Darío Brizuela: “Que mi familia esté contenta me importa más que la Euroliga o el dinero”
En un año con un tobogán de sensaciones y acercándose a su madurez como jugador, Darío Brizuela explica en ‘Málaga Hoy’ sus sensaciones antes de jugar la Final Four de la Basketball Champions League
Las fotos de la entrevista
Darío Brizuela Arrieta (San Sebastián, 1994) ha vivido en un tobogán de sensaciones en el último año. Oro en el Europeo, padre primerizo, título de Copa mientras su hijo tenía un problema de salud grave... Ahora viene la Final Four de la Basketall Champions League. Fuera de la pista no es el torbellino que es dentro de ella. Reflexivo y calmado, repasa con Málaga Hoy lo que pasó y lo que viene.
-Un año que se está viviendo increíble a nivel de sensaciones, por muchos motivos, ahora con una Final Four de BCL. ¿Con qué expectativas llega el equipo a esa cita?
-Altas. No solo porque estamos bien y hemos ganado la Copa, sino por hacerlo en casa, y eso al final es un plus, conscientes de que genera un extra de presión. Pero tenemos un grupo que acepta bien la presión, que la abraza incluso. Es un reto chulo que tenemos ahí y llegamos con toda la confianza del mundo, sabiendo que el primer partido va a ser muy difícil.
-A título personal, sensaciones muy diferentes este año: ha sido padre, el oro en el Eurobasket, la Copa, la temporada hasta ahora buena. ¿Cómo está viviendo todo esto?
-Me considero una persona muy tranquila, plana; aunque en la pista he sido todo lo contrario, pero al final he aprendido a controlar muy bien las emociones fuera del baloncesto. Lo vivo con toda la normalidad que puedo. No pienso mucho en lo de atrás, ni lo bueno ni malo, al final la vida te ha puesto en tu sitio. Intento vivir al día, disfrutando de lo que tengo, y no le doy vueltas a algún año atrás que hemos tenido, lo que importa es lo siguiente, que es la Final Four. Dependiendo de lo que hagamos, será el año mejor o peor, pero tienes que ir día a día y a por los objetivos que están por delante.
-¿Cómo le ha cambiado tantas cosas que le han pasado este año?
-El conseguir un título importante con la selección, te afianza como jugador, te da confianza, porque al final todos los deportistas tenemos momentos de dudas; si alguien dice que no, miente. Me vino muy bien en el proceso de maduración como jugador, que apliqué aquí. Llegué aquí del Eurobasket, teníamos un equipazo, y me resultó muy sencillo el tener un rol como en la selección, encontrando mis partidos para hacer mis cosas, ha sido muy cómodo; y luego el hecho de ser padre, me ha cambiado mucho en la vida: la perspectiva que tengo de las cosas, relativizo todo mucho mejor, tanto lo bueno y malo, me siento mucho más maduro y disfruto más de las cosas.
-Dentro de esa madurez, sigue teniendo su juego; esa capacidad de cambiar los partidos, ser intenso, también queda eso de Darío Brizuela.
-Entonces no sería yo. Me resulta muy difícil jugar un partido sin dejarme llevar por las emociones, porque creo que soy capaz de llevarlos bien cuando son positivas, mientras que lo gestiono mejor cuando las cosas no salen. Es parte de mi juego, el rol que tengo aquí. Cuando estoy caliente, los días que entro fácil en los partidos, hay que aprovecharlos, y se han dado varios días donde he ayudado al equipo a ganar, ese es el rol que tengo, y entra otro cuando no estoy yo; entonces para mí es fácil, también llevo muy bien si no tengo un buen partido y el equipo gana. Muy contento por el rol que me da Ibon el tener libertad en esos partidos donde estoy caliente, lo disfruto muchísimo.
-¿Le ha descargado la no obligación de meter 20 puntos para que el equipo gane?
