La inteligencia artificial toma las empresas (y eso no es malo)

Pese a que genera incertidumbre, la IA en el mundo empresarial puede ofrecer beneficios tangibles también a los empleados.

Bluesky no usa los datos de usuarios para entrenar IA ni tiene intención de hacerlo

Inteligencia artificial
Inteligencia artificial
M. H.

18 de noviembre 2024 - 15:38

Aunque genera incertidumbre por la potencial destrucción de puestos de trabajo, la realidad es que la inteligencia artificial en el mundo empresarial puede ofrecer beneficios tangibles también a los empleados, que tienen ante sí una herramienta inimaginable para hacer mejor su trabajo.

Las cifras son llamativas: un estudio de Randstad calculó en unos 400.000 los puestos de trabajo que destruirá la inteligencia artificial (IA) en la próxima década. La cifra es el saldo entre los puestos destruidos de verdad (unos dos millones de empleos) y los que creará (1,6 millones). Y es un saldo negativo, como lo es la visión de muchos empleados, que temen que su profesión esté en casilla de salida.

La realidad es que, cifras aparte, la IA ha llegado para quedarse, así que la postura más razonable es la de dominarla para no formar parte de esa tétrica lista.

Pero ni todos los empleados podrán usar IA ni todos lograrán sobreponerse. Y es ahí donde radica la importancia de una divulgación apropiada para demostrar que la inteligencia artificial, aunque quizás más potente y líquida, no es muy diferente de otros cambios tecnológicos que han sacudido los cimientos de la sociedad, como sucedió con la informática, la robótica o Internet.

Una vieja nueva tecnología

Si algo tiene la IA es que, en realidad, se trata de una tecnología con un largo recorrido a sus espaldas.

De hecho, no hay nada tan ‘antiguo’ como la capacidad de una máquina para elegir entre dos o más opciones, e incluso de tomar pequeñas decisiones por sí misma. Es la inteligencia artificial generativa lo que llama la atención por su similitud con el comportamiento y la autonomía propios de los humanos.

Pero esta capacidad de generar contenidos y realidades se asienta en el indispensable pilar de los datos. Y, salvo que hablemos de un estadio en el que toda la información del mundo haya sido ya creada o retocada por una IA, a día de hoy son los humanos los que generan esos datos.

“En 2004, en la carrera, desarrollé un sistema de IA para que, en función de tus últimas diez facturas, te dijera cuál era la tarifa que más te convendría”, recordaba recientemente, en un evento de Exceltic celebrado en Madrid Ángel Niño, concejal y titular del Área Delegada de Innovación y Emprendimiento del consistorio madrileño.

“Con la IA habrá profesiones que se vayan reinventando, pero habrá unas nuevas profesiones que vengan con esta tecnología. Se van a reconvertir los empleos, y para esto habrá que estar muy formado y atentos a las tendencias tecnológicas”, explicaba.

La formación es clave

Para entender el potencial de la IA y, sobre todo, aprovecharlo, es imprescindible la formación. Y no se trata únicamente de entender la forma de usar un chatbot, sino que hay que profundizar en las bases de la IA para comprender su funcionamiento, forma de ‘pensar’ y capacidades.

Muchas empresas, universidades y escuelas de negocios ya se están moviendo en esta línea, ofreciendo formaciones que permiten aprovechar desde ya el potencial de esta tecnología. Y gobiernos de todo el mundo, a todos los niveles, se preparan para un tsunami que también cambiará la forma de gobernar.

En Madrid, sin ir más lejos, ya existe un centro de IA específicamente pensado para divulgar esta tecnología a la ciudadanía. “La tecnología no espera a nadie. En un mundo que avanza a la velocidad de la luz, mantenerse en la vanguardia exige una mentalidad abierta y una capacidad constante de aprendizaje”, explica Eduardo Requejo, director de Exceltic, quien invita a “no solo adaptarse, sino anticiparse”.

La pregunta es: ¿por dónde empezar? No hay respuestas correctas, pero si millones de personas aprenden cada día algo nuevo gracias al poder de internet, resulta plausible pensar que la Red se va a convertir, una vez más, en el epicentro de esa formación no reglada que empodera a las personas.

Basta una búsqueda en Google o YouTube para encontrar millares de contenidos donde se puede empezar a profundizar en esta tecnología, con trucos, estrategias y herramientas que ya están disponibles para hacer la vida de las personas más fácil.

Y dado que la gran promesa de la inteligencia artificial está en la automatización y eficiencia que ofrecerá al entorno empresarial, no solo cualquier empresa que se precie, sino cualquier empleado ya debería estar haciendo sus pinitos con esta tecnología. En sus ratos libres. Durante su jornada laboral. Porque no se trata de dejar que una máquina haga nuestro trabajo, sino de aprovechar las capacidades de esa máquina para formar un tándem que nos haga mejores.

“La IA tiene más potenciales beneficios que riesgos si sabemos aprovecharla correctamente, así que la formación es clave para reducir esos riesgos y multiplicar sus beneficios”, subraya Requejo.

Quizás la nueva obligación que tengamos como seres humanos sea conocer mejor a quien hemos creado, pero de quien, por ahora, desconocemos casi todo. No solo la cara más amarga, que sin duda existe, sino incluso la más amable: esa que nos permitirá potenciar nuestras propias capacidades gracias a que dota de un nuevo cerebro, basado en el humano, a cualquier máquina, aplicación, programa informático, dispositivo y realidad que se precie.

No sabemos si habrá venido a sustituirnos, pero sí está claro que ha venido a cambiar las reglas del juego. Y, si queremos seguir formando parte de la partida, la única postura razonable es asumir esas nuevas normas y convertirnos en el jugador más valioso. El ganador.

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