Otra lección para el futuro
El Unicaja también suscita confianza en esos días de poca lucidez y atasco, clave para las citas importantes
Ibon Navarro destacó esa capacidad tras ganar a Galatasaray
Kravish y Osetkowski son duda para Estambul
El Unicaja tuvo que apretar los dientes para derrotar al Galatasaray. Sin esos picos de lucidez y ritmo, lejos de ver esa fluidez de otros días, pero el equipo malagueño mostró que sabe encontrar soluciones, también en este tipo de contextos tan incómodos, donde hay un rival que te lleva a ese caos, jugadores como Caloiaro, de nivel Euroliga, o más peligros en los otomanos, de los más imprevisibles de esta BCL. Mostraron los de Estambul esa cara A durante muchos minutos en el Palacio, pasándoselo bien y disfrutando en un escenario que suele ser infernal para los rivales. Hubo momentos grises en la segunda parte, por lo malacostumbrado que nos tiene este Unicaja, al que se le exige que sea un ciclón cuando juega en el Carpena; lo ha sido casi siempre, pero también ha expuesto una capacidad de saber sufrir. Vendrá muy bien esta victoria para lo que viene, el corroborar que el conjunto malagueño ha sabido lidiar en estos finales igualados; mostrar ese saber estar es clave para forjar un equipo campeón.
Tuvo el Unicaja momentos de cortocircuito, pero sin perder esa esencia atrás, salvo acciones aisladas que supieron penalizar los turcos, junto con AEK de Atenas y PAOK, los tres partidos que más costó al Unicaja sacar en lo que va de temporada, no solo en BCL. Subir esa dosis de oficio como patrón común y que la confianza haga el resto, esa alegría que también se tiene en días grises. Ayuda el contar con jugadores que en cualquier momento pueden eclosionar. Qué tercer cuarto de Brizuela, con catorce puntos seguidos; y qué claro estaba que el último triple de Carter tenía que entrar desde la esquina con el 1/7 que acumulaba en su estadística, asumió ese tiro el MVP de la Copa y solo tocó la red.
Seguro que hasta junio vendrán días similares, ojalá que en una hipotética Final Four de BCL, o unos playoffs de la LigaEndesa; partidos donde pese más la cabeza que las piernas. Siguen los de Ibon Navarro en ese crecimiento, también conociéndose a sí mismo, porque es una versión que afortunadamente es poco familiar en este Unicaja. Pero cuando la adrenalina no desborda y puede aparecer el estrés, también se consigue ganar, y hacerlo ante equipos con soltura.
Tuvo el Carpena su papel, nuevamente con un ambiente extraordinario, pero algo desangelado hasta que la grada se dio cuenta que era el momento de empujar. Los últimos quince minutos se respiró una atmósfera europea después de muchos años. Es un público que sabe manejar los tiempos e interpretar cuándo debe aparecer. Pese a que no fue un partido vistoso, la gente se marchó contenta a casa por cómo el equipo se sostuvo y sacó el colmillo en el momento clave. Otra lección aprendida para el futuro.
No hay comentarios