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Expertos en Comunicación tienen dudas sobre si abandonar la red social X (antes Twitter) por la proliferación de contenidos desinformativos, como han hecho medios como The Guardian o La Vanguardia, es una decisión acertada, ya que dejaría el campo libre a los bulos, aunque también dicen que estar ahora en la red propiedad de Elon Musk "es irrelevante".
Un planteamiento que traslada Ramón Salaverría, catedrático de Periodismo en la Universidad de Navarra, que, en entrevista con EFE, cuestiona que sea una decisión "inteligente" dejar esta plataforma que nació como Twitter en 2006, ya que quedaría "totalmente contaminada" por los discursos desinformativos.
Explica Salaverría que, al contrario de lo que sucedía antes de que pasara a ser controlada por Musk en 2022, X tiene una serie de algoritmos que derivan a unos contenidos desinformativos y de "publicidad engañosa", multiplicando los bulos "y el discurso de odio", pero hay otras redes que también están afectadas por esta situación.
No obstante, opina que la red del multimillonario, que estará al frente del recién creado Departamento de Eficiencia del Gobierno en el Ejecutivo de Donald Trump, se ha convertido en una fuente anecdótica en el tráfico de información y considera que el coste corporativo para este medio "es un sacrificio muy pequeño": "Es como el que se pone a dieta y dice me voy a quitar una fresa".
Señala además que el argumento de La Vanguardia, que ha seguido los pasos del periódico británico The Guardian, es "un poco endeble" porque si uno no quiere estar en esta red social por ser un entorno de desinformación "lo que tendrías que hacer es contribuir a ofrecer una información de calidad".
Sin embargo, el director de La Vanguardia, Jordi Juan, asegura que sí van a perder tráfico y suscriptores con esta medida, pero han preferido "arriesgarse" dejando en suspenso sus cuentas y de publicar tuits de forma directa por considerar que se ha convertido en una caja de resonancia de las teorías de la conspiración y la desinformación.
Además, afirma que nadie te obliga a estar en X porque "hay infinidad de alternativas", pero tampoco ve un problema seguir en esta red social. "No pasa nada", dice al señalar, por otro lado, que sí han abierto "una reflexión" sobre esta cuestión.
Sobre si cundirá el ejemplo en otros medios e incluso en políticos o instituciones insiste en que se trata de un paso muy personal y que tampoco quieren emprender "una cruzada" contra X.
Y entiende, en este contexto, que dirigentes como el ministro de Transportes, Óscar Puente, haya optado por continuar al argumentar este jueves en el Congreso que, cuando uno cede el espacio, "lo ocupan otros y si los que lo ocupan son los que se dedican a intoxicar y a difamar, es desastroso".
Otra experta en redes sociales y desinformación, la periodista Carmela Ríos, coincide con Salaverría en que estas plataformas "no son una buena forma de obtener tráfico, es muy pequeño" para los medios de comunicación pero también defiende que "sería muy empobrecedor" cerrar la puerta a esta vía.
"Desgraciadamente está marcando la comunicación política del mundo", subraya Ríos, y abandonar la red significaría dejar de tener los datos que permitirían entender "esta gran historia contemporánea que es la mutación de los ecosistemas de información" y el mecanismo por el que los ciudadanos se están informando.
La periodista apunta más a la regulación de las redes y ve increíble que la UE haya permitido que en X "se exalten ideologías que por ley están prohibidas, como son el nazismo o los fascismos" y que siga impune una compañía "que se salta a la torera día sí y día también todas las reglas de los servicios audiovisuales".
Pero también apunta a que puede entender que La Vanguardia haya tomado una medida así porque X se haya convertido "en un barrio no muy recomendable", y opina que se trata más de una resolución "de respeto a la esencia del periodismo que hacen".
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