Ambición o conformismo
La elección entre Eurocup o BCL dará evidencias de hacia dónde se dirigen las expectativas del Unicaja para las próximas temporadas
Horas decisivas en el Unicaja para el futuro del club. Elegir entre la Eurocup y la BCL lleva aparejadas numerosas connotaciones. El club se encuentra recopilando información y haciendo cuentas para elegir qué competición europea jugará las próximas temporadas. No hay más allá de esta semana para preinscribirse en la Eurocup, donde no se ha recibido la documentación aún. Hay un Consejo de Administración esta semana en el que debe ratificarse la decisión. Desde la Euroliga ya se le expuso al club la intención de contar en un contrato de tres temporadas para competir en la segunda competición europea, junto a otro grupo de una docena, ampliable.
El Unicaja es cortejado sobre todo desde la FIBA, con la FEB apretando también para que cambie de orilla. Aunque esté en horas bajas, el club malagueño aún conserva cierta entidad a nivel europeo y se ve como una buena pieza desde el organismo regidor. De fondo está la batalla por convertirse en la segunda competición europea, también con ese runrún de que la Euroliga podría cargarse la Eurocup, negado por Bertomeu. Deportivamente, la BCL ha sido probablemente mejor competición este año que una Eurocup más barata en la que el Unicaja desperdició una oportunidad de oro parallegar a la final y volver a la Euroliga. Pero ¿interesa volver a la Euroliga? He ahí la madre del cordero.
La decisión que se tome llevará implícitas varias más. Renunciar voluntariamente a aspirar a regresar con los mejores sería un punto y aparte en la historia de la entidad. También una puesta de los pies en el suelo. Aún se no ha digerido completamente en el entorno que ya el Unicaja no es uno de los mejores equipos de Europa, ni siquiera de España. De tradición no se vive y, aunque se fabricó un pedigrí muy estimable, nadie desde el club ha salido a explicar qué se quiere, dónde se pretende ir, si hay una hoja de ruta o no. En suma, qué proyecto se quiere. Podría gustar más o menos, pero exponer públicamente y sin tapujos una idea serviría de concienciación aunque no fuera agradable. Pero se ha alimentado desde el club la rutina de seguir hacia delante, sin demasiado análisis. La pandemia, sin la exigencia de la afición en cada partido apretando, ha llevado a una suerte de molicie en la que, aunque dentro hay a quien le duele, no importaba mucho el resultado.
Permanecer en la Eurocup, aunque ahora acceder a la Euroliga se vea lejano, supondría al menos dejar la puerta abierta para otra coyuntura económica que podría varias la apuesta. El paso a la BCL, con viajes más largos por mayor presencia de equipos del Este, implica que sólo vale ganar. Es difícil vender a un público que durante 15 años vio a los mejores equipos del continente que acuda a duelos con el Bakken Bears, al Falco Szombathely, Filou Oostende, el Tsmoki-Minsk o el Keravnos chipriota. Ahí está el dilema.
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