Lo que va a hacer Netflix y lo que tal vez debería de hacer
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La oferta 'low cost' con anuncios viene a alterar la tarta publicitaria mientras baja la calidad de las producciones de la plataforma estadounidense
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A lo largo de estas semanas la compañía Netflix ha generado reacciones de todo tipo ante su oferta low cost de sus servicios, que incluye publicidad. Le ha sacado tanto partido que la plataforma estadounidense ha visto subir acciones, abonados e ingresos sin haber puesto en práctica aún ese anuncio precio. Si recuerdan cómo empezó esto, Netflix era alternativa a la piratería por sus bajos precios y fue elevándolos y capó cuentas compartidas mientras crecía su éxito.
Netflix es el mascarón de proa del sector audiovisual global y se convierte en rompehielos del rumbo del consumo de cine y series. Siempre al límite de precios tirados. Realmente su posición es algo temeraria.
Por fortuna en el caso español pese a la influencia y aparataje ruidoso de las plataformas de pago, que juegan con los precios, aún tenemos una televisión en abierto fuerte, con presencia, criterio y audiencia (la mayor competencia es el móvil, el vagueo en otro tipo de consumos, y no tanto los servicios en streaming).
Y ante este panorama más que nunca necesitamos cadenas públicas fuertes, sin interferencias y con voluntad profesional. ¿Enderezará la dirección RTVE? ¿Será capaz Canal Sur de rejuvenecer su público y convertirse en referente de la información de proximidad?
La TDT es hábito y confianza, lo que viene bien para los anunciantes, frente a lo que ofrecen de forma tan dispersa, y a veces tan agobiante, las plataformas de pago. Netflix no sólo puede mirar por un coste más asequible, al alto y complicado precio de entrar en el mercado publicitario local entrando a las bravas a por su porción de tarta.
Sería incluso más razonable no entrar en el mercado publicitario y velar por sus suscriptores cuidando su producción propia, cada vez más abundante pero también más decepcionante, salvo excepciones. Colocar anuncios, evitar cuentas compartidas y limitar parte del catálogo es lo que se va a ofrecer a los clientes que se van a sumar con la oferta más baja.
Un paso demasiado grande, aunque no lo parezca, sin saber qué reacción en cadena puede ocasionar.
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