Ángel Fernández Noriega: "Boza Maljkovic era muy exigente en el trabajo, pero una persona muy entrañable”
El presidente con el que se ganó el primer título de la historia del Unicaja reflexiona en ‘Málaga Hoy’ sobre cómo fue el proceso de crecimiento de aquella época del cambio de siglo con el técnico serbio de llave
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Ángel Fernández Noriega (Langreo, 1952) fue el presidente del Unicaja en la transición entre el siglo XX y el XXI. Fue reclutado desde Cajastur para copilotar el crecimiento de la entidad financiera y desembocó en el baloncesto. Antes había trabajado en el ciclismo, con aquel Clas-Cajastur que ganó tres Vueltas y un Giro con Tony Rominger y puso contra las cuerdas a Indurain. Era el máximo responsable del club con el título de la Korac de 2001, el primero de la vitrina de Los Guindos. Fue quien, junto a Juanma Rodríguez, trajo a Málaga a Boza Maljkovic. Quienes estaban dentro de la entidad relatan que fue entrar en otra dimensión. El Unicaja del subcampeonato del 95 cambió el curso de la historia de este deporte en Málaga, pero ese salto posterior ya fue planificado. En los cuatro años que estuvo el técnico serbio se exploraron otros caminos. Noriega se sienta con Málaga Hoy y explica cómo fue ese proceso. Transmite muchísima ilusión por el título de la BCL en Belgrado, que de alguna forma sería cerrar ese círculo con Boza allí de embajador.
–Llega a Málaga en 1995.
–En Asturias no había un baloncesto potente, más tarde llegaría el Gijón a ACB. Llego en medio del subcampeonato del 95. Me impresionó la gran movilización que había en toda la ciudad para conseguir la Liga. Fue impresionante. Me impactó. Venía del mundo del ciclismo, que son grandes masas, pero esto es diferente. Me di cuenta de que Málaga estaba muy volcada. No se ganó el título pero la movilización se consiguió. No quiero entrar en por qué no se ganó el título. Se consiguió algo muy importante. Braulio Medel pidió a Manuel Chaves, entonces presidente de la Junta, un Palacio de los Deportes para Málaga. Y así se comprometió esa construcción. Después lo apoyó muchísima gente signicativa. Me acuerdo de Ildefonso Dell’Olmo. La alcaldesa también entró. Era el punto de base. Ciudad Jardín, con 3.500, no daba más de sí. Había que llegar al máximo nivel 9.000.
–¿Pasa rápido al baloncesto?
–Braulio Medel me plantea al llegar ser consejero. Las circunstancias profesionales del anterior presidente, José Manuel Domínguez [ahora presidente de la Fundación Unicaja], hicieron que me propusieran ser presidente. Acepté, pero con una condición. Era muy sencilla. Venía del equipo ciclista Clas-Cajastur. Un equipo ganador. Yo sabía que tienes que hacer un equipo ganador. Si no, no consigues nada. Hay que montar un equipo completo. El equipo jugaba la Copa Korac y tenías que dar un salto muy importante. Y le dije al presidente que teníamos que montar un equipo para ganar la Korac y jugar la Euroliga. Eso era fundamental. En un periodo de dos-tres años, no de forma inmediata. En la Euroliga estaba el futuro. No puedes conseguir jugadores buenos. Era básico. Todo de forma paulatina. Eso implicaba fichar al mejor entrenador que había en aquel momento. Pedro Ramírez hizo una labor inmejorable, con la transición de la época Javier Imbroda. Tuvo una enfermedad y había que dar un paso. Ir a por el mejor de Europa.
–Por contextualizar, Maljkovic había ganado cuatro Euroligas (dos con la Jugoplastika, una con el Limoges y una con el Panathinaikos) en la década anterior.
–Claro, era un valor absolutamente contrastado. Había que marcar una línea y construir un equipo. La figura del entrenador era clave en aquel momento. Maljkovic decía ‘no me vale ningún jugador’. Si fichas a Maljkovic tienes un problema. Exigirá jugadores. Firmamos por tres años y montaremos un gran equipo, le decía yo. Estábamos con Juanma Rodríguez, director deportivo, y en las distintas entrevistas que hacíamos me reía mucho y decíamos ‘a Boza no le vale ninguno’.
–¿Costó mucho convencerle?
