El parqué
Jaime Sicilia
Incertidumbre
Tecnología
Los smartphones son una herramienta indispensable en nuestra vida diaria, y tampoco nos olvidamos de ellos en vacaciones. Son Usamos los mapas para navegar por nuevas ciudades, buscamos recomendaciones gastronómicas y de ocio, y sacamos cientos de fotos que serán la prueba de lo mucho que hemos disfrutado del tiempo de descanso.
No hay casi un momento en el que no tengamos el móvil en la mano, bolsillo, toalla de playa o sobre la mesa de un chiringuito o restaurante. Y. en cualquiera de estas situaciones, el dispositivo corre el riesgo de sufrir un accidente.
En este artículo te ofrecemos consejos para resolver problemas comunes que pueden afectar a tu dispositivo móvil. Sigue estas pautas de la tecnológica española SPC y mantén tu smartphone en óptimas condiciones:
La mayoría de los equipos están diseñados para soportar caídas accidentales desde aproximadamente un metro de altura: desde la mano a una superficie rígida y plana, por ejemplo, sin que sufran daños.
Pero no siempre nos enfrentamos a esas condiciones. Un teléfono que se escurre del pantalón o el mal pulso al hacer un selfie pueden acabar con nuestro dispositivo precipitándose por escaleras o balcones.
Aunque un impacto muy fuerte puede estropear los componentes internos, no es lo habitual. Normalmente estos son bastante resistentes y la parte externa se diseña con cierta flexibilidad para poder disipar los choques.
Por otro lado, si la superficie contra la que se golpea el teléfono no es lisa, por ejemplo, una roca en la playa, el componente que se rompe más habitualmente no es la pantalla del móvil en sí misma, sino el cristal que la protege. Para evitar o reducir el impacto sobre la superficie del teléfono, podemos colocarle al dispositivo tapas protectores, fundas o protectores de cristal templado para pantallas.
Con la caída podrían dañarse las lentes de las cámaras o los altavoces; pero, por lo general, no importa lo aparatosa que haya sido la caída o qué componente se ha roto, todo suele ser reparable. Lo más grave que puede ocurrir es que se estropee el almacenamiento del móvil porque, aunque se pueda sustituir, lo que tengamos guardado en él se habrá perdido para siempre.
Para prevenir esa eliminación permanente debemos realizar copias de seguridad de manera regular, que nos garantizarán que nuestras fotos y documentos estén a salvo en la nube o en un ordenador. Después, sería suficiente con sincronizar esa copia con el dispositivo reparado.
Los malwares, por definición, actúan sobre el software del móvil, pero eso no significa que no puedan afectar al hardware, por ejemplo, por saturación de recursos hasta sobrecalentar los componentes.
De todas maneras, es muy poco probable que el hardware se estropee. Los móviles actuales soportan ese calor excesivo y además tienen mecanismos de protección contra ello, como el apagado automático.
De todas formas, es improbable que el teléfono quede inservible por un ataque de este tipo. Existen algunos ciberataques por malware que sobrescriben la memoria, pero todo es reparable, sustituyendo la placa electrónica o la batería.
La mejor manera de enfrentarnos a ellos es utilizar un antivirus o restaurar el sistema operativo a la versión de fábrica.
Un móvil es un recipiente cerrado, diseñado con cierto grado de hermeticidad, en el que solamente puede entrar la arena a través de los orificios que dan al exterior, como los conectores de batería y auriculares, así como los altavoces y el micrófono.
Aunque la arena lo tiene complicado para colarse en nuestro dispositivo, el polvo lo tiene mucho más fácil. Es conveniente limpiar esos restos del exterior, sobre todo para evitar rayaduras en la pantalla y la carcasa.
Algo que sí que es habitual que penetre en el interior de los smartphones son las pelusas, sobre todo al llevarlo en los bolsillos del pantalón o en el interior de bolsos, lo que puede afectar al audio y a la cámara, aunque sin llegar a estropearlos por completo.
Si el teléfono dispone de tapa y batería extraíble conviene desmontarlos de vez en cuando y pasar un paño seco por el interior (microfibra, bastoncillos…). También es recomendable eliminar suavemente el polvo y las pelusas de la parte externa de conectores, altavoz y cámara.
Lo que no se debe hacer es utilizar aire para la limpieza, pues se pueden estropear otros componentes si no se hace con cuidado. Este método de limpieza, mejor dejarlo a los profesionales.
En cuanto a los peligros del agua, el problema es cuando el teléfono se sumerge en el líquido. Si está encendido, una inmersión de unos segundos puede provocar un cortocircuito en la placa electrónica o la batería que lo inutilice. Incluso, aunque logremos que arranque, a la larga fallará. Además, los componentes de audio, como auriculares y micrófonos, son muy sensibles a la humedad.
Y todo eso es mucho peor en el mar. El agua salada tiene un efecto corrosivo muy rápido, casi inmediato, sobre los componentes eléctricos del móvil. Es importantísimo recuperarlo cuando antes y secarlo completamente antes de volver a conectar la batería y encenderlo. Para secarlo, olvida mitos como el del arroz: lo mejor es poner el smartphone en un ambiente seco.
Las baterías que utilizan actualmente los móviles se resienten si están mucho tiempo con muy baja carga (pero también si mantienen una alta carga). Si se deja la batería descargada durante un tiempo prolongado, pueden sufrir daños irreversibles.
De hecho, algunos fabricantes, ya tienen incorporados sistemas de seguridad que impiden que se intente recargar una batería que está totalmente agotada.
Los fabricantes recomiendan que las baterías de litio se mantengan siempre entre el 30 y el 80% de su capacidad. De hecho, recomiendan que las carguemos cuando llegan al 20% y que lo desconectemos antes de llegar al 100%.
De todas formas, no pasa nada si alcanzan el máximo de batería y no están con esa carga mucho tiempo. Si eres de los que carga el teléfono mientras duerme, no pasa nada porque alcancen el 100% si durante el día le damos uso.
También te puede interesar
Lo último
Gabriela Pocoví | Doctora en Medicina y Salud Pública y nutricionista
“Hemos desvirtuado la dieta mediterránea”El parqué
Jaime Sicilia
Incertidumbre
Envío
Rafael Sánchez Saus
¿Réquiem por Muface?
No hay comentarios