La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
Con la decena de camisetas que lució a lo largo de su carrera de fondo, respaldado por la familia y acompañado por los tres títulos que consiguió con el club de su vida, Korac, Copa y Liga, Carlos Cabezas anunció su adiós al baloncesto. Se va un baloncestista legendario, uno de los mejores deportistas malagueños de la historia, que jugó en cuatro décadas distintas al baloncesto profesional. A los 40 años, después de dos temporadas en la tierra de sus ancestros, Uruguay, pone fin. Y lo hará de una manera extraordinaria. Jugará este viernes unos minutos en el partido del Costa del Sol ante el Real Madrid a las órdenes de Fotis Katsikaris. La última imagen de su carrera será de verde, como quizá debía haber sido en partido oficial. Pero esa es otra historia, con otras personas. Carlos Cabezas tendrá una despedida acorde a su colosal carrera, que será coronada con otro detalle señor del club malagueño, que con la nueva dirección está teniendo detalles de sensibilidad que parecían perdidos. El dorsal número 10 que vistió durante más de 500 partidos será elevado al cielo del Carpena cuando comience la temporada en un partido oficial. Francis Alonso, otro canterano, dejará de vestirlo y a partir de ahora llevará el número 13.
"Aunque he intentado retrasarlo lo máximo posible, todo se termina. Anuncio mi retirada como jugador de baloncesto profesional. Dejo de jugar a este deporte que me ha dado tanto y al que tanto he de agradecer", decía Carlos Cabezas en la sala de prensa del Carpena, conteniendo las lágrimas. El malagueño hacía un recorrido desde que empezó a ser entrenado por su padre en interminables sesiones de trabajo en Marbella hasta su aterrizaje en la élite. "Por encima de los éxitos están las personas", incidía el malagueño, que a lo largo de su carrera consiguió los tres títulos en casa, el Mundial absoluto y el junior, igual que el oro Europeo de las dos categorías, más una plata continental más. Su último entorchado fue la Liga Sudamericana con el Guaros de Lara.
"Doy las gracias a la familia por los valores y la educación. En un lugar de mi corazón están todos los clubes, pero el que más, el Unicaja, el club al que seguía de niño y mi casa. Y la selección española. Me siento parte de la mejor generación de la historia, ayudándola en sus orígenes. Agradezco a todos los entrenadores que me han dirigido, empezando por mi padre, desde que apenas me tenía en pie. A Bernardo Rodríguez porque consideró que podía se una promesa del baloncesto y me trajo aquí. A Boza por hacerme debutar en la élite. A Sergio Scariolo por haberme sacado lo mejor de mí mejor y llevarme a lo más alto. A Charly Sainz de Aja por creer en mí desde pequeño y a Pepu Hernández por permitirme ser parte de aquel equipo campeón del mundo. A los cuerpos técnicos y médicos que me he han ayudado. A Toa Paterna y José Luis Abós, que nos dejaron muy pronto y me ayudaron mucho", glosaba en sus agradecimientos el malagueño.
"Echaré de menos el ambiente del vestuario, tantos amigos en las canchas. Mi gratitud por el trato de los medios de comunicación, que siempre me trataron con mucho cariño. A David Carro, más que un agente para mí, y Paco Zapata, porque siempre me vistió de Adidas. Me retiro con la satisfacción de haber hecho lo máximo por el amor de mi vida, que es el baloncesto", señalaba a punto de romper a llorar Carlos Cabezas, que se reservaba con la gran sorpresa: "No termina aquí, no va a ser mi despedida. La cosa más bonita que me podían dar lo hace el club. El Unicaja me ha propuesto que juegue mi último partido vestido de verde. Y cerrar mi carrera en el Trofeo Costa del Sol interviniendo en el Unicaja-Real Madrid".
"Esta casa me ha ofrecido algo increíble para despedirme, en los últimos meses lo había pensado. Tengo muchas cosas que aportar al baloncesto, tengo negocios, me ha gustado emprender en mi ciudad, me gustaría estar vinculado con el deporte. Algo con el baloncesto haremos seguro", respondía Cabezas cuando se le cuestionaba por dónde iba a ir su carrera.
"Me quedo con el Campeonato del Mundo de Lisboa y con la Liga ACB por la dificultad que tiene y lo deseada que era. 2006 es un año marcado, por la Liga y el Mundial de Japón, pero sin desmerecer los demás, ganar títulos es muy díficil. Terminar mi último partido vestido de verde no me lo esperaba, ha sido una grata sorpresa. Por eso todo los agradecimientos a Antonio Jesús López Nieto y Juanma Rodríguez, que lo han hecho posible. Tenía una decisión tomada, pero será un gran colofón poder despedirme del Carpena con mi gente. Siempre estaba con la ilusión, pero hemos disfrutado en toda esta etapa. Mi familia está satisfecha. El colofón final es este, haber jugado en Montevideo, donde tengo las raíces, fue especial, pero esto será lo más", decía con gratitud Carlos Cabezas: "Ya una vez lo decidí quería anunciar a toda mi gente que ya no jugaría más como profesional. Lo he vivido, ha sido muy rápido con mucha pasión, siempre rodeado de mi gente. Ha sido importante en mi carrera, Me voy vacío, dando todo, he intentado alargar lo máximo posible. Acabé en Uruguay con un problemita en el hombro, querían hacer un proyecto nuevo, después de 70 años jugamos una final, nos quedamos a las puertas en Nacional del título. Llegué a Málaga, tuve una serie de reuniones y pensando yo mismo sabes cuando llega ese momento. Consultando con los que me arropan lo decidí".
"Con los nervios me he olvidado de dos cosas. Agradecer a Francis Alonso por el gesto que ha tenido de cederme el número 10, le doy las gracias. E incido en Antonio y Juanma por permitirme jugar este último partido que tanta ilusión me hace. A Fotis también le doy las gracias. Le tuve un año en Murcia jugamos unos play off y tengo un recuerdo muy bonito. Lo que quiero es disfrutar, no sé si un minuto o cinco, tirarme una mandarina (risas). Cuando pase toda la pandemia espero ver al Carpena como lo hemos visto en los años dorados", cerraba Carlos Cabezas, que este viernes pondrá fin a una carrera espectacular, de leyenda.
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