El proceso de Álvaro Folgueiras
El joven malagueño (18 años, 98 kilos y 2.09 metros) relata cómo es su adaptación a la NCAA, en la que juega en Robert Morris
Va cogiendo protagonismo tras un comienzo difícil
Su perfil personal
Álvaro Folgueiras Campos (Málaga, 2005) da sus primeros pasos en la NCAA. El ala-pívot paleño era visto como un proyecto claro de ACB en el Unicaja, pero eligió la vía americana para continuar su formación. Subcampeón del mundo sub 17 y de Europa sub 18 en los dos últimos veranos con España con peso en la rotación, tras un año en la DME Academy de Florida para transitar del instituto a la Universidad, cumple sus primeros meses en la NCAA jugando para Robert Morris, que compite en la Horizon League y que está ubicada en Pittsburgh (Pennsylvania).
El cambio de vida nunca es sencillo para un adolescente, pero Folgueiras intenta disfrutar y exprimir su experiencia en Estados Unidos. Empezó jugando muy poco, aunque va creciendo su influencia en la pista. Los resultados no son óptimos. 5-11 es el balance de su equipo (1-4 en los partidos de su conferencia, después de la contundente victoria la pasada madrugada ante IUPUI por 92-48). Tras una sesión de entrenamiento atiende a Málaga Hoy para explicar cómo marcha su experiencia. Apela al “proceso”, término muy empleado en Estados Unidos y que pusiera de moda Joel Embiid años atrás, para entender cuál es el camino que hay que transitar.
“La pretemporada fue bastante larga. Me vine en agosto, poco después del Europeo, y empezamos a principios de octubre, empezamos con algo más de rodaje. A nivel de ponerse a competir, empecé sin mucha importancia en el equipo, jugando unos 10 minutos de rotación”, relata Folgueiras sobre su aterrizaje en la universidad: “Es verdad que no empecé muy contento con mis minutos, pero aquí se habla mucho del proceso. Yo pensaba ‘tanto proceso, qué me estás contando... Que sirvo para esto, que quiero jugar’. Pero poco a poco te vas dando cuenta, escuchas más y entiendes. Y al final todo lo que te dicen se va cumpliendo. Estoy cumpliendo las expectativas que se tenían puestas”. Va aumentando sus cifras, ahora juega 13 minutos por partido, con 5.1 puntos y 3.3 rebotes. Ha tenido algún doble doble y la pasada madrugada firmó 12 puntos (2/3 en triples y 3/3 en tiros de dos), cinco asistencias y tres rebotes en la victoria de su equipo.
“Aquí la verdad la palabra center es casi tabú, hasta el tío que no tira un triple en toda la temporada y se tiene que ir saliendo para que no le piten tres segundos es un forward”, explica el paleño acerca de cómo es empleado por el coach, Andrew Toole: “Me consideran forward, juego más de cuatro si le ponemos un número. La mayoría somos aleros altos. Nuestros sistemas son para jugar con cinco abiertos, me utilizan para jugar de cara, con el pop, con el extra pass y con las inversiones de balón más que con el roll. Hay mucho dinamismo”. Toole, que es primer entrenador desde 2010, tiene como ayudante principal a Mike Iuzzolino, escolta que fue figura en el Pallacanestro y que jugó en ACB en Cantabria Lobos y Valladolid.
“El nivel físico y de competitividad es alto. Es la principal razón por la que mi adaptación se ha hecho esperar un poco más de la cuenta para la ambición que yo tenía desde un principio. Nuestra conferencia, la Horizon, es una liga súper competitiva y súper física. Cualquier equipo te exige el máximo para sumar victoria. Seguimos trabajando y yo creo que empezaremos a ver resultados mejores. Nos está costando encontrar los detalles en los que podemos ir mejorando como equipo, pero creo que cada vez estamos más cerca de ser competitivos. La idea está clara, estamos todos en una. Los resultados acompañarán en un futuro”, expresa Folgueiras sobre cómo ve la progresión de su equipo: “Tenemos como interior sólo un pívot, yo soy el más alto del equipo y en la rotación interior estamos tres jugadores y puede entrar un cuarto. Los que ponemos más bloqueos somos dos aleros altos y yo. Al final, ellos miden igual son dos perfiles muy parecidos, cuando entro en rotación puedo dar esa ventaja de ser un jugador diferente por dentro. A nivel exterior tenemos un poco de todo, un tirado excelente, Corbin, y dos bases de perfil, un italiano que hizo un gran papel en el Europeo sub 20, Boglio, y otro americano que ha llegado a ir a concentraciones de selección del Team USA. El nivel general es bastante bueno, pero estamos intentando corregir muchos detalles”.