-Claro que sí. No es fácil para ningún jugador, no esa presión, esa especie de obligación de tener que hacer un buen partido para ayudar al equipo, este año no hace falta y eso me libera. Puedo estar más intenso en defensa que el año pasado, que sabía que si me ponía, luego en ataque no íbamos a estar. Joder, eso es complicado, porque al final uno quiere ganar. Creo que en mi caso se ha juntado la situación, el proceso de maduración como jugador, que ha concluido este año, donde está saliendo todo, tanto en lo colectivo sobre todo, como en lo individual, que he encontrado muy bien el sitio y un rol que se ajusta muy bien a mí, a mis capacidades, me estoy especializando en muchas cosas para ayudar en eso. Muy contento por lo bien que ha salido todo, pero hay que estar preparado para cuando no salga tan bien, claro.
-Comparte posición con Carter y Kalinoski, dos jugadores de mucho nivel, por lo que están demostrando aquí. ¿Cómo es esa "competencia", que no es tal, pero sabiendo que tiene que dar también un nivel alto para compartir minutos es pista?
-Sí, pero creo que somos complementarios en muchas situaciones, igual yo no tanto con Tyson, sí con Tyler. Es buena la competencia porque nos gusta entrenar duro, trabajar, pero el ambiente es buenísimo, y luego nos ayudamos mucho. Intento ayudar a Tyson mucho porque aún es joven y esta Liga, cuando eres recién llegado, es dura y tienes que ir aprendiendo; y mi relación con Tyler es buenísima, somos dos jugadores muy distintos, nos ayudamos en lo que él es bueno y yo soy bueno. Creo que la relación que tenemos entre los tres es muy buena para que lo que suele ser la competición en una posición, como tenemos tan claro que el objetivo final es que el equipo gane, que eso nos va a hacer bueno a los tres, no tenemos ningún problema.
-Recuerdo cuando llegó a la estación con la medalla de oro del Eurobasket, dijo que había comprendido el concepto de familia dentro de un equipo, que para ganar es muy importante la unión del grupo. Parece que eso se transmite en este Unicaja, esa piña.
-Es muy importante. Y no solo por el hecho de que hagamos cosas fuera del pabellón, en todos los viajes estamos juntos y hacemos un montón de cosas, como en la selección, que allí jugábamos todos los días a la pocha; no solo es todo eso, sino la facilidad de sacrificarnos todos por el de al lado, que todo al final confluya e influya en el objetivo común, y eso es muy difícil de conseguir realmente porque esto es un negocio y cada uno tiene que buscar lo suyo, es la realidad. Pero cuando juntas a un buen grupo de jugadores y personas, con el equipo yendo bien, todos están contentos y creo que ese es el punto en el que nos encontramos.
-Por como está yendo el año, las expectativas están por las nubes, pero realmente lo lógico es pensar que el equipo, conociéndose durante más tiempo, pueda incluso hasta jugar mejor. No ha llegado ese tope aún en nivel de juego.
-En absoluto. Hay jugadores que son jóvenes, que están aprendiendo, todavía pueden dar muchos pasos adelante y ayudar al equipo. Lo que tenemos que comprender como equipo es que este es el primer año, que no siempre va a ser así también, porque la competición se endurece, habrá equipos que estarán mejor que el año anterior, nosotros bajamos un poco; al final es tener claro que como bloque estamos bien, tener la mentalidad de seguir construyendo y así competiremos por todo. Pero al igual este año ganamos la Final Four y nos vamos con dos títulos, y la próxima temporada no se gana nada. ¿Eso implica que hayamos empeorado? Pues no. La competición se ha endurecido, pero mientras estemos ahí por todo, dando guerra a los más grandes, creo que ese es el objetivo que tiene el club; y cuanto mas unidos estemos, más tiempo pasemos juntos, más probabilidades habrá de seguir ganando cosa, entonces tenemos que seguir con esa actitud de equipo, constante aprendizaje, y que cada uno siga mejorando dentro del grupo, así pienso que vamos a seguir ganado cosas.
