Cantera y ‘Morentes’

La situación económica obligará a recortes drásticos y, si se consuma la salvación deportiva y se logra salvar el match ball en los despachos, los jóvenes y jugadores a precio de saldo serán la vía para conformar el plantel

Tete Morente, ante el Zaragoza.
Tete Morente, ante el Zaragoza. / Marilú Báez

El horizonte es tenebroso para la sociedad en general con la situación que se vive con el coronavirus. Los muertos se cuentan por miles, la economía está en caída libre y el deporte ahora mismo tiene una importancia terciaria. El fútbol es un buen termómetro social desde hace siglo y medio. Una recomendable serie para este confinamiento es “The English Game”, que narra los inicios del fútbol en Gran Bretaña y los primeros jugadores profesionales que aparecieron al calor de las fábricas que auspiciaban equipos para medirse a los hasta entonces dominadores de la nobleza, inventores del juego. Y ya allí, en una época convulsa social en la que el hambre era extendida, había problemas económicos que se trasladaban al incipiente juego del fútbol.

Este parón pone a oscuras al fútbol, detiene una cadena productiva que es casi el 2% del PIB en España. Y al Málaga le pilla en una situación delicadísima desde el punto de vista económico. Con casi un cuarto de competición por jugar, no hay certeza de que se pueda acabar la temporada. Los ingresos de taquilla desaparecen (lo harán, según todos los indicios, aunque el fútbol regrese), también los de televisión menguarán, los patrocinadores pierden visibilidad. Y los contratos de los jugadores quedarán desfasados para la realidad económica. Ya tiene el Málaga una carga importante de jugadores con sueldos de Primera de los que aún no pudo despojarse, algo de lo que se quejaron no pocos equipos de la categoría. El informe demoledor presentado por el administrador José María Muñoz Jiménez a la jueza Ruiz González señala que habrá que acometer una reducción altísima de gastos. Hay un desvío de 10 millones de euros esta temporada y uno previsto, sólo con los contratos firmados y con la previsión de gastos/ingresos), de 15 millones para el próximo ejercicio.

En este panorama, si se consuma la salvación deportiva y se logra salvar un match ball económico que es de 40-0 y saque del rival, la plantilla de la próxima de la temporada deberá perfilarse con dos ramas. Habrá que vender y renegociar lo posible. La cantera, siempre al rescate, y los jugadores que puedan llegar por el salario mínimo hasta completar los 18 jugadores que permite LaLiga con los asteriscos en la inscripción. Los Morente, Buenacasa o Ñíguez. Será la vía de alimentación si se consigue destensar el previsible colapso económico. Pero ya se vio cuando se intentó fichar a Raúl Lizoain que no valen todos los jugadores. Así que Manolo Gaspar y su equipo técnico ya tiene escrutada toda la Segunda B.

La burbuja balompédica estallará en un momento crítico del Málaga, que, al menos, parece en manos más cuerdas que con Al-Thani, bajo cuyo mando se dilapidaron meses preciosos para reconducir una situación que, con la imprevisibilidad que da el coronavirus, no se puede controlar.

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