–Hubo que hacer algunas jugadas (risas). Había que picarlo. Con Juanma íbamos de peregrinación buscando los cuatro-cinco entrenadores mejores libres, alguno no libre. Lo que hacíamos era hablar con ellos en diferentes lugares y después Boza se enteraba y le picábamos un poco. Alguno muy famoso. Era una forma de animarle. Después de unos dos meses de negociaciones, íbamos a París, a Venecia, en misiones rapidísimas. Con la mano de Juanma convencimos a Boza. Cuando Boza no se decidía no teníamos nada. Sólo teníamos una hermosa maqueta de lo que iba a ser el Palacio de los Deportes. Íbamos con esa maqueta físicamente para hablar con los entrenadores y les decíamos ‘Esto va a ser el Palacio’. A todos los encantaba la maqueta. Pero lo quería transmitir era el proyecto. Tres años de contrato, el sueldo no era un problema. Ese fue el planteamiento. Boza era la primera opción, pero había que animarle. Fue divertido, pero intenso. Nos apoyaron los medios de comunicación. Calentaban el valor, como en bolsa. Salían las entrevistas con otros entrenadores y a la afición le motivaba porque eran grandes nombres y veían que el proyecto era en serio. Hacer un gran equipo en Málaga, era lo que queríamos.
–Ahí ya fue más sencillo.
–Abrimos el Palacio de los Deportes y había que llenarlo. Le encargué eso a José Carlos Gaspar. En eso es un maestro. Él tenía una frase curiosa que decía ‘El lleno llena’. Y así es, el lleno llena. Si anuncias que el Palacio está lleno la gente quiere ir. Aparte de los 3.500 de Ciudad Jardín queríamos que hasta los 9.000 fueran gente que le gustase el baloncesto. Tienes una gente muy proclive al proyecto y exigente, porque conoce el baloncesto. Eso fue muy importante.
–No hubo suerte porque poco después de la apertura hubo que cerrar el Palacio por grietas.
–Abrimos, con todo el tinglado montado, jugamos contra el Barcelona y llenamos el Palacio. De entrenador, Aíto contra Boza. Era atractivo para cualquier aficionado. La colaboración de la ACB fue total. Se montó un equipo en torno a Boza que fue un gran éxito. Ganamos una Korac después de perder una final contra su alumno, contra Ivanovic.
–¿El proceso de volver a Ciudad Jardín fue duro?
–José Carlos tuvo una idea brillante. Como había 9.000 abonados y de repente volvemos a estar 3.500 de capacidad en Ciudad Jardín y los antiguos tenían ese derecho pues hubo que hacer un sistema rotatorio. Lo que estábamos haciendo era rotar, incorporando algunos de los nuevos en algunos partidos. Bueno, pues había ya 5.000 allí. Tuvo mucho trabajo porque en cada partido se consiguió y no se perdió a nadie. Hubo que tirar de trabajo e ingenio.
–¿Y esa primera final con el Limoges?
–Se decía que teníamos más equipo y me recuerda a esta Final Four. Hay que demostrarlo en la cancha. Todos me decían que había más equipo. Fuimos a Limoges y cuando vimos que nos meten 22 puntos de diferencia... Pero claro, estaba Marcus Brown, que nos metió 30 puntos desde todos lados. Tenían a Weiss y un alero fantástico, Bonato, nos metieron una paliza. Aprendía mucho de aquello. Después hicimos aquella campaña histórica del 22+1, con ilusión y fuerza. Perdimos la final, pero no pasaba nada. ¿Qué tenemos que hacer? Fichar a Marcus Brown y Weis. Lo tenía muy claro. Fichamos a Weis y ya el año siguiente se ganó la Korac. Y Brown llegó años después y ganamos la Liga. Es todo un proceso acumulativo, no es de un día. La gente no le da importancia a la Copa Korac, pero fue el primer título que un equipo andaluz ganaba en cualquier deporte. Nunca había ocurrido. Y eso año nos clasificamos para la Euroliga. Eso era fundamental con un entrenador como Boza. Implicaba dos cosas. La primera era que había acceso a mejores jugadores. Los problemas que había antes, Boza se pillaba unos cabreos... Llamaba a los jugadores y no querían venir. No por salario, sino por jugar la Euroliga. Consiguió a Risacher y ya teníamos acceso a jugadores de más nivel.
–¿Cuánto tuvo que subir la inversión en ese proceso?