-¿Qué le ha dado Ibon Navarro?
-Mucha libertad y un rol en el que me siento cómodo, una responsabilidad en el grupo, y me siento el reflejo de algunas ideas que él tiene en el banquillo, eso plasmado en la pista; creo que le puedo dar mucho en ese sentido, igual que Alberto. Tenía una relación con él de antes, lo conocía de Vitoria, él conoce a mis tíos y tal, pero eso lo dejamos al margen porque es una relación profesional. Trabajo muy cómodo con él porque me exige, aprendiendo mucho, además creo que está cómodo con jugadores como yo porque nos gusta pelear, entrenar y no nos conformamos. Es una buena relación entrenador-jugador, en la que ambos estamos creciendo. Me siento cómodo con él porque tengo la libertad de proponerle cosas y él confía en mí para llevar sus ideas a la pista en momentos de partido, congeniamos bien.
-¿Le ha ordenado algunas ideas que tenía o algunos conceptos?
-No (piensa), realmente no. Él tenía muy claras mis capacidades, las conocía desde hace tiempo, además el año pasado al final de temporada fui una pieza importante para él, así que me conocía bastante. Lo que ha hecho es ponerme en situaciones donde soy efectivo y mi rendimiento es alto, tratar de ser rentable cuando tengo el balón en las manos; no acaparo tanto en situaciones como el año pasado, donde no me sentía cómodo y tenía que generar para los demás. Ahora para mí es más fácil por los tres o cuatro conceptos que tengo, se me dan bien, encuentro tiros más cómodos, por eso estoy teniendo mejores porcentajes. Al final ha sido eso: el colocarme en escenarios muy concretos, rodeado de jugadores que me lo van a poner más fácil, eso proporciona que sea sencillo.
-¿Fue clave eso en la selección, que Sergio Scariolo supo encontrarle en esas situaciones?
-Sí, es igual. En la selección, estaba muy cómodo al lado de Rudy, aprendí un montón de él, y creo que Ibon se fijó en muchas cosas del verano pasado para ponerlas en práctica aquí. Hablábamos mucho (con Ibon) cuando estaba con la selección, incluso en la preparación del Eurobasket. Se dio cuenta que en muchas acciones dinámicas del juego, donde no parto con el balón en la mano, sino que recibo cuando el juego está acelerado, es cuando me encuentro más cómodo, al no tener la defensa contraria tan centrada en mí. Hemos cogido esas cosas para crear varios sistemas en los que estoy cómodo, y que me permiten entrar fácil al partido; ya cuando estoy dentro, me da libertad, no para hacer lo que quiera, pero sí buscar situaciones para seguir haciendo daño.
-Le hemos visto repartir asistencias, de saber leer situaciones favorables. ¿Eso también forma parte de ese proceso de maduración?
-Sí, y de repetir mucho los sistemas, encontrar a mis compañeros a base de ir conociéndolos. Al final el año pasado fue complicado porque tuvimos una plantilla seminueva, con muchos cambios, era difícil conectar con mucha gente nueva. Este año estamos los mismos desde el principio, además que todos son muy buenos jugadores, y puedo encontrar fácilmente a mis compañeros, y ellos me encuentran también. Todo se está funcionando muy bien. A seguir construyendo porque tenemos mucho margen de mejora.
-Resaltan todos los jugadores de la plantilla que es un grupo de buenas personas. ¿Lo vive desde dentro también?
