Barcelona - Unicaja: Un equipo escandaloso (79-88)
El Unicaja le roba el factor cancha al Barça con una sinfonía de baloncesto en el Palau (79-88) tras dominar todo el encuentro y ahora la serie regresa a una Málaga encendida
Las fotos del partido
Qué equipo de baloncesto, qué maravilla, qué orgullo. Qué Unicaja, con un recital para los anales en el Palau Blaugrana, en otra victoria desbordante en esta temporada en la que está brotando todo el karma positivo acumulado en años ominosos. Fue un recital del minuto 1 al 40. Le dijo al Barça ‘te voy a ganar’ desde el salto inicial. Y le ganó. Sólo un bache en el tercer cuarto hizo perder el bastón de mando de un partido en el que el Unicaja casi siempre fue varios cuerpos por delante. Desde Ibon hasta el base. El equipo malagueño arrebata el factor cancha a los catalanes con una victoria sensacional (79-88) y el Carpena va a ser una caldera ruidosa e irrespirable domingo y martes. A dos victorias está la final de la ACB. No hay que volverse locos, las cuentas de la lechera ya se vieron que no sirven para nada en la BCL. El equipo malagueño ha demostrado que mira de tú a tú a los azulgranas y si hay que volver a Barcelona para un hipotético quinto no hay que regresar con ninguna pena. Para contextualizar lo que hicieron los hombres de Ibon Navarro, los culés no habían perdido ningún partido en casa en ACB esta temporada. Su rotación fake, en la que amaga con jugadores y cualquiera de los 12 puede aniquilar el partido.
Fue un concierto de baloncesto ante el que el Barcelona no tuvo respuestas. La propuesta del Unicaja cortocircuitó el ataque azulgrana leyendo de manera magnífica el ataque rival, centrado en explotar las ventajas pero que a veces tiene un punto burocrático. El nivel de baloncesto malagueño fue excepcional y ese es el mejor piropo que se puede echar al Unicaja después de años de travesía del desierto. 1-12 de salida, esta vez con Perry llevando la batuta. Con Ibon audaz, metiendo a Carter como la primera rotación en el puesto de base, en vez de Alberto. Es un escenario, paradójicamente, complicado empezar ganando con diferencia en la cancha de un grande. Hay tiempo para que el gigante acabe el letargo. Con más dificultades, en el segundo cuarto aguantaba el Unicaja (37-40). Si algún guasón decía que el Barça jugaba con ocho por los árbitros, el Unicaja defendía con seis porque tiene a Melvin Ejim. ¡Qué espectáculo!
Era previsible la vuelta azulgrana y se produjo mediado el tercer cuarto, cuando el Unicaja tuvo algún momento de zozobra. Carter, sublime en ataque, tuvo un par de despistes en defensa. Se perdió un balón tras un tiempo muerto de Ibon y el Barça se iba por cinco (54-49). Respuesta formidable de un equipo maduro, capaz de capear problemas y agarrarse con uñas a los partidos. 3-12 de parcial para golpear duro. Momentos en los que se duda o no. Con cinco arriba, presión azulgrana. El cuerpo pide ser prudente. Salida vertiginosa y triple en el cuarto segundo de la posesión de Kalinoski. Marcar el territorio, ser fiel a un estilo. Correr, saltar, soñar.
El Unicaja gobernó con puño de hierro. Dos más uno de Brizuela, otra filigrana de Carter, irrupción salvaje de Kravish, encorajinado después de una falta de mal compañero de Jan Vésely, que le desequilibró en un salto por un rebote. Will Thomas hizo un placaje salvador porque iba a comerse al checo. El resultado fue una antideportiva rival. En pleno éxtasis hasta por 18 puntos se marchó el equipo malagueño, que vuelve como una moto a Málaga. “Espero un Carpena de locura”, decía Tyson Carter. No hace falta pregonarlo, habrá que vivirlo.
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