¿Cómo es la adaptación a otro baloncesto distinto al Europeo? “Es un paso más para ser profesional y en mi desarrollo personal como jugador. El baloncesto es muy diferente, se juega otro juego y puede ser una excusa para adaptarte, pero al final el baloncesto en tiempos modernos se trata de ser lo más productivo posible en el contexto que haga falta. Esto también te prepara para un futuro profesional. Te pedirán cosas, pero en este proceso para ser lo más completo posible. En baloncesto universitario me sorprende el nivel defensivo y la rigurosidad que nos piden. Si ves un partido NBA no te crees que los jugadores hayan crecido aquí. Cada entrenamiento empieza con media hora de drills defensivos sin tocar una bola. La importancia que le dan a la defensa es muy alta. Y en ataque hay 1x1, porque existe mucho talento individual ofensivo, pero organizado y súper controlado por números. Tienes que estar preocupado del +/-, a nivel estadístico...”, reseña al malagueño con precisión: “Paso por el peaje de la inexperiencia, soy el más joven del equipo. Si te exigen es que tienen muchísima expectativa, confianza en mí para el futuro. Me piden meter de fuera, poder defender del uno al cinco, finalizar duro debajo del aro, ir siempre al rebote de ataque, que de ahí vienen muchos puntos que meto... Se agradece bastante, porque si no me exigieran tanto sería que no tendrían expectativas en mí. También tener buen lenguaje corporal, estar metido aunque no juegues. Fuera del campo estoy mejorando en madurez, en lo que a ser profesional se refiere, en esa adaptación. Estoy viendo la luz del túnel más cerca y sintiéndome un jugador totalmente válido”.
Es habitual el cambio corporal en los jugadores que se marchan a Estados Unidos. Es recordado el caso de Rubén Guerrero, que se marchó por debajo de los 90 kilos como un jugador más exterior y acabó como un center y con 20 kilos más. “He subido peso, ahora estoy en 98 kilos. Mi abuela me dice siempre que estoy muy fuerte”, bromea Folgueiras, cerca de los 2.10 metros de altura, que entiende que tiene que mejorar su cuerpo pero que tampoco puede sobrecargarlo: “No me lo noto tanto, mi genética no me permite muscular tan rápido. He pasado desde el verano de 93 kilos a 98, me noto mejor, pero lo más importante es estar rápido, porque los partidos son frenéticos. Hay ocho tiempos muertos, cada cuatro minutos se para el juego, pero tienes que ir al 200%. No te guardas nada. La dosificación no existe”.
“Tenemos clases más genéricas este primer años. Tienes que dar unas preferencias, de todas formas, y yo escogí business y psicología, estoy debatiendo por dónde seguir el próximo año”, aclara el internacional español sobre cómo es la vida académica y cómo la compatibiliza con el deporte: “Es un salto de calidad de vida respecto a Málaga. Pittsburgh no es Málaga, como en Málaga no se vive en ningún sitio y no lo cambio, pero se aprovecha mejor el tiempo. Las tardes son libres, entrenar tres horas cada día. Tener el pabellón, con unas instalaciones increíbles, el tiempo que quieras es fenomenal. Se dividen las clases en periodos de ocho semanas, a veces presenciales y otras no. Me levanto y lo primero que hago es entrenar y hago físico, cuatro días a la semana. En temporada es más difícil, viajas y juegas cada dos o tres días. Tienes que mantener esa concentración en la competición y en el vivir día a día, pero a mí me está gustando la experiencia. Es una buena elección, estoy donde más se me quiso, fue la diferencia. Me exigen todo. Mi dicen que mi cuerpo va a ir mejorando poco a poco, que por eso no me preocupe, que cuerpos como el mío han pasado muchos. A eso me encomiendo, en ofrecer todo y lo que tenga que venir, vendrá. Cuando sea mi momento, llegará”.