-Por supuesto. Estoy muy agradecido de cómo se volcaron todos conmigo por lo de mi hijo, y no es algo que tengas que dar por hecho; también cuando fui padre, que los compañeros estaban pendientes de mí. Al final nos hemos juntado un grupo de buenas personas, con muy buena relación entre nosotros, con unos más que con otros, es inevitable; pero todos formamos una muy buena relación de respeto entre todos, nos reímos todos juntos, y lo he dicho otras veces: venir aquí (al Carpena) a trabajar es una maravilla porque, al margen de jugar al baloncesto, el ser un afortunado por ello, el estar aquí con gente que te llevas bien, te ríes, te respetas... joder, estás encantado de venir. Es la primera vez que vivo eso en un club.
-Con Alberto Díaz tiene una relación desde los 15 años, estas últimas temporadas que han sido complicadas. ¿Hablan mucho de este tema y decir "joder, cómo ha cambiado esto"?
-Nos reímos mucho, la verdad. Sobre todo, después de ganar la Copa, nos acordábamos del año pasado, a la vuelta del parón de la Copa, hubo un momento que estábamos a dos partidos del descenso y Alberto estaba súper agobiado, yo es que estoy acostumbrado a eso (risas) por mi paso en Estudiantes, y le decía que estuviera tranquilo. Jugábamos aquí con Obradoiro, Andorra, partidos contra equipos de abajo; eso lo recordábamos hace poco, el decir "joder, ¿te acuerdas el año pasado después de la Copa, que estábamos ahí para bajar?", y ahora el vernos así este año. Nos reímos mucho, pero somos conscientes que esto hay que cuidarlo, que hay que seguir trabajando, cuidar de la gente, seguir apretando cuando toca; eso lo aprendimos mucho de la selección, con la idea de ambos de llevar eso a Málaga, lo hemos conseguido, pero solo este año. Hay que seguir cuidando todo, no dar por hecho que va a ser así siempre.
-Dentro de esa línea, ya está renovado más de la mitad del equipo, eso al grupo debería dar tranquilidad.
-Un montón. Personalmente, el ver que había gente que ya había renovado, que Ibon también fuese a seguir, para mí fue clave, porque no es agradable estar en un club donde cada año se cambian jugadores, las cosas van mal. Este año, que las cosas van bien, conseguir que la gente se quede, eso lo normal es que los jugadores se vayan a equipos que paguen más; ver que el plan del club sea mantener el grupo, es una maravilla, un placer diario. En mi proceso de renovación, fue algo clave, sin duda.
-Ver el Carpena así también ayuda.
-Y tanto. Ver este pabellón así apretando, con la gente animando, es de los mejores que hay en España; y ahora que he conectado con la gente, es muy bonito. En mi caso, que llevo aquí más años, una vez has conseguido eso, marcharte tan rápido da mucha pena (risas). La gente además en muy agradecida, me para por la calle para decirme que están disfrutando mucho, el equipo tan bueno que tenemos, eso al final es gratificante, ver que la gente te reconoce el trabajo, no solo por el rendimiento, sino por lo que se vive aquí dentro; que por otro lado es de lo que va esto, no el ganar títulos, el negocio se sustenta porque la gente venga y esté ilusionada. Era el primer objetivo que teníamos y lo hemos cumplido, es una maravilla.
-Recuerdo en entrevistas anteriores donde me decía que de pequeño veía al Unicaja como un grande, cuando iba a verlo a Donostia. Eso se está reconquistando, el ver que el Unicaja va a los sitios y sea un equipo de empaque.
-En otras pistas, ya no nos ven como el equipo grande que está herido, al que se le puede meter mano. Ahora vamos a otros pabellones y es un "hostia, que viene el Unicaja". Ves a los equipos que se ponen contra nosotros a tope, llegamos a partidos igualados y se vienen abajo, entonces estar en un club con tanta fuerza y que ha recuperado esa identidad, está muy bien; ese es el Unicaja que recordaba: de ir a Illumbe, ver los pedazos de jugadores que tenía, los comparaba con otros equipos y llegaba a la conclusión de que eran muy buenos. Estar en un club así, a este nivel, es un orgullo.
-En ese proceso a la hora de renovar, ¿ha tenido la tentación de poder dar un salto a Euroliga?
