Alberto Díaz: "Levantar un título con el Unicaja para mí es lo más grande”
El base malagueño reflexiona en ‘Málaga Hoy’ sobre un 2022 en el que vivió un tobogán de sensaciones con ese pico con el oro en el Eurobásket de manera inesperada
Alberto de España
En una nueva dimensión
El héroe anónimo
Alberto Díaz Ortiz (Málaga, 1994) vivió un 2022 que fue un tobogán de emociones. Sufrió, como en las temporadas anteriores, si cabe algo más, con la temporada del Unicaja, que se llegó a poner negra, aunque se despejaron los fantasmas. Fue descartado en la selección y recuperado una semana antes del Eurobásket por la lesión de Sergio Llull y aquello acabó convirtiéndose en un cuento de hadas, con un protagonismo grande y un impacto alto en el inesperado oro de Berlín. “El jugador del campeonato”, le definió Scariolo. Ese aire positivo lo trajo al Unicaja para completar un primer tercio de temporada ilusionante, como no se recordaba. El base malagueño, capitán desde la marcha de Carlos Suárez, hace balance sentado en la pista central del Carpena con Málaga Hoy y sueña con conseguir algo grande.
–Lo primero, descansó ante el Dinamo Sassari. ¿Cómo está esa pierna?
–Mejor, para Murcia estoy prácticamente seguro. Estos días de descanso me han venido muy bien y ya con ganas de reintegrarme en el grupo y volver a competir.
–2022 ha tenido de todo.
–Sí, empezó mal, por la situación deportiva, porque no acabábamos de arrancar, la temporada no fue bien y nos quedó un mal sabor de boca. Pero ha ido a mejor. El Eurobásket fue un subidón, salió todo redondo, y después al llegar aquí empezamos con una buena dinámica, un gran grupo, unos buenos partidos ganados para enganchar a la gente... Va terminando bastante bien.
–¿Hay un antes y un después en su carrera después del Eurobásket?
–No lo sé. A nivel emocional, sí. Ha sido algo importante para mí. Como deportista es un logro brutal que siempre recordaré, pero en mi día a día no me ha cambiado mi forma de pasear, de estar con mi gente...
–Le ha pillado ya maduro, con 20 años es igual más fácil que a uno se le vaya cabeza.
–Sí, me ha pillado ya con una edad en la que le he dado la vuelta al jamón deportivamente (risas). Tengo aquí a mi familia, mis padres, mis amigos... Son los que te hacen estar un poco con los pies en la tierra. Este mundo lo conozco, sé que es una ola que pasará.
–Pero ha tenido un reconocimiento que imagino que gusta. Le ovacionan en otras pistas, le piden fotos... Ha habido un impacto.
–Sí, sí. Es un poco más agobiante, estaba acostumbrado a mi normalidad en Málaga y es verdad que con la selección ha sido todo mucho más mediático, un boom a nivel nacional. Hay que adaptarse a más compromisos, actos y demás historias, pero que todo sea eso, es por algo bueno que se ha hecho y bienvenido sea.
–Su juego no ha cambiado, es haber lucido en un escaparate mayor.
–Sigo siendo el mismo desde que comencé mi carrera profesional, ahora se le da más reconocimiento, es más visible y hacerlo en una gran cita como el Eurobásket da una repercusión. Sigo siendo el mismo. Intento mejorar cada día y ya está.
–¿Qué cambia en un escenario como el Eurobásket?
–El nivel de juego, físico, es muy superior. Estás rodeado de jugadores que están en la NBA, que tienen mucha experiencia y mucho recorrido en grandes competiciones. Te sientes tan arropado que no sientes la presión, son ellos los que sostienen el tema medios o social. Al final estás protegido por ellos.
–Decía Darío Brizuela después de la medalla, cuando llegó a Málaga, que había comprendido mejor lo importante que es un grupo unido para ganar y que era una de las enseñanzas para aplicarla a los club es. ¿Es una de las clave para ir tan bien?