“Es una falacia, tengo que confirmarlo”, responde divertido Folgueiras acerca de los mitos sobre las fiestas universitarias: “Tampoco en temporada apetece mucho, los fines de semana no están para salir de fiesta, se juega casi siempre y con tanta fatiga física no tienes ganas...”.
Folgueiras es uno más de la gran generación española de 2005, que fue subcampeona del mundo sub 17 en Málaga, de los que ha elegido seguir su carrera en Estados Unidos para compatibilizar estudios y baloncesto. Como él, Izan Almansa, ahora en el ambicioso proyecto Ignite; Aday Mara, en UCLA; y Conrad Martínez, en Arizona. “Hablamos constantemente, me llevo súper bien, somos un grupo súper unido. Izan se va despegando un poco porque ya estuvo en el Mundial sub 19, tarde o temprano dejaremos de ir jugando juntos en inferiores y ojalá nos veamos más tarde en la absoluta. Hemos compartido muchas experiencias súper bonitas y mucho tiempo en verano. No nos escribimos todos los días, pero sí estamos en contacto. Hablamos y tenemos conversaciones que te ayudan. Conrad y Aday se fueron a universidades grandes con el objetivo de mejorar sin que te preocupe demasiado los minutos de primeras . Izan está en un contexto distinto, Ignite, que es un pasada, y va despuntando”, reseña Folgueiras sobre sus compañeros de generación: “Tarde o temprano, con el trabajo y el talento que la mayoría, llegaremos. Puedes mirar en las proyecciones del draft que de los cinco o seis primeros picks hay tres franceses, pero las carreras no acaban ahí, lo de ver eso no me aporta. El número uno es Sarr, ya se vio lo que se pasó en el Mundial. También Risacher, que vi que decíais que era también malagueño, pero ya se vio quién ganó después...”.
Desde la distancia, Folgueiras sigue al Unicaja. “Para verlo aquí tengo mis dificultades, pero obviamente lo sigo como un cajista más desde la distancia, disfrutando como un niño chico. En mayo, cuando vuelva, el Carpena será una visita obligada. Le hemos ganado en la primera vuelta al Madrid, al Baskonia y el Barça. Lo primero cuando llamo a mi hermano [Nacho, también jugador] o algún amigo del básket es hablar del Unicaja. Y estamos flipando con cómo juega y cómo gana”, expresa Folgueiras, que tiene un buen amigo en la plantilla, Mario Saint-Supéry, con el que desde muy niño ha jugado y con el que fue subcampeón de Europa sub 18 en verano: “También hablo con él. Mi Principito no se va a librar de mí porque esté en Estados Unidos. Todavía es muy joven, lleva en dinámica ACB tres años, pero es que no es ni mayor de edad. Debe tener paciencia, no se puede dudar del trabajo y la mentalidad que tiene. Confianza plena en él. Está con 17 años en un mundo totalmente profesional y poco a poco te piden desarrollarte y progresión, pero esto es a mucho más largo plazo que eso. El trabajo suyo es espectacular y es un fenómeno, ya veréis”.
De fondo, la selección española en verano. Pasada la etapa junior, queda dos años como sub 20 para Folgueiras, aunque coinciden el próximo estío las generaciones de 2004, campeones del mundo sub 19 el año pasado, y la talentosa de 2005 (con algunos miembros ya en el escalón superior el año pasado). La ambición de Folgueiras es intentar estar en ese equipo. “Nunca se sabe lo que va te va a deparar el futuro. Tengo mucha hambre y colgarme un oro al fin tras dos platas sería una oportunidad perfecta e idónea por ello, me encantaría hacerlo bien aquí e ir a la selección. Estará complicando, pero lo intentaré, voy a trabajar para ello”, remata Folgueiras, otro malagueño que intenta labrarse una carrera y formarse en Estados Unidos. El Unicaja, obviamente, vigila su progresión en la distancia, no abundan jugadores con sus cualidades y características en el baloncesto español.
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