Tarde sin historia por culpa de los toros en la Feria de Gijón
Una tarde de lo más anodina por culpa del deslucido comportamiento de los toros de Zalduendo, imposibles para hacer el toreo, propició que el tercer festejo de la Feria de Begoña de Gijón transcurriera sin ningún trofeo.
Uceda Leal gustó en las verónicas de recibo a su primero, toro que no acabó de romper, y con el que el madrileño anduvo sobrio y elegante en una faena basada en la mano izquierda, pero sin llegar a calar lo suficiente. Con el cuarto, otro toro con pocas opciones, con el que sólo pudo mostrar voluntad en una faena de pases sueltos.
Manzanares tampoco tuvo tela que cortar en su primer turno con un toro sin fuerzas con el que apenas pudo pasar de los detalles. En el quinto, en cambio, anduvo mejor frente a un toro complicado, con el que estuvo centrado y capaz para resolver la situación con creces.
Talavante, que sustituía a Morante, poco o nada pudo hacer con su primero, un toro que se rajó. En el sexto, faena valiente, planteada desde el arrimón, pues el animal, imposible para hacer el toreo, no se prestó a más.
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