La tribuna
Los muertos de diciembre
El Carpena abre sus puertas para un evento especial. Los ochos mejores equipos del Mundial sub 17, que hasta ahora se ha desarrollado en Alhaurín de la Torre y San Pedro de Alcántara, persiguen las medallas. Programa suculento de partidos. Empieza el Polonia-Lituania (13:00 horas) y sigue el Serbia-Estados Unidos (15:30 horas). La segunda sesión depara un Francia-Eslovenia (18:30) y el plato fuerte final (21:00), el España-Australia.
El evento merece la pena, las estrellas del futuro pasan por Málaga. No es una frase hecha. De las cinco ediciones anteriores del torneo ya se han consolidado en la élite varios puñados, hay decenas de jugadores en la NBA, la Euroliga, la BCL o la ACB. Y ahí está España, un equipo que se ve como una generación de elegidos desde que saltaron las alarmas en los programas de detección de la FEB, que empieza en edades sub 12 y sub 13, pero al que la pandemia había impedido competir oficialmente como grupo. Ha transmitido algo de agarrotamiento el equipo que dirige Javi Zamora, algo lógico, un grupo de chavales que se enfrenta a situaciones desconocidas aunque tengas un gran talento. Pero ha ido poco a poco soltándose tras el revés inicial ante Lituania, donde pagó el peaje, los nervios. Ante Canadá hubo ráfagas de un baloncesto espectacular, fresco y vibrante, las señas de identidad de un grupo con unas condiciones físicas y atléticas anormales en el baloncesto español.
Hay dos jugadores de la casa, Álvaro Folgueiras, un ala pívot de 2.08 metros que lleva la picardía y la viveza de El Palo al parqué. Y el tirador mallorquín Rubén Vicente, cuatro años ya aquí desde que fuera captado en infantiles. Después, el base especial De Larrea, que recuerda por plasticidad y técnica a esos bases franceses como Rigaudeau o De Colo. La navaja suiza Pablo Marí, un todoterreno como ha habido pocos proyectos. El benjamín Hugo González, que evitó hace mes y medio que el Unicaja ganara el Campeonato de España cadete. Izan Almansa, ya jugando en Estados Unidos profesionalmente y que promedia un doble doble en el campeonato (13 puntos y 11 rebotes). Y el gigante Aday Mara, un talento de 2.20 metros, sin duda, especial. Con otros (el cerebro Conrad Martínez, un escolta Langarita, de patas fuertes y muñeca fina, más Bruno Vidarte, Abel Delicado y David Barberá, con menos protagonismo pero igualmente importantes.
“Empezamos los primeros minutos atascados, pero demostramos carácter y corazón e hicieron un partido muy completo, el mejor. Empezó el todo o nada y el equipo respondió con carácter. Los chicos tienen mucha ilusión y se traduce en ansiedad, en intentar hacer las cosas y obtener el premio inmediatamente. Lo trabajaron y remaron y estuvieron sensacionales”, reflexionaba el seleccionador antes de la batalla ante Australia, selección ante la que se jugó en un partido de preparación en La Línea hace dos semanas. Se ganó por 28 puntos, pero Zamora insiste en que “será un partido totalmente diferente a lo que pasó en La Línea. Los partidos de competición son muy diferentes a nivel de contacto e intensidad. Es un equipo muy físico, con grandes jugadores en todas las líneas, muy compensado. Como todos los equipos australianos, rebotean mucho y tienen mucha presencia. Intentaremos llevarles a nuestro ritmo otra vez, que podamos jugar a campo abierto, que podamos tener opciones de compartir el balón y jugar alegres y trabajar atrás como cada día”.
Australia ha ganado sus cuatro partidos por 37 puntos de media, es verdad que en un cuadro amable. Tiene a un referente al pívot zurdo Rocco Zikarsky, de 2.17 metros, suma 15 puntos y 10.5 rebotes por duelo para 23.5 de valoración en 15 minutos en pista. Joshua Dent suma 11.5 tantos y 17.3 de valoración. Hay profundidad y la proverbial dureza física aussie. Un escaparte importante.
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