La tribuna
Voto de pobreza
Resultado y crónica del Iberostar Tenerife - Morabanc Andorra
Málaga/Un día todo queda claro: los ídolos son humanos. Están sujetos a errores tontos, nimios o gigantescos. El azar tampoco perdona a nadie sea no o heroica su fachada. Marcelinho Huertas se disfrazó de héroe en la recta final del tercer choque por un pasaporte a semifinales de la Copa del Rey. Supo como deshacerse del mecánico y apurado juego del Andorra, cómo dominar el momento más duro y vibrante del choque con su catálogo de juego. Así remontó el Iberostar, a base de una superestrella que corría bajo el aro rival cuando faltaban menos de seis segundos para el final y perdía por uno. El momento era suyo, perfecto, casi soñado. Y pisó la línea de fondo. El error fue una alarma que el Andorra no pudo obviar y se llevó el choque.
Marcelinho acabó con 12 asistencias y 20 puntos. Nadie ha dado más pases de canasta que él en la historia de la Copa, pero los suyos acabaron lastrados por el poco aporte del perímetro. Al margen de Shermadini y el brasileño, sólo Salin y Yusta se asomaron al partido que quedó a merced del talento de Huertas cuando llegó el final. El Andorra, fiable y sólido acabó suspirando más de lo que esperaba, pero avisado para las semifinales y feliz por el subidón de adrenalina de un partido que tuvieron casi perdido. El baloncesto, la Copa, entes caprichosos.
Ímpetu, detalles entrenados, intensidad. Así salió el Iberostar, tratando de que Hannah no oliese la pelota, que el ritmo no fuese nunca andorrano. Golpeó primero, pero no dos veces. Sin ponerse nerviosos, los de Ibon Navarro fueron haciéndose con el compás que querían y encontraron los puntos de Todorovic en el final del cuarto para ir construyendo los cimientos de un buen partido. Era más sólido en todo el Morabanc y Todorovic empezó a acumular puntos. Tal vez motivado por estar en la ciudad donde se formó. Al final del primero, un punto arriba para los andorranos (27-28).
Pero a arreones trataba de sobrevivir el Iberostar. Encontró en Shermadini una mina de puntos en la pintura y aunque al descanso nada estaba roto (44-49), la cadencia de juego era del Andorra. El tercer periodo fue una extensión del segundo, aunque con los tinerfeños más entonados, con más clarividencia. Se lo apuntó el Morabanc, siempre capaz de encontrar un buen lanzamiento dede el perímetro y de golpear las variantes defensivas de su rival. Crecía la tensión, pero no se escapaba el Andorra.
Una defensa en zona del Iberostar y Marcelinho provocaron un final apretado, con olor a prórroga y demasiadas interrupciones para mirar las repeticiones. Así que, hecha la remontada, las faltas y las imprecisiones rompieron los nervios de las dos aficiones y terminaron dándole a los andorranos el pasaporte a semifinales varios sustos después.
También te puede interesar
Lo último
La tribuna
Voto de pobreza
Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
La financiación autonómica, ¿Guadiana o Rubicón?
Microcosmos
No hay comentarios