Unicaja

Augusto Lima, la cosecha llega por mayo

Piña del Unicaja con Augusto Lima al fondo.

Piña del Unicaja con Augusto Lima al fondo. / Unicaja B. Fotopress / M. Pozo

El proceso de regreso de una lesión grave como la de rodilla que tuvo Augusto Lima no es sencillo. Para un hombre con más de 30 años y con más de 100 kilos de peso recuperar la movilidad y agilidad es un arduo camino que tampoco es uniforme. Hay pasos adelante y atrás, momentos de estancamiento y de dudas. Hace mes y medio, Ibon explicaba el proceso con el pívot brasileño. Hubo momentos en los que el ritmo o el nivel de los partidos estaba por encima de él, pero le daba su cuota mínima de participación. La paciencia del agricultor, sembrar y esperar. Algo que podía parecer contraproducente para el equipo era una inversión dentro del equilibrio ecológico también del vestuario con un hombre con jerarquía en él, donde ejerce de argamasa. Y en el Palau Blaugrana se vio, en un contexto de máxima exigencia y con pívots de élite de Euroliga, que puede echar un cable. Su aparición cambió el ritmo del partido, tuvo impacto, pesó. Con la baja de Alberto Díaz tuvo sus minutos. Y revela que, si como se espera hay un play off largo e intenso, puede ser una alternativa. Ya ante el UCAM ofreció buenos minutos.

“Nosotros tenemos que hacer una inversión con él. Él va a tener que estar en el play off de BCL porque es cupo; entonces tenemos que intentar primero reajustar las expectativas con él, porque después de un año parado, no podemos esperar al Augusto Lima que estaba aquí cuando fichó evidentemente. Pero sí que tenemos que intentar ayudarle para que nos dé, no un mínimo, sino algo sólido, que sepamos que esto nos lo va a dar, luego podrá estar mejor o peor. Ahí tenemos que intentar hacer esa inversión con él. Ha tenido altibajos, normal. Cuando vuelve, está fresco y con muchas ganas. Tuvo un buena entrada. En el momento que vuelve a entrenar con el equipo, después de un año parado, pues ya le pesan las piernas y le cuesta más. Está en un proceso normal”, explicaba Ibon Navarro a finales de marzo. Dos meses después, el vitoriano recoge frutos de la siembra.

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