-Sí. Era una oportunidad que estaba ahí, pero tenía que valorar un montón de cosas, más que lo deportivo, mi situación familiar era importante. Poder quedarme en Málaga por mi hijo, el tratamiento médico que ha tenido, para mí es algo fundamental. Sí que había interés de otros clubes; pero la idea del Unicaja de mantener el grupo, que me quedara, todo el cariño que he tenido esta temporada, para mí es fundamental. Que mi familia esté contenta, me importa más a día de hoy que jugar en un equipo de Euroliga, o que te den más dinero en otro lado. Una vez se cumplieron esas dos cosas, que la oferta era buena, y el bloque iba a seguir, la decisión de continuar fue muy fácil.
-Hablaba del problema de su hijo Bruno, el partido de cuartos de Copa ante el Barça tuvo que ser una sensación extraña: la felicidad y la preocupación.
-Yo no estaba contento, sinceramente. Durante el partido, al acabar, sí lo estaba porque para mí fue una especie de redención, por la última vez que jugamos contra el Barça en la Copa, la gente me felicitaba y para mí fue una pesadilla; tengo buenos recuerdos de sentirme caliente, pero fue una pesadilla. Entonces fue una redención, llegué al hotel después, se lo puedes preguntar a Alberto, no estaba feliz, me quería ir a casa. Pero tuve mucho apoyo del equipo y de mi mujer desde Málaga, me decía que todo estaba bien; unido a que seguíamos avanzando, no te hace gracia porque el día que nos fuimos a Badalona, que venía del hospital, mi mujer me dijo que si me iba, era para traer la Copa. La miré y me recordaba que jugábamos con el Barça y luego con el Madrid, le dije que igual volvía el viernes (risas). Y al final con todo, volví con la Copa. Una de esas historias que parecen escritas y son súper bonitas, que cuando llegué, la gente de la UCI me felicitó, me tenía una sorpresa preparada en la habitación de Bruno. Fue como un cuento súper bonito, que yo no disfruté, sí lo hice después. La semana siguiente, la del parón, me tiraba diez horas al día en la UCI, lo fui saboreando porque ya veía que mi hijo estaba bien, empezaba a dar pasos, pero durante la Copa fue muy complicado, y se notó; tuve un buen partido, ya luego no jugué bien. La idea que tenía era otra, sinceramente, de ir a jugar con el Barça y volver, no tengo ningún problema en compartirlo, porque era lo que creía que iba a pasar. Entonces fue duro el seguir avanzando.
-¿El club se portó ahí bien?
-Súper bien. Desde Ibon, el presidente, todo el mundo. El apoyo máximo, toda la libertad para decidir si iba a jugar o no, incluso el día del Baskonia, el partido antes de la Copa, ya mi hijo estaba en la UCI, me dijeron que no fuera al partido y me marchara al hospital; pero tampoco quería estar todo el día ahí sufriendo, prefería venir a despejarme. Desde ese día hasta aquí, he tenido toda la libertad del mundo para venir o no a entrenar, de marcharme si fuese necesario, porque alguna vez durante la sesión, me llegaban mensajes de que tenía que irme, de algo que ha pasado. He tenido todo el apoyo del mundo, también de preparadores físicos, que me decían que si quisiese, hacía la recuperación por la tarde. Eternamente agradecido.
-No es fácil recordar todo aquello.
-Muy difícil. Al final tuvimos mucha suerte por los médicos, que son de la élite; mi mujer ha sido la que lo ha aguantado todo, hubiese estado todo el día en el hospital si no es por ella, y digamos que me lo han puesto fácil para que estuviera aquí, dentro de la dificultad.
-Hablemos de la Final Four. El Bonn, que ha perdido cinco partidos solamente en todas las competiciones, sin el nombre de otros equipos.