–Cuando escuchas desde fuera lo de la La Familia suena a tópico o marketing, pero es una realidad, el bloque humano que se hace es increíble. Todo el mundo se adapta para estar bien, para ayudar al otro y muchas veces lo dije, pasarte un mes de tus vacaciones fuera de tu casa, de tu familia y los amigos, es duro. Pero ahí no se te hace duro, hay selecciones que se concentran dos meses y cuando llega la competición se quieren matar unos con otros. Nosotros no, si el campeonato seguía una semana más o un mes seguíamos igual de bien, disfrutábamos, era como un campamento de verano para nosotros. Quizá esa es la esencia como equipo, de dar un paso más allá de tus límites en lo físico o lo táctico.
–¿Pesa esa camiseta?
–No, no pesa, pero te da respeto porque tienes que dejarla a un nivel altísimo. Pero creo que los veteranos te enseñan que es para disfrutar, que hay que darlo todo y que no hay reproches si haces eso. También era mi primer gran campeonato y tienes a grandes estrellas al lado que quizá responderían responder a esa pregunta, pero para mí en ningún momento ha pesado, es un orgullo.
–¿Cómo es la relación con Sergio Scariolo?
–Buena, relación entrenador-jugador. Tenemos una relación cordial, nuestra conexión está en la pista.
–¿Qué tiene de especial como entrenador para ganar tanto?
–Tácticamente es muy bueno, es brutal. La cantidad de recursos que tiene, la manera de conseguir que cada uno cumpla su rol perfectamente para ayudar al equipo, que se adapte... Yo que lo vivo desde dentro y conozco ya esa filosofía jamás me gustaría cruzarme con él porque en un partido podemos hacer seis o siete tipos distintos de defensa. En una banda, en un fondo, si la coge uno, si la coge otro... Es un infierno, si me pongo en la piel del base contrario, que además está presionado y debe leer esas situaciones defensivas, no sabría qué marcar. A un partido, en un campeonato, es muy complicado manejar eso.
–¿Le sorprendió algún rival?
–Schroeder es un nivel superior, Markkanen es un nivel superior, como Willy, Juancho, Rudy, Lorenzo... Es un nivel superior de calidad y es lo que te impacta de estos torneos, gente con tanto talento y facilidad para generar que dices ‘este es el primer nivel, este es el nivel NBA’. Es gente muy, muy buena.
–Pero no se sintió inferior.
–No, no. El equipo haces que te adaptes, que estés cómodo, que no te sientas inferior juegues o no juegues. Teníamos una selección que uno jugaba un partido, otro no lo hacía pero al siguiente era importante... Todo el mundo era igual y es nuestra esencia. Desde fuera creo que se veía que éramos una piña y es lo bueno de este equipo. Pasa el campeonato y todos nos sentimos partícipes e importantes.
–Una gran experiencia, pero aquí en Málaga no ha sido tan bonito. Fueron años feos, no sólo la temporada pasada. Es de aquí y lo siente. ¿Cómo se lleva?
–Duele, duele mucho. Yo soy de aquí, he vivido la historia positiva, he visto de niño ganar títulos y estar en este momento en el que las cosas no salen, la gente pierde esa ilusión por el equipo... Es muy duro, te sientes responsable porque quieres estar arriba con los mejores. Es complicado, uno intenta trabajar más, aprender de los errores y hemos pasado, creo, ese bache. Queremos demostrar que queremos competir con los mejores y estar arriba. Este año hemos conseguirlo recuperar el carácter que deben tener los equipos del Unicaja y ahora estamos mucho mejor. Pero no te puedo negar que el día a día fue duro y se pasa mal.
–¿Se duda de uno mismo?
–No te da tiempo para dudar. Tienes que apretar cuando las cosas van mal, seguir hacia delante y confiar en seguir trabajando para que las cosas salgan bien. En el momento en que dudas agachas la cabeza y ya seguro que no sales, tienes que dar el 100%. Cuando van mal las cosas tienes que coger la cuerda y tirar más fuerte aún.
–¿Qué cree que ha cambiado? ¿Plantilla más equilibrada? ¿Mejor química?
–Creo que la química siempre hemos conseguido que sea buena. Al final las piezas encajan, somos mucho más físicos, hay más carácter, hay gente dura, que compite cada día como si no hubiese mañana para ganarse los minutos. Al final, las características de los jugadores conectan entre sí y hemos conseguido ese puzle poder encajarlo.