–Iba subiendo, pero teníamos muchos ingresos. Por publicidad, porque se iba llenando el Palacio, por la propia competición... Nunca nos planteamos subir mucho de repente. Fue paulatinamente, según crecía la estructura del club. Esto no funciona si no es paulatino. El apoyo de la entidad financiera era semejante, pero conseguíamos mucha más publicidad. Las firmas pagaban más con un Palacio lleno. Es un proceso. La ACB ya pagaba más y era un proceso acumulativo. Conseguimos algo muy importante, una oportunidad única. Era no jugar sólo un año la Euroliga, sino consolidarlo. Hay tres equipos históricos que tienen derechos por ser fundadores, Madrid, Barcelona y Baskonia. Nosotros no los teníamos y había que ganarlo a pulso. Hay que decirlo ahora, había que negociar que el Unicaja debía ser uno de los que jugara. Competíamos fuertemente contra ellos en las canchas españolas pero en las europeas íbamos de la mano. Y así estuvimos 15 años en la Euroliga. Siempre llegábamos a semifinales, pero después se respetaron nuestros derechos. La Euroliga era una batalla común y después nos peleábamos por los títulos por aquí.
–Es un poco simbólico volver ahora a Belgrado. En Vrasc, al lado, se ganó aquella Korac.
–A mí me hace mucha ilusión. Volver a Belgrado y ganar un título sería tremendo. Belgrado es la cuna del baloncesto y con Boza Maljkovic allí sería una sensación enorme. Vamos con la ilusión de ganar, respetando a los otros tres, que son muy buenos y están en buen momento. Para Boza también sería importante. Sentimentalmente es muy importante. Sería un poco consolidar lo que hicimos 23 años atrás con la Copa Korac.
–¿Cómo era Boza en el día a día?
–Igual sorprende lo que digo, pero es un personaje entrañable. Es muy exigente en el trabajo, pero entrañable como persona. Boza lo tienes para todo, se apunta a todo lo que quieras. A una persona que lo ha ganado todo no tiene que decirle cómo hacer las cosas. Él lo sabe. Tienes que apoyarlo permanentemente, sobre todo ante las dudas. Déjalo que haga y apoyarle. Frenar cualquier elemento que obstaculice su trabajo. Lo tenía claro, le dejaba margen pero lo único, y él lo sabía, era que la entidad estaba por encima y debía valorarla. Él lo hacía perfectamente. Como todo buen serbio es muy exigente, pero muy entrañaba con las personas, en la adversidad. Exigía mucho, pero cuando había un problema era el primero que estaba ahí. Me decía ‘no tenemos equipo, pero tengo que transmitir que somos los mejores’. Le decía ‘¿Cómo lo haces?’. Cogía uno por uno a los jugadores y los comparaba con los del otro y le decía ‘eres el mejor por esto, esto y lo otro’. Les mejoraba la autoestima y se los comía. Había que potenciar las carencias y salían como una moto. Conseguía muchos resultados, es un maestro. Le preguntaba que cómo ganó la Euroliga con el Limoges metiendo 50 y pocos puntos. Decía “defensa, defensa y después defensa. No podíamos competir de otra forma”. Energía y a por todas. Así ganaron al Madrid y a la Benetton. A los jugadores que tenía los multiplicaba. Él decía que con la Jugoplastika era muy fácil, pero con el Limoges no. Y tenía que convertirlos en figuras. Si le metían 60 puntos perdía, pero con 53 ganaba.
–Supo consolidar en el equipo a Berni y Cabezas en el equipo, algo de identificación malagueña.
–Se reía cuando le decía que teníamos a tres campeones del mundo. ‘Pueden ser buenos jugadores’, me decía. Fíjate el criterio que tenía. Siempre aceptó ese planteamiento de que los juniors de oro debían jugar y ser potenciados. Teníamos de base a Jaumin y en un momento le decía ‘Carlos tiene que jugar más tiempo’, en conversaciones informales. Había que inyectarle autoestima para cogiera fuerza. En un partido contra el Maroussi en Grecia y Jaumin era el titular. Carlos jugaba algunos minutos. Se lesiona Jaumin y en un momento determinado se encuentra que sólo estaba Carlos. Hizo un partidazo, mete casi 30 puntos, defiende... Fue creciendo y cuando acabó el partido me dice Boza ‘impresionante’. Ganamos allí por 15 puntos y con Carlos metiendo increíble. Boza reconocía la capacidad inmediatamente. Y se disputaron la titularidad. Boza no hace las cosas por quedar bien, siempre lo mejor para su equipo.
