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La violencia de género y el abuso emocional en relaciones de pareja en general son dos de las problemáticas que más afectan a la sociedad actual, y esto se debe en gran parte al ejercicio de concienciación general realizado por el colectivo feminista y los expertos en psicología en años recientes, puesto que sin dicho ejercicio no se podrían visibilizar estos casos y la desigualdad de género afectaría incluso más gravemente el día a día de las mujeres.
Es por ello que cada día se trata de avanzar en la lucha contra este tipo de casos, realizando estudios y alcanzando conclusiones tangibles que ayuden a definir los parámetros en los cuales se producen dichos abusos para poder ayudar a las víctimas a evolucionar e instar a sus entornos a detectar estas dinámicas para prevenirlas y atajarlas, evitando secuelas psicológicas y físicas graves.
Aunque aún quede mucho por labrar para reducir verdaderamente la asiduidad con la que se producen estas situaciones, sí que es cierto que son muchos los profesionales que se dedican incansablemente al estudio de las mismas para poder avanzar hacia una sociedad en la que las relaciones emocionales tengan como pilares el respeto mutuo, el cariño y la confianza.
Estos son algunos de los términos acuñados por estos expertos para referirse a algunas situaciones de maltrato y abuso que van más allá de las agresiones físicas, pero pueden provocar secuelas igual o incluso más graves en las víctimas:
Este término se refiere a un periodo de tiempo normalmente previo a situaciones de maltrato emocional en el que el agresor muestra de manera efusiva y descontrolada sentimientos de amor y cariño hacia su víctima. El lovebombing suele presentarse en forma de promesas, planes futuros y muestras de compromiso y preocupación. No obstante, a esta práctica a veces le siguen dinámicas posesivas o disfuncionales, que tratarán de solventarse con una vuelta a la misma para tratar de 'compensar' el conflicto emocional.
Esta otra dinámica llega a hacer que la víctima de maltrato cuestione el origen de sus reacciones de rechazo al mismo, cuestionándose incluso su realidad. Para ello, el agresor se sirve de la manipulación emocional para hacer pensar a la víctima en cuestión que está imaginándose aquello que le hace daño, llegando a discutir o negar hechos claramente demostrables o escenificar situaciones evidentemente imaginarias que justifiquen o nieguen sus actos.
Lo que se conoce como ley del hielo se refiere a una serie de dinámicas y comportamientos enteramente basados en ignorar deliberadamente a la víctima para tratar de hacerla sentir vulnerable o incluso inexistente. Este ejercicio de violencia emocional pasiva induce en la víctima sensaciones de anulación, desorientación y ansiedad, y tiene como único fin el control de la pareja, haciéndola sentir que su existencia depende enteramente de actuar acorde con las exigencias del agresor.
El ejercicio de control coercitivo sobre una pareja es otro síntoma de maltrato emocional. Para ello, las herramientas de los agresores son varias, aunque destacan las amenazas, los insultos y la humillación o intimidación disimulada hacia la víctima. Con este control se pretende manejar a gusto del agresor hábitos, compañías, vestimenta o incluso horarios de la víctima.
Estas son algunas de las dinámicas presentes en relaciones de maltrato emocional, aunque existen otras muchas como el ghosting, las amenazas y violencia verbal explícitas o la conocida como violencia reactiva. Si estás en una relación en la que notes estas dinámicas o conoces a alguien en esa situación, recuerda que la prioridad en estos casos es visibilizar, apoyar y escuchar a la víctima de manera segura. El silencio no sólo arrebata vidas, también puede arruinarlas. No te quedes de brazos cruzados.
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