Málaga: morder la mano
Es paradójico que la industria que sostiene económicamente a la provincia sea la que más contribuye a la expulsión de los vecinos y la erosión de su identidad, pero se trata, justamente, de hacer política
Es paradójico que la industria que sostiene económicamente a la provincia sea la que más contribuye a la expulsión de los vecinos y la erosión de su identidad, pero se trata, justamente, de hacer política
Tiene todo el sentido: si ya compartimos vivienda, ¿por qué no compartir coche, mesa en el restaurante o cita en el centro de salud? La vida sería más fácil y habría más oportunidades para todos
Quizá lo más significativo de la Málaga del siglo XXI es el modo, natural y simple, en que el malagueño ha aprendido que no todos los espacios son para él, que no es bienvenido en todas partes
El nuevo espacio cuenta con 372 metros cuadrados en planta baja
Muy a pesar de los beneficios a corto plazo, de la especulación y las burbujas, queda la certeza de que esta ciudad tendrá que seguir siendo habitable, y a lo mejor ya hay en nuestros institutos quien está preparándose para ello
Si se trata de proponer un escenario para una buena comedia en torno al caos y la revelación de que el mundo no es lo que creíamos, pocas ciudades pueden hacerle sombra a la Málaga de nuestros días
¿Sufre el malagueño medio, ese que ni pincha ni corta, una campaña de descrédito en su contra, una mala imagen construida de manera consciente con tal de que el reemplazo turístico resulte menos traumático?
Se trataba de convencer tanto al turista como al residente de que lo mejor que le podía pasar a esta ciudad era su reciclaje como complejo vacacional con todo incluido, y la operación ha sido un éxito
La fiesta mayor evoluciona, claro, en paralelo a la ciudad misma, con sus dependencias y posibilidades, pero correspondería preguntarse para qué y, sobre todo, para quién se hace la Feria a estas alturas
Lo peor no es la carencia radical de entornos capaces de mitigar los rigores del clima, sino la alegre despreocupación con la que hemos aceptado sobrevivir en estas condiciones
Para cuando Málaga tenga más población que Sevilla ya no quedarán malagueños, pero, mientras tanto, los focos de resistencia tienen su razón de ser en lo cotidiano, lo discreto, lo que menos importa
Uno tiende a creer que las decisiones municipales se asumen siempre para el provecho de los ciudadanos, pero, quién sabe, a lo mejor hay otros criterios desconocidos que podrían explicar lo inexplicable
La definición metropolitana obedece, hasta cierto punto, a una evolución natural de la ciudad: el problema empieza, de nuevo, cuando, a la hora de gobernar, el territorio especulativo sustituye al real
Quién sabe, a lo mejor la solución para devolver la ciudad a los ciudadanos pasa por crear más espacios públicos, más zonas verdes y esos recursos urbanos a los que el turismo, presumiblemente, no presta tanta atención
Cada verano, la compañía Pata Teatro demuestra que es posible abrir espacios virtuosos de la mano del patrimonio histórico para el encuentro cívico de manera que todos salgamos ganando
Afortunadamente, quedan entornos de resistencia contra la especulación
Quizá la solución al problema pase por considerar los espacios que habitamos no solo como meros productos sujetos a las leyes de mercado, sino como depósitos de la identidad que construimos, también, como ciudad
Costó que admitieran que había un problema, pero lo admitieron; ahora, el reto consiste en que admitan que ese problema afecta a toda la ciudadanía, en su conjunto: costará, pero también lo admitirán
"He gastado 1.000 euros en Airbnb hasta que he encontrado un piso en Málaga"
Por mucho que se insista en el discurso de la turismofobia, los problemas relacionados con el acceso a la vivienda y con la erosión de derechos no van a ser menos reales ni menos graves
Después de que la concejala dijese que no había ni una, este periódico ha hecho un recorrido por la principal vía de la ciudad para comprobar su limpieza y la situación de los contenedores
Desde el preciso momento en que, de manera interesada, se confunden turismo y convivencia social, se abre la puerta a una conclusión definitiva: todo el mundo es forastero aquí hasta que no se demuestre lo contrario