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Cada día, millones de expertos nutricionistas elaboran nuevos métodos y dietas para que usuarios de todo el mundo optimicen su alimentación con motivos de lo más diverso, como perder peso, obtener más energía en cada comida para poder hacer más deporte o paliar los efectos de ciertas patologías.
Ahora bien, algunas de estas dietas provocan ciertos efectos en nuestro organismo que no siempre despiertan la misma reacción. Este es el caso de la 'dieta cetogénica', basada en el estado metabólico conocido como cetosis. Aquí tienes todos los detalles respecto a dicho estado, y recuerda informarte en detalle sobre tu organismo antes de iniciar cualquier dieta o método similar:
La cetosis se produce cuando el cuerpo humano comienza a utilizar cetonas y grasa como fuente de energía prioritaria, en lugar de utilizar glucosa o azúcares. Dicha glucosa se encuentra en el hígado, y comienza a liberarse de acuerdo con la necesidad energética de nuestro cuerpo en cada momento.
Una vez se reduce la ingesta de carbohidratos durante uno o dos días, se vacían las reservas de glucosa ubicadas en nuestro hígado. En este mismo órgano pueden sintetizarse ciertos niveles de glucosa a raíz de los aminoácidos presentes en las proteínas que se consumen durante la glouconeogénesis, pero no se alcanza un nivel suficiente como para satisfacer a nuestro cerebro y sus requisitos energéticos constantes.
No obstante, mediante la cetosis se genera una fuente energética alternativa conocida como cetonas. Las cetonas surgen en nuestro hígado a raíz de la grasa ingerida y la grasa ya presente en nuestro cuerpo. También podrán generarse en este mismo órgano en dietas más altas en carbohidratos, aunque en cantidades más reducidas y mientras dormimos. El nivel más alto de cetonas se genera cuando los niveles de glucosa e insulina son inferiores por una ingesta reducida de carbohidratos.
Este estado metabólico tiene diversas ventajas, y entre estas se destacan:
Siguiendo estos consejos, podrás comenzar a entrar en cetosis sin problemas ni peligros, siempre y cuando te hayas asegurado de que tu organismo está preparado para este proceso.
Controla tu ingesta de carbohidratos netos hasta que este quede por debajo de los 20 gramos.
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