Alberto Díaz y la “sangre en rodilla”

El Unicaja hizo pública la extensión del contrato del base malagueño hasta el 2024

Su repercusión en el equipo, el juego y el club le convierten en referente

Alberto Díaz se lanza a la disputa de un balón perdido con Bryce Taylor durante el Unicaja-Bayern de 2017. / Javier Albiñana
Adriano Espinal

08 de agosto 2020 - 07:20

“Yo quiero jugadores de sangre en rodilla, no de números”. Hace 21 veranos que Bozidar Maljkovic se sentaba en el banquillo del Unicaja. Implacable, el balcánico tomó las riendas de un equipo que quería seguir creciendo tanto como le fuese posible y le dio una vuelta de tuerca a la filosofía de un equipo capaz de ilusionar a base de jugadores locales y buenas apuestas extranjeras. Subía la apuesta el equipo de Los Guindos, cerraba una etapa con el milenio y se agarraba a un viejo capitán de barco, orgulloso mentor de las mejores piezas de baloncesto yugoslavo de los 90. Su nivel de exigencia era especialmente señalado con dos piezas del equipo. Dos elementos bisoños pero con credenciales para formar parte de un equipo pujante en la ACB. Berni Rodríguez y Carlos Cabezas entraron en la plantilla del Unicaja en aquel verano de la 1999-00 y se dedicaron a defender y no errar en ninguna de las directrices que le daba Maljkovic. Error, banquillo. Máxima infalible para ellos.

El entrenador sabía a quienes exigían. Pasaron las temporadas y los dos se transformaron en el santo y seña del equipo. El rendimiento de ambos, su estilo, la capacidad de una gran defensa tras otra, la mejora en el tiro, la inteligencia en el juego. Esa clase alta de jugadores que marcan la diferencia a base de trabajo y encaje perfecto en sus roles. Pasaron los años y los entrenadores, llegaron los títulos para los malagueños, el campeonato del mundo, los récords personales. Pasaron, dejando más o menos huella, apuestas firmes de la cantera verde conseguidas con el talonario o el ojeo. Pocos se quedaron.

La repercusión de los dos juniors de oro, su rendimiento fue tan grande con el tiempo que aunque gran parte de la ACB , la LEB o las ligas de otros países disfrutan de los productos de la cantera malacitana, el primer equipo no era capaz de encontrar elementos acorde con sus necesidades, el gusto del público, la paciencia de los entrenadores, el estilo que gusta a la grada. Parecía que uno de los conjuntos con mejores registros en categorías inferiores era incapaz de mantener a sus filiales varias temporadas en el primer equipo. Y llegó Alberto.

A Luis Casimiro lo fichó el Unicaja por primera vez en el 2012 para evitar un naufragio o hundirse sin remedio. El Valladolid había destituido al manchego el último día de enero y el Unicaja echó mano de él el 21 de marzo. Lo hizo bien, salvó los muebles y no renovó. En Los Guindos apostaron por Jasmin Repesa que resultó traer más ruido que nueces al Carpena. Pero el baloncesto quiso que Casimiro, al mes de estar en Málaga, le diera la alternativa a un canterano que acababa de cumplir los 18 años tres días antes. Fue en una de las canchas con más historias del baloncesto nacional: contra el Joventut de Badalona. No fueron los mejores 15 minutos del canterano, pero ya estaba el bussines.

Desde entonces ha crecido al compás de un tipo de música que encanta en el Carpena: defensa e inteligencia en el juego. Mejor cada temporada y clave en los partidos importantes. Fue el MVP de la final de la Eurocup que ganó el Unicaja en el 2017. A sus 26 años sigue puliendo aspectos del juego y acaba de firmar cuatro temporadas más con el equipo de la capital de la Costa del Sol. Ha pasado por todas las categorías inferiores del club, fue cedido al Bilbao media campaña (13-14) y al Fuenlabrada una entera (14-15) y desde la temporada siguiente ha sido miembro de la plantilla de pleno derecho. Ahora, acaba de firmar hasta 2024, demostrando que a veces todo puede cuadrar para que un buen jugador de cantera consiga lucir en tu equipo y ser importante. Es internacional en categorías inferiores y en la absoluta.

Con el acuerdo presentado ayer y el guiño por los jugadores nacionales y de cantera de los últimos años, el Unicaja confirma su reinvención y zanja lo que era un secreto a voces: la renovación de su jugador más señero y que mejor encaja en la filosofía del equipo y del club. Mientras explora su techo como jugador tendrá ocasión de comprobar si los despachos aciertan en sus decisiones para que un equipo que se ha alejado de los grandes presupuestos de la competición en los últimos años pueda saciar el hambre del núcleo principal de jugadores que ha confeccionado ahora. Una cosa está clara, como los canteranos que brillaron antes que él y los que hicieron vibrar Ciudad Jardín antes que Maljkovic repartiera sus mantras de entrenador estrella, es un tipo “de sangre en rodilla” Cualquier partido suyo en la ACB sirve para demostrarlo. El Unicaja ha renovado a su estrella. El tipo en el que se mira la cantera y se identifica la grada.

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