–Más allá de pensar en que se va a ir a la Copa, que si la BCL, la sensación que transmite el equipo es que disfruta compitiendo en cada partido.
–Sí, somos muchos, la gente quiere competir. Dentro de la rivalidad sana que tenemos todo el mundo quiere dar el máximo para ganarse más minutos. Es una de las claves este año. La gente va a los partidos queriéndolo dar todo y sabiendo que tiene que demostrar para estar en el campo. No bajamos el pie cuando vamos 15 o 20 arriba. Este equipo compite y eso es algo muy positivo.
–¿Hay mucho nivel en los entrenamientos?
–Hay mucho nivel físico, mucho nivel táctico y técnico. Eso te hace mejorar. Hay algo que la gente se puede extrañar un poco y es que hay piques en los entrenamientos. La gente se cree que nos llevamos mal, pero no. Que uno se pique con el otro es bueno, demuestra el nivel de intensidad que hay. El grupo está unido y tiene carácter.
–¿Se pica mucho con Perry?
–No nos picamos mucho por nuestro carácter, pero sí es verdad que es un jugador con una calidad tremenda que me ayuda a mejorar.
–Es casi tan pesado como usted metiendo manos.
–Sí, te pone a prueba cada día. Cuando estás más bajo de energía te deja atrás y creo que nos ha ayudado mucho en ese sentido, a mí también. Tenemos una química muy buena. Es uno de los artífices de hacer cosas, de integrar a los americanos, que es una cultura diferente, es nexo de unión entre extranjeros y nacionales, hay muy buena sintonía, muy buen ambiente. Siempre de bromas, juntos, es idílico en el vestuario y fuera.
–Se ha reencontrado años después con Augusto Lima. ¿Cómo le ha visto?
–Muy bien, es un tipo fundamental en el vestuario. Siempre con alegría, con risas y humor. Tienes un mal día y te levanta. Yo lo quiero muchísimo, llevo muchos años con él, le conozco desde hace 15 años y volver a estar con él es un gustazo. En la pista es un poco de mi perfil, sabes que lo tienes ahí protegiendo el aro, que si no te va bien te echa un cable, te cubre las fugas que puedes tener y jugar con él atrás es un seguro de vida.
–¿Es tan bueno Carter como parece?
–Muy bueno, muy bueno. Tiene una explosividad brutal, mucha facilidad para meter. También es muy joven, tiene una proyección tremenda y esperemos tenerlo aquí todo el tiempo posible.
–Hizo 10 años también de su debut, en 2012. ¿Cómo ha notado ese cambio en el juego?
–El juego es cada vez más atlético, el campo más abierto y los jugadores son más móviles. Antes había pívots muy vieja escuela y ahora todo el mundo es atlético, salto y puede tirar de fuera, tiene el rango exterior. El baloncesto evoluciona a que el juego sea más rápido y atlético.
–¿Y su evolución esta década?
–Creo que cada vez soy más sólido, voy mejorando el tiro e intentando ser más efectivo en las finalizaciones bajo aro con gente grande. He ido madurando en los momentos malos en los que hablábamos, en tener seguridad e intentar transmitir tranquilidad al equipo. Esa ha sido un poco mi evolución.
–El tiro no deja de entrenarse nunca.
–Todo, todo. Este año es verdad que no estoy teniendo buenos porcentajes de tres y eso es algo en lo que siempre hay que seguir.
–El otro día vimos en el Palau que le pitan una técnica que encendió a todos. ¿Se siente respetado por los árbitros o aún no llega?
–No hay que darle más vueltas, es una situación aislada. Me da claramente, me arrolla. Después lo hablé con Rokas y me preguntaba si era falta. Y le dije que no sabía si era falta, pero lo que había pasado seguro es que no me había tirado porque me había dado. Son cosas del juego, hay errores, todos los cometemos. Yo me siento respetado, simplemente hay acciones en las que los árbitros toman decisiones. Por esa jugada no puedo valorar el respeto arbitral porque creo que me respetan árbitros y rivales.
–Con Jokubaitis ya había tenido algún choque en el Eurobásket.
