Aday Mara como síntoma

El prometedor gigante maño se irá a la NCAA aunque tiene minutos en el Casademont Zaragoza

Ejemplifica una problemática para las grandes promesas que también afecta al Unicaja

La extraña experiencia de Aday Mara en Málaga

Aday Mara, en el Mundial sub 17 en el Carpena.
Aday Mara, en el Mundial sub 17 en el Carpena. / FEB

La pandemia había limitado su impacto previo, su primer torneo de selecciones y primer gran escaparate fue el Mundial sub 17 de Málaga. Entre Alhaurín y el Carpena se pudo comprender la dimensión de jugador que es Aday Mara, un gigante de 2.20 con movilidad y capacidad de pase anormales para su estatura. El joven maño cumplió hace un par de días 18 años y contribuyó de manera decisiva a la victoria ante el Gran Canaria con el Casademont con 15 de valoración en 16 minutos. Ha tenido flashes esta temporada de jugador de época. Su entrenador, Porfi Fisac, le ha metido en la nevera puntualmente, como cuando vino visitó el Carpena y lo dejó en casa. Lo ha repetido un par de veces más aunque su contribución es inequívoca.

Relevo informaba este lunes de que el futuro de Aday Mara está en Estados Unidos de manera inmediata. Tener minutos garantizados en la ACB antes de ser mayor de edad no ha valido para convencerle a él y su familia de que está en el lugar idóneo. El medio informaba de que se irá a la NCAA, nada menos que a la histórica y prestigiosa UCLA (la que más títulos ganó), en California. Un salto intermedio donde compatibilizar estudios y baloncesto antes de aterrizar en la NBA. Recuerda en cierta forma al que dio Domantas Sabonis en 2014 tras una temporada en la que Joan Plaza le dio 500 minutos de competición élite con 55 partidos entre ACB y Euroliga. Eligió al cumplir la mayoría de edad irse dos años a Gonzaga en la NCAA y desde ahí cumple su séptima temporada en la mejor liga del mundo, convertido en uno de los jugadores más determinantes de la competición. No le salió mal.

Lo que sucede con Mara es aplicable para cualquier promesa de máxima proyección en la ACB, es una situación complicada de manejar. El Unicaja está poniendo, por ejemplo, todo el cariño posible con Mario Saint-Supéry, un año menor que Mara. Entrena a tiempo completo y ahora está teniendo más minutos con las lesiones de compañero. La idea es que tenga un rol parecido en la órbita de Ibon Navarro el año próximo además de intentar sacar un equipo en LEB Plata donde pueda competir regularmente en un nivel superior a la EBA y continuar progresando. La vía americana sigue ahí de fondo para Saint-Supéry, como la toma Álvaro Folgueiras, compañero de generación de Mara, en su salto a la NCAA.

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