–Al año siguiente, final de Liga ACB.
–No voy a recordar el lío que monté (el equipo no estuvo en la entrega del título en Vitoria como protesta por el arbitraje). Fue una cosa impresentable. La Liga tenía mucho en juego, el Baskonia tenía un gran equipo pero nosotros también.
–¿Se desencantó con el baloncesto ahí?
–No, ahí ya fui a por todas. Me di cuenta de una forma palpable que había tres equipos y el Unicaja debía ser el cuarto. Y si jugamos el tema de la Euroliga, que lo hicimos bien porque avanzamos casi siempre entre los 16 mejores, fui a la ofensiva. No estuve solo, tenía un respaldo detrás. En un momento determinado tomé decisiones muy fuertes, pero siempre, siempre, en beneficio del club. Personalmente me perjudicaba. Somos una entidad financiera, nosotros tenemos que defender los intereses del club y la entidad financiera. Y yo pensaba que lo tenía que defender siempre. Ese tema había que mostrar a toda la ACB que el Unicaja tenía el derecho de ganar una Liga. No se podía permitir lo que ocurrió en el 95. No se podía repetir. Por eso no iba a producirse y por eso montamos el follón que montamos. Una vez pasado, pues las cosas fueron muy bien, se nos respetó y la relación fue mejor. Después la canasta entra o no entra, pero hubo que alzar la voz.
–En 2002 tuvo esa sensación igual a la del 95.
–A veces tienes un equipo que sí, a veces un equipo que no. Y tienes que reconocer al contrario. Lo que no puedo permitir es la intencionalidad. Si el contrario es mejor, felicidades y punto, nada que discutir. Pero consolidamos la entidad y estuvimos 15 años en Euroliga. La relación fue muy buena con Madrid, Barcelona y el entonces Tau en la Euroliga. En la ACB siempre nos peleábamos porque competíamos por los títulos. Es una historia muy bonita y me quedo con lo bueno que hubo.
–Hay gente de aquella época en la actualidad en puestos del club.
–Todo el equipo, menos el presidente. Juanma Rodríguez, director deportivo; José Carlos Gaspar, en marketing; Rosa Mariscal, en comunicación; Ángel Cañete que estudia a los equipos como nadie... Es lo que gana títulos también. Tienen más experiencia y formación. Me siento entusiasmado y parte total. Al presidente se lo digo y se ríe. ‘Perdona, que ganas porque tienes a mi equipo’. Tiene mi apoyo total y absoluto, lo está haciendo muy bien. Antonio está haciendo algo muy importante, que me gusta mucho. El equipo está montado, el entrenador hace su papel...
–¿Le gusta la labor del presidente?
-El papel del presidente es fino y elegante, no debe verse mucho, pero tiene que ser muy efectivo. Está consiguiendo algo muy interesante que siempre he intentado, adaptándose a las circunstancias. Conseguir el apoyo total de las instituciones. La Junta de Andalucía, la Diputación, el Ayuntamiento, los empresarios, los clubes y el entorno de los Ayuntamientos de la provincia... Es una labor fina y oscura. Y quiero reconocer públicamente eso. Lo intenté hace años, pero ahora es un momento distinto. Por ese lado, magnífico. Coincido totalmente con él. Los resultados ya vendrán. Se ganó la Copa del Rey, aunque nadie la esperaba. Eliminar al Barça, al Madrid y ganar al Tenerife... Es algo impresionante. No sólo es ganarla, es cómo se ganó. Ahora tenemos algo muy importante. Lo básico es estar en la Final Four y estar en el play off. Ahora hay que dar un paso más adelante y pelear por el título. Y estamos en magnífica posición para jugar el play off de la ACB.
–¿Le gusta el baloncesto que ve?
–Se juega bien, hay algo positivo y muy importante. Los 12 juegan, con mucha intensidad 20 minutos. Es mucho trabajo para el entrenador pero es bonito. Lo fácil es coger cuatro figuras, pero hay que apoyar al entrenador. Es lo que él cree mejor, pues todos a apoyarle. Valentía, no hay que tener miedo, adelante. No pasa nada, si no se gana es igual, pero hay que intentarlo. Y ya está, no hay que tener miedo. El contrario es muy bueno, no hay nada hecho. Los tres son muy buenos, pero somos mejores. Y hay que intentarlo. Después la competición española a ver qué hacemos. La gente debe tener ilusión, salir del Palacio pensando que lo hemos intentado todo. Las piedras duras están por venir, no nos engañemos. Ahora vamos a lo importante. Tras ganar al Baskonia nos hemos preparado para la Final Four. Están bien y nosotros también. Vamos con mucha ilusión, pero no hay que tener miedo.