–Ya de jugar y encontrarte tantas veces creas relación. Si eres base, te encuentras mucho y sumas anécdotas. Es buen tío, tengo buena relación con él.
-¿Con Domas Sabonis habló después?
–Hablé antes, después nos dimos un abrazo tras el partido e intercambiamos unas palabras, pero tenemos una relación genial, muy buena. Somos amigos pero el deporte es así. No nos guardamos ningún rencor. Ahora tenemos que votarle todos para que vaya al All Star. Para mí no habría ni que votarle, debería ir directo por lo que está haciendo, pero seguramente irá, es un fenómeno dentro y fuera de la pista.
–¿Qué sensación tiene con el club ahora? Parece que se pasa ese bache, pero al final son los resultados los que marcan. Parece que hay una ilusión nueva.
–Hay que ser realistas, los resultados marcan todo. El barco va si se gana. Ahora mismo vamos bien. Antonio [López Nieto, presidente] y Juanma [Rodríguez, director deportivo] están haciendo todo lo posible para que todo el mundo esté contento, para mejorar, para ver dónde se puede explorar y dar más calidad, no sólo en la pista sino en otros aspectos, para el entretenimiento, para el club y el aficionado, para mejorar cada día.
–¿Cambia mucho ser capitán?
–Cambia, cambia. Tienes que ser la voz, unir a todo el mundo, cuando hay algo tienes que organizar todo. Dar alguna voz, a veces toca enfadarse cuando algo no va bien. Antes con Carlos era muy fácil, estar detrás suya era sencillo porque es una persona increíble y todo el mundo le respeta. Ocupar ese espacio es complicado y estoy intentando dejar el nivel que marcó.
–¿Se nota el aliente del público? Hay más aficionados que en los últimos años.
–Se nota mucho. Ver un Carpena lleno es alucinante, como rival y como jugador del Unicaja. Ver que la gente se ilusiona, que está a muerte con el equipo, que lo vive con nosotros... Los jugadores que vienen nuevos no comprenden a lo mejor eso, pero le hemos hecho entender que la afición de Málaga es una de las mejores, que siempre está con nosotros. Enganchar a la gente y verla ilusionada es muy importante para el equipo. Se está consiguiendo, hay que darle las gracias porque están respondiendo maravillosamente bien. Para nosotros es el sexto jugador.
–Vimos que se hizo una charla con Carlos y Berni con los nuevos para explicarles esa idea que decía. ¿Tenerlos cerca es bueno para el equipo?
–Por supuesto, para mí el primero. Pedirles ayuda, consejo, como ex jugadores de la importancia que han tenido. Detalles del club, de la ciudad, que ellos conocen perfectamente. Es algo fundamental tenerlos cerca como salvavidas en un momento en el que a lo mejor estás que no sabes como reaccionar. Tenerlos ahí a ellos de consejeros que te ayuden es algo que es un lujo.
–Hablábamos antes de la progresión en ataque. Es menos visible lo de la defensa. ¿Cómo se trabaja ahí?
–Como todo, con trabajo, con ganas, con intensidad.
–Pero no es sólo el clásico “echarle huevos”. Hay más cosas, técnica, apoyos, posicionamiento...
–Sí, pero es como todo. ¿Cómo es la mejor manera de tirar? Pues depende del cuerpo de cada uno. La espalda más recta, el brazo que tengas, las piernas... Biomecánicamente depende de cada uno, hay muchos trucos para hacer de pillo, pero al final no queda otra que trabajarlo, trabajarlo y trabajarlo. Un día no te vale, dos días no te vale, tienes que ser constante. Retarte cada día al que tienes delante no te meta una canasta... Es muy sacrificado porque todo el mundo piensa en meter canasta. Para meter todo el mundo tiene ganas. Para defender, cuando te picas con alguien sí. Pero ¿y el resto del tiempo? Entonces es un sacrificio muy grande que lo debes hacer de manera constante y durante mucho tiempo. Al final, defender bien tiene también su cambio físico. Es cuestión de meses, años.
–Una evolución que le vi es que antes estaba más por el suelo. Ahora difícilmente se cae.
