hogares más.
Entre las métricas destacadas, el informe, presentado este martes, pone el foco en el indicador de temperatura inadecuada, basado en la Encuesta de Condiciones de Vida que el Instituto Nacional de Estadística (INE) realiza a 15.000 hogares, por tener la evolución "más preocupante", tras pasar del 10,9% en 2020 al 14,3% en 2021
O lo que es lo mismo, más de un 14% de los ciudadanos encuestados -que representan a 6,7 millones de personas- admitió no disponer de unas condiciones adecuadas de confort térmico en invierno.
Si se extrapolan, estos niveles suponen 1,6 millones de personas más respecto a 2020 -un 31% más- y el doble comparado con 2019, último ejercicio prepandemia, cuando el indicador se situó en el 7,6%.
Los autores creen que "probablemente" una de las causas está relacionada con la borrasca Filomena, ya que el frío extremo que se instaló en la Península Ibérica en enero de 2021 "grabó en el subconsciente cuan frágiles son nuestras viviendas a eventos de esta naturaleza".
Por otro lado, suponen que esta tasa muestra lo que los indicadores oficiales basados en ingreso-gasto, por sus limitaciones, no alcanzan a reflejar. Esto es, que las familias continuaron y ampliaron su dinámica de restringir la calefacción "por miedo a la factura" en un 2021 que fue, "por un lado, el año del comienzo del fin del Covid y, por otro, el año del inicio de la crisis de precios de la energía".
El informe ha manejado otros índices como el de gasto energético insuficiente, que identifica a un hogar como pobre energético cuando dedica menos de la mitad que la mediana nacional a sufragar estos costes, y el de pobreza energética oculta severa.
Los expertos observan una discrepancia muy notable entre ambos, y es que mientras el primero ha bajado del 11,2% de 2020 al 10,1%, el segundo se ha disparado desde el 4,8% al 10,3%, alineándose con los resultados del indicador de temperatura inadecuada.
Cuando un hogar declara que no puede mantener su vivienda en unas condiciones de confort mínimas en invierno, se encuentra en pobreza energética oculta, han explicado los autores del documento, Efraim Centeno, José Carlos Romero y Roberto Barrella.
Esto último ha tenido un impacto muy significativo en los hogares, sobre todo a partir del otoño, ya que "todo parece indicar que muchas familias restringieron su gasto por miedo a unas facturas que se volvieron inabordables de la noche a la mañana", han recalcado.
No obstante, el estudio reconoce mejorías en varios indicadores, como el de gasto desproporcionado, que identifica al conjunto de hogares que dedican un porcentaje muy elevado de su renta a cubrir las necesidades energéticas de la vivienda.
De acuerdo con el informe, éste disminuyó del 16,1% de 2020 al 15,2%, con lo que volvió a niveles de 2019.
Es decir, algo más del 15% de los hogares españoles -casi tres millones- gastaron más del doble de la media nacional en energía en 2021, situándose en pobreza energética según esta dimensión.
La cátedra atribuye esta evolución al hecho de que los precios de la energía comenzaran su escalada a partir de mitad de año y alcanzaran su pico en diciembre, lo que ha propiciado que su impacto en la encuesta sea más moderado.
Además, aunque el gasto en energía creció en 2021, también lo hicieron los ingresos de los hogares, muchos de los cuales se habían visto afectados en 2020 por los ceses de actividad y los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) derivados de la crisis sanitaria.
Por su parte, el indicador de retraso en pagos se mantuvo prácticamente constante después del notable empeoramiento experimentado un año antes, y pasó del 9,6 al 9,5%, que representa a unos 4,5 millones de personas.
Así pues, casi el 10% de los ciudadanos de España declaró tener retraso en el pago de facturas energéticas durante 2021, ejercicio en el que no ha empeorado la morosidad.
Con todo, los expertos alertan del dato, y es que "sigue siendo muy preocupante", especialmente cuando la situación actual "no invita a pensar que la crisis energética vaya a tener una salida pronta y significativa" en términos de un abaratamiento de precios.
También ha estimado el impacto de las medidas adoptadas por el Gobierno para hacer frente al entorno de precios elevados de la energía, como las reducciones fiscales y de cargos y peajes en la factura eléctrica.
De no haberse implementado, la incidencia de la pobreza energética escondida habría alcanzado a aproximadamente 200.000 hogares más, sentencia el estudio, que califica a 2021 como un año "de algunas luces y de una gran sombra".
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