-Ya, pero les ves jugar y te das cuenta de por qué están ahí y cómo juegan. Tienen jugadores muy buenos, pero no es el típico equipo de la BCL que depende de esas cuatro estrellas, y las tienen. Va a ser un partido muy complicado porque es un equipo que juega muy bien, en equipo, que se agarra a los partidos y compiten; también son nuestros puntos fuertes. Va a ser un choque de trenes, dos equipos que juegan muy bien en equipo, que rotan mucho, que se agarran muy bien, son pesados. Va a ser cómodo de ver para el espectador, pero incómodo de jugar.
-¿Qué es lo que le llama la atención? TJ Shorts es el jugador de moda.
-Es su amenaza inicial, por ahí nace el juego de ellos. Pero tienen interiores muy duros, buenos tiradores, juegan bien, se pasan bien la pelota. Ya digo, no es el equipo habitual de esta competición, que paras a un par de jugadores y ya está. Y no olvidemos que en la posición de TJ Shorts, tenemos a dos de los mejores defensores de la competición, pero no va a ser suficiente con eso.
-¿El hecho de jugar en casa es un plus de presión, o bien canalizado debe ser un arma a favor?
-Hay dos formas de verlo. Claro que es un plus de presión, porque has pasado de ser un candidato al título a favorito, pero cuando nos dicen en septiembre, con aquello de la Fase Previa, que si firmábamos jugar la Final Four y ser sede, creo que lo cogemos (risas). Y lo que decía Ibon el otro día: tenemos que ganar dos partidos en casa para ser campeones de la BCL, ya está, es eso. Hay que pensarlo así. Cuando jugamos en ACB aquí, o de BCL, somos muy favoritos para ganar, entonces tenemos que tener esa mentalidad. El ser conscientes además que jugamos contra equipos muy duros.
-¿Ha visto crecer la BCL de un año para otro?
-Claramente. Jugué esta competición con Estudiantes hace cinco o seis años, creo que fue la segunda edición, y ha crecido una barbaridad. Está muy bien estar en la Final Four de esta competición, sin dar por hecho de "Es la BCL, el Unicaja, un equipo de Euroliga, bah". No. Tiene mucho valor. Y si no se gana, el orgullo de estar en una Final Four, un nivel de la competición que es muy alto. Estamos muy orgullosos de cómo lo hemos hecho, muy sólidos, estar felices; habrá más ediciones de la BCL y no sabemos si llegaremos hasta este punto. Hay que darle valor.
-El equipo no se ha desconectado de la ACB, ganando partidos y peleando por el cuarto puesto.
-Ahí sí hemos conectado. Es verdad que en algunos momentos de la temporada, tuvimos cansancio en partidos, fases donde teníamos más la cabeza en la BCL, sobre todo en la serie con UCAM Murcia, pero pudimos sacar los partidos adelante, y para nosotros es vital estar en la pelea por el cuarto-quinto puesto; queremos estar enganchados, pero a la vez hay una Final Four, así que se nos viene un final de temporada muy interesante.
-Pero al final es lo que quiere un jugador, el vivir esos momentos.
-Al final es mejor jugar los últimos partidos de la temporada por ganar la BCL y ser cuarto o quinto en ACB, que no jugarte nada, como el año pasado; o los años en Estudiantes donde nos jugábamos la vida. Estas son cosas guays.
-Por último, no menos importante, qué me dice del Arsenal.
-Estoy súper contento. Mis amigos son muy tribuneros y me hablan del tema. Al final es el mismo proceso que el nuestro: el año pasado no fue un buen año y ahora está compitiendo por la Premier, difícilmente la gane, pero ahí esta. No juega Champions desde hace años, ya estás ahí metido, compites la Liga con el City, uno de los mejores equipos de Europa, y con la plantilla más joven de la Premier. Hay que estar contentos. Cada vez que veo al Arsenal ahora, disfruto de cómo juegan, antes sufría al ver que perdía, lo pasaba mal.
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