Cerrojazo al juego exterior
El Unicaja se puso el mono de trabajo defensivo, dejando sin anotar a Tomás Bellas y a Travis Trice
McFadden se quedó en ocho puntos, con un pobre uno de ocho en triples
Malos recuerdos tenía el Unicaja del juego exterior del UCAM Murcia antes del comenzar el partido del miércoles. La pasada campaña fue McFadden el verdugo de los malagueños en el Carpena con seis triples y una canasta desde seis metros con tres segundos restantes para que los murcianos llevasen la victoria de la cancha malagueña. Este año la película fue bien distinta. Los cajistas anularon el juego exterior de los visitantes, dejándolos en porcentajes hirientes para sus propios intereses. Porque el Murcia lo intentó, sin descanso, hasta con 33 lanzamientos más allá del arco con solo siete tiros premiados.
Es de elogiar la labor que realizó el equipo malagueño con Thad McFadden. El estadounidense dio un aviso inaugurando el partido un triple, sonaban tambores de guerra, pero ahí se quedó el peligro de escolta. Eso sí, él es un tirador y los tiradores tiran, eso es ley. Sin embargo, se empleó bien el Unicaja en que los tiros de McFadden y compañía fuera en la peor situación posible. El veterano jugador terminó desesperado y firmando una carta de tiro con siete fallos y solo un acierto, el primer fogonazo del encuentro, extinto por los malagueños.
Especialmente doloroso fue el partido de Travis Trice, el base estadounidense llegaba al partido con un gran cartel. Máximo anotador y mejor valorado en lo que va de liga regular para el Murcia, pero tuvo una aciaga noche en la cancha malagueña, amarrado por los hombres de perímetro del Unicaja. Se marchó de vuelta a Murcia con cero puntos y una carta de tiro nefasta. Palió un poco el cero de ocho en tiros de campo con las siete asistencias que repartió, aunque en el debe también queda un tiro libre de una técnica errado.
Tomás Bellas también se quedó en blanco en la anotación, pero es que ni lo intentó. El base español tuvo un partido incómodo, se aplicó en defensa, pero en ataque no lanzó a canasta y solo dio dos asistencias, también perjudicado por el bajo acierto de sus compañeros. Al menos no se le puede poner el asterisco a Bellas por el mal ejercicio de tiro del Murcia. Tampoco fue el día de Anderson, que firmó un dos de siete en triples. Ni el de Jelinek con un cero de cuatro.
Fue un esfuerzo coral para frenar a un equipo que bajó de su habitual 31% de acierto a un insalvable 21% en tiros de tres. Comandados por Alberto Díaz, todos se aplicaron el cuento, aún más si cabe tras la lesión de Augusto Lima, para echar el cierre a la línea de tres puntos. Perry no se encontró a sí mismo de cara, al igual que le está ocurriendo a Alberto, pero el nivel de intensidad que ofrece protegiendo su canasta y lo incómodo que es para los rivales atacarle cuando están emparejados permite que los relevos o la combinación entre los dos bases sea un arma mortífera en la defensa.
Poniendo en contexto el ejercicio de tiro de ambos conjuntos, el Unicaja no lo hizo mucho mejor que el Murcia desde el 6,75. Solo cinco triples en 21 intentos, pero los de Ibon Navarro si encontraron otra vías al aro muy productivas, especialmente en la segunda mitad. El control del rebote defensivo permitió a los de verde correr en transiciones que, sin ser contraataques, tampoco llegaban al juego estático. Brizuela castigó con algunas penetraciones con falta y luego se sumaron varias acciones de rebote ofensivos, de la mano de Djedovic y Osetkowski, para ahondar en la herida del Murcia, que acabó superado en la segunda mitad.
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