–Se debate mucho sobre volver a la Euroliga. ¿Cómo ve esa idea?
–La filosofía Simeone, un entrenador de fútbol que me gusta mucho. Paso a paso, partido a partido. No debemos desenfocar el asunto. Hay retos por delante muy fuertes. La BCL, todos los partidos de ACB... Con eso por delante, ¿vamos a hablar de la Euroliga? Centrémonos en esto, lo más importante, se puede dar una gran satisfacción a la gente. Es lo más importante. Hay una Final Four muy atractiva y en la ACB también, puedes quedar primero o segundo y encontrar al Valencia o Baskonia a sólo tres partidos. Esto es difícil. Los deberes están hechos, primero o segundo en ACB. Hay mucha tela que cortar. Si tenemos todo pendiente, ¿de qué estamos hablando? Veremos cuando acabe la competición. Cómo voy a decir que no si conseguimos la Euroliga 15 años. Pero hoy, vamos a por estos objetivos concretos. No desviemos al entrenador o los jugadores. Hemos dado pasos, pero están sin culminar. Y después cuando acabe todo hablamos de lo que haga falta. Vamos a acabar esto. Los objetivos deben ser concretos a corto plazo. Los de medio y largo plazo serán más flexibles. Es una lección si no se consigue para más adelante. ¿La Euroliga? No voy a decir de este plato no voy a comer, porque yo he aspirado a eso, no voy a renunciar, claro que he querido estar ahí. Pero los objetivos realizables a corto plazo son los que consolidan al club. No desviemos la atención porque corremos el riesgo de perder lo que tenemos. Más tarde ya veremos, con las instituciones, la entidad financiera... Hay un dato que te quiero decir. Soy economista, siempre tengo el criterio económico en la cabeza. Como un periodista en lo suyo. Sé las posibilidades que podemos tener ahora. Hemos padecido una pandemia brutal, que afectó muchísimo al equipo de baloncesto. No poder ir al Palacio por motivos sanitarios hizo mucho daño. Se está recuperando a mayor velocidad de lo que se esperaba. Cuando pedimos más presupuesto y más planteamientos... Como aficionado me encantaría. Pero como soy economista debo decir que el club tiene un propietario, la entidad financiera. La entidad financiera debe conseguir resultados porque tiene accionistas. Y esa entidad financiera cotiza en bolsa y debe tener buenos resultados financieros. Entonces de los beneficios depende, entre otras cosas, la aportación al club. Es muy importante que haya buenos dividendos y un buen presupuesto. Paso a paso, no hay que ponerse nerviosos.
–¿Se planteó alguna vez una reducción drástica o deshacerse del club?
–No, nunca. La entidad financiera obtiene mejores resultados cada año y es algo importante, pero eso no es sólo una tarea de la entidad financiera. Es de toda la sociedad. ¿Está apoyando? Sí. ¿Hay que apoyar más? También. Tiene que ser paulatinamente, no inmediatamente. Me refiero al tejido empresarial y hacer algo más grande. Todo con la base de la entidad financiera y las administraciones. ¿Apoyan? Sí, el presidente consigue cosas muy interesantes, pero pensando en más allá hace falta más. Poco a poco vamos a convencer a la sociedad. La inversión en el Unicaja es una magnífica inversión. Son los pasos a dar. Tenemos por delante una etapa muy interesante. Cuando vayamos, vayamos en magníficas condiciones. Tengo una idea muy clara. Soy economista y sé lo que hace falta en cada momento. La entidad financiera puede tener más margen, pero el resto debe apoyar más y tener más presupuesto. Demos margen a la gente. Con resultados deportivos todo llega. Paso a paso. Una fase, otra y otra. El aspecto deportivo tiene una cosa esencial, ver qué pasa con la Euroliga. ¿Qué va a pasar? Hay contratos que acaban. ¿Va a cambiar la estructura? ¿Va a hacer una segunda competición potente y dura? ¿Van a jugar tres partidos a la semana? ¿Cómo va quedar? Veamos, está sin definir. Vamos a rematar esto y ya veremos.
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