David Kravish: "Nunca imaginé enamorarme del Unicaja de esta manera"
"Mi familia y yo hemos estado yendo de país en país, y por fin poder sentarnos y decir 'bien, este es mi lugar', es algo indescriptible", idilio del estadounidense que comparten otros extranjeros de la plantilla
Se detuvo en Málaga
La fascitis, un tema que no existe
David Kravish, al igual que otros jugadores del Unicaja, ha encontrado el ecosistema ideal como jugador de baloncesto. Carrera que fue extensa y exótica por Europa. Paso por Finlandia, Polonia, Rusia, Alemania, Turquía y una etapa efímera por Manresa que le dio un sello de calidad. El estadounidense reflexiona en los micrófonos del club cómo ha sido ese proceso costoso, entre otros temas. "Cada situación tiene sus propios retos, como ir de California y Estados Unidos a una ciudad muy pequeña en Finlandia como Nokia, como a dos horas y media al norte de Helsinki. Magnífica ciudad, gente increíble, gran afición. Pero es un gran cambio porque no hay durante el invierno, no por mucho tiempo. Y luego en Polonia, otra ciudad muy bonita, pero en ese momento el club no estaba pagando en los plazos, entonces te enfrentas a otra serie de circunstancias. No sé si he tenido experiencias malas como tal, tampoco quiero decir algo malo, pero es cierto que hay momentos difíciles para todos los jugadores; todos han tratado con un equipo o en un contexto donde te ves descontento, y realmente no quiero atacar a nadie (risas)". Esa facilidad para adaptarse a los entornos. "Creo que todos los jugadores están acostumbrados a que cuando vas a la universidad, al menos los estadounidenses, estás lejos de casa y echas de menos. La temporada de baloncesto es dura y larga. Dura todas las fiestas, excepto el verano, así que te pierdes Navidad, Pascua, Año Nuevo, Acción de Gracias, Halloween. Te lo pierdes todo sin estar con tu familia y en tu casa, así que creo que la transición de eso, a estar en el extranjero, sigues perdiendo lo mismo. Es más de lo mismo, por lo que me puedo acostumbrar a estar en tantos países distintos en los últimos años".
Hasta que llegó esa llamada para adentrarse en el proyecto malagueño. "Antes de venir a Unicaja, nunca podría haber imaginado que estaría en una situación como esta; un lugar donde quieres quedarte y quieres estar, también el representar un club como este. Viniendo de Turquía, cuando estaba en Galatasaray, con un comienzo difícil y luego mejoró al final, temporada que dura mentalmente para mí. Al volver a casa, fue algo así como 'la temporada fue una pasada' y yo estaba dándole vueltas a diferentes ideas. Y entonces Unicaja llamó y estuvimos pensando en esto y aquello. Llegamos aquí y nos enamoramos de todo lo que tiene que ver con el club, y nunca me hubiera imaginado que terminaría así. Mi familia y yo hemos estado yendo de país en país, y por fin poder sentarnos y decir 'bien, este es mi lugar', es algo indescriptible", raíces bien asentadas. Será padre por segunda vez en unos meses. "Tengo un hijo alemán (nació en su etapa en Bamberg) y otro malagueño proximamente", bromeaba. "No sé si puedo explicar por qué esta es la primera vez que he firmado de nuevo con el mismo equipo. Pero no puedo estar más feliz que esta sea la primera oportunidad. He firmado otra vez porque este es un equipo increíble, una organización increíble, el cuerpo técnico, la ciudad, los aficionados, todo lo que se pueda desear estar aquí. Y es maravilloso. Así que estoy muy contento y mi familia también", idilio de Kravish con el Unicaja y su entorno.
"La química que tenemos siento que es única porque todo el mundo está dispuesto a coger su ego, ponerlo a un lado y decir 'lo que estoy haciendo es por el bien del equipo', cómo afecta eso al rendimiento, el ver que todo el mundo hace lo que debe para ganar. No se trata de ti mismo o algún aspecto individual, siempre y cuando tu rendimiento ayude al equipo. Eso es algo único. No hay nadie que se centre en sí mismo solamente, tú mismo quieres jugar bien, pero creo que el entrenador ha cultivado eso hasta cierto punto; pero también Juanma ha construido una plantilla de jugadores que son capaces y están dispuestos a dejar sus egos al lado y jugar para el equipo", reflexionaba Kravish, pata indispensable del equipo malagueño, como culmen ese título de Copa en Badalona, donde fue un jugador fundamental. "Ha sido la mejor experiencia de baloncesto que he tenido. No hay nada mejor que eso. Y ves la emoción de los fans, la ciudad, con las emociones del equipo y staff. No hay nada igual, al menos por mi experiencia, especialmente por la forma que lo hicimos; la situación con la que jugó Darío en el primer partido, con todo lo que estaba pasando y ganar al Barcelona, luego vencer al Madrid en el segundo partido. Después con Tenerife, que terminamos jugando contra ellos varias