¿La muerte de Twitter?

Redes sociales

La marcha de cientos de trabajadores, sobre todo ingenieros, tras el ultimátum de Elon Musk hace peligrar la supervivencia de la compañía y el funcionamiento de la plataforma

Un activista ha proyectado insultos contra el magnate sobre la fachada de la empresa

Insultos contra Elon Musk sobre la fachada de las oficinas de Twitter.
Insultos contra Elon Musk sobre la fachada de las oficinas de Twitter.
Susana C. Gómez

18 de noviembre 2022 - 16:54

#GoodByeTwitter, #RIPTwitter, #TwitterOFF, #AdiosTwitter, #CierraTwitter... Cualquier usuario de Twitter que haya echado en las últimas horas un vistazo a las tendencias de la red social habrá encontrado que estos términos, u otros similares, copan los primeros puestos. Entre ellos se cuela el responsable de todo este ruido, el nuevo propietario de la plataforma, Elon Musk, que está a punto de acabar con ella.

Y eso que no ha pasado ni un mes desde que entró con un lavabo a cuestas en la sede de la compañía para mostrar que había materializado su compra tras meses de tira y afloja y litigios con los hasta entonces propietarios. El lavabo, y su desagüe, eran también un símbolo de que a partir de ese momento se iban a ir por ahí, por el desagüe, todos los males que, a su juicio, lastraban la red social.

Insultos contra Elon Musk sobre la fachada de Twitter

En estas semanas al mando Musk ha despedido a la mitad de la plantilla, ha tratado (y dado marcha atrás, y después otro paso adelante) de cobrar por la casilla de verificación (y se le ha llenado Twitter de usurpadores de identidad de famosos, políticos y marcas) y, esta misma semana, ha mandado por correo electrónico un ultimátum a los empleados que le quedaban: o se comprometían a aguantar jornadas interminables a ritmo infernal (hay vídeos y fotos de trabajadores de Twitter durmiendo en las oficinas porque no les daba tiempo a volver a casa), o abandonaban la empresa.

Muchos han escogido lo segundo, dejando a la compañía en una situación de personal preocupante (por ahora se desconoce el alcance de la sangría) que puede hacer peligrar no solo la subsistencia a medio plazo de la empresa sino también su funcionamiento más básico porque, según avanzan algunos medios de comunicación estadounidenses, Twitter se está quedando sin ingenieros.

De hecho, tras la primera oleada de despidos, la propia compañía tuvo que suplicar a algunos que regresasen, bien porque les habían dejado marchar por error, bien porque eran imprescindibles para hacer realidad los planes de Musk (quien, por cierto, ha tomado prestados a decenas de ingenieros de otra de sus empresas, SpaceX, para suplir las ausencias).

Insultos en la fachada de la compañía

Y ni que decir tiene que con todo este revuelo queda tocada, quizás de forma irreversible, la ya controvertida figura del magnate, un genio tecnológico (fundador de Paypal, Tesla, SpaceX...) cuyas excentricidades ocupan casi tantos titulares como sus logros.

Excentricidades y algo más es lo que ha destacado un activista en rótulos luminosos sobre la fachada de las oficinas de Twitter en San Francisco tras el éxodo masivo de empleados. Allí han aparecido proyectados una retahíla de insultos contra el surafricano, con lindezas como "parásito supremo, niñato mediocre, racista, megalómaníaco, bebé bancarrota, especulador del Apartheid, lameculos de dictadores, oligarga ilegal o grano petulante", entre otros.

Todo ello combinado con una flecha que, apuntando al logo del pajarito azul sobre la fachada, indicaba que Musk ha lanzado Twitter hacia la bancarrota.

¿El fin de Twitter?

Conociendo al personaje, es complicado predecir qué hará ahora. Puede que cierre no solo las oficinas (como ha hecho tras la desbandada de trabajadores) sino toda la compañía hasta que decida qué hacer con ella, o que persista en su alocada huida hacia delante y, caiga quien caiga y cueste lo que cueste, mantenga Twitter funcionando y vaya introduciendo todos esos cambios que ha ido deslizando en las últimas semanas (una vez haya reemplazado a los ingenieros en fuga, claro).

Por lo pronto ya hay organismos como la Comisión Europea o el Gobierno de España que no descartan dejar de utilizar la red social como plataforma de comunicación si persiste la incertidumbre y son además numerosos los grandes anunciantes que han suspendido o cancelado sus inversiones en publicidad a la espera de ver qué panorama queda cuando se asiente el polvo de todo este caos.

Como ha ocurrido en tantos otros casos, Twitter continuará abierto mientras siga teniendo usuarios activos que publiquen contenido y, entre ellos, las grandes personalidades de cualquier ámbito con millones de seguidores detrás. Si la mudanza tanto de los usuarios normales como de los top hacia alternativas como Mastodon se mantiene y consolida (y se quedan allí y no replican en una red lo que publican en la otra), la pregunta no será si cierra o no Twitter, sino cuántos días le quedan.

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