El Carpena volvió a volar y Málaga a soñar

Las gradas del templo de Unicaja acogieron a más de 3.000 seguidores de la entidad de la Costa del Sol

Mil maneras de llegar a Belgrado

Las imágenes del partido

Aficionados de Unicaja celebran durante el partido. / Javier Albiñana

Ser de un equipo es uno de esos sentimientos que perduran toda la vida y cuando eres de un club que ha pasado por malas etapas, pues siempre se disfrutan más los mejores momentos y estas ocasiones siempre son para pasarlas con aquellos que lloraron en los peores momentos de un equipo que ya conocía en su época más oscura. Debido a esto, los aficionados de Unicaja, que no pudieron desplazarse a Belgrado, se juntaron en las gradas del Palacio de los Deportes José María Martín Carpena para vivir la semifinal ante el UCAM Murcia de la Final Four de la Basketball Champions League en Belgrado con la esperanza de poder redimirse tras la mala actuación en este estamento durante el pasado curso.

El camino no es fácil y eso conllevó que, a lo largo del partido, sufriesen bastante los más de 3.000 aficionados de la entidad de la Costa del Sol, entre los que estaba Adam Waczynski, y que se celebrase cada canasta con la típica emoción del que confía en que sea el comienzo de una remontada para la historia que diese el pase a la final con gritos de “Málaga, Málaga”, cada vez que los de Ibon Navarro se acercaban en el luminoso de forma consistente.

Tras un largo tramo de sufrimiento, las gradas del Martín Carpena entraron en éxtasis con la reacción de los discípulos de Ibon Navarro, que lograron darle la vuelta al marcador en el tercer cuarto. Desde ese momento, el ambiente era distinto, porque ya no se respiraba esperanza, sino que era felicidad por la actuación de los suyos, lo que se podía percibir de los seguidores de la entidad de la Costa del Sol.

El contraste era muy notorio tras ver cómo los suyos caían por 11 puntos en el peor momento y, después de unos minutos, ya muchos se veían en esas mismas gradas dos días después para seguir empujando a los suyos hacia su tercer oro continental y, como consecuencia, que puedan escribir otra página en la historia del club y del baloncesto en la ciudad.

Los últimos minutos fueron de tensión ante un marcador apretado con celebraciones con euforia en cada canasta y quejas en cada decisión en contra, pero todo volvió al éxtasis de minutos previos al firmarse la victoria de los malagueños por 74-80 y el consecuente pase a la final para intentar conquistar el tercer título europeo de la entidad.

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