–Claro, al final hay que trabajar el cuerpo en verano, prepararte para los choques. Antes me costaba más pasar bloqueos y ahora tengo yo la iniciativa de pasarlos. Es como todo, una mejora constante. A veces dices en verano que tienes que mejorar físicamente para los contactos, para aguantar mejor el impacto en el aire, para aguantar a un grande si te toca en un cambio... Todo eso se trabaja, aunque no sea tan visible.
–Al hilo de eso, sí se le reconoció en el Eurobásket esa faceta, se hizo más visible quizá esa labor defensiva.
–Sí, es cierto que en las grandes citas, en un campeonato de esa magnitud, todo es más visible. Es verdad que se ha dado el reconocimiento, en este caso a mí porque me tocó. Lo agradezco, siempre he hecho lo mismo, intentar dar lo máximo, todo, por el equipo, pero si con esta bola se hace entender a niños y padres, entrenadores ya lo saben, que defender es una parte bonita e importante del juego, pues bienvenido sea.
–¿Ve en los rivales que hay momentos en los que dudan si aprieta?
–Sí, ahora hay mucho scouting. Cuando estás quizás te atacan menos, igual que cuando hay algún rival que no es tan bueno atrás vamos a atacarle. Se nota, pero no en especial. Es nuestro día a día, sabemos a quién hay que atacar y a quién no. Es verdad que la gente te va con más respeto y en ciertos momentos lo notas que tienes más seguridad ahí porque el objetivo es otro y no eres tú.
–¿Qué queda de ese chaval que empezó a jugar al baloncesto a los seis años?
–La misma ilusión, desde que empecé tenía ese entusiasmo. Para mí este era mi sueño, quería estar aquí como fuese. Levantar un título con el Unicaja para mí es lo más grande. He podido levantar la Eurocup, pero ahora como capitán levantarlo tú es otra ilusión, otro reto que te vas marcando. Sigo teniendo la misma ilusión, las mismas ganas. Pero ahora como capitán tengo más responsabilidad y eso te hace estar más alerta porque no puedes bajar la guardia. La ilusión y las ganas se mantienen.
–¿Ese título puede llegar este año?
–Ojalá, a mí me encantaría, pero queda mucho, todos sabemos lo complicado que es, los grandes rivales que tenemos delante. Nosotros queremos y vamos a ir a por ello. El equipo es ambicioso, sabe que es muy complicado, pero se está preparando duro para competir en las grandes citas.
–¿La BCL le gusta?
–Sí, es la segunda competición europea. Se empezaron con dudas, pero si miramos ahora el plantel de equipos que hay para mí tiene más nivel ahora mismo que la Eurocup a día de hoy. Se están viniendo grandes equipos y la Eurocup está un poco tambaleándose. Yo creo que hay que grandes presupuestos que apuestan con la Champions.
–Siempre se señala la identificación de la gente de la cantera como básica. Se fueron Francis o Rubén, pero entrenan jóvenes con el primer equipo. ¿Viene gente interesante?
–Vienen chavales que están muy bien, preparados. Pero hay que darles paciencia y tiempo a todos. A todos nos gusta que salga un niño joven y que la rompa, pero hay que ir con calma, dejarlos trabajar y respirar, que no estén todos los focos en el mismo lugar. Es muy fácil poner a las jóvenes promesas y que vendan, pero hay que ir paso a paso. Hay mucha materia prima muy buena en Los Guindos y lo demuestran cada día cuando vienen por aquí. Pero no hay que acelerarles.
–En el caso de Mario Saint-Supéry, MVP de un Europeo sub 16, ¿le intenta ayudar?
–Todos lo intentamos, le ayudamos para que tenga los pies en la tierra. Los padres están pendientes, nosotros intentamos que todo esté tranquilo, pero creo que hoy en día es más complicado todo por las redes sociales, todo se magnifica. En mi época de joven no había nada, yo no tenía ni teléfono. Ahora todo es más complicado tenerlo bajo cuerda, pero Mario es muy listo, muy inteligente, intentamos que viva en una normalidad absoluta.
–Por último, un deseo para 2023.
–Salud para todos, lo tengo clarísimo. Para mí, para el equipo, para las oficinas... Todo puede ser secundario si no hay salud. Estar sano es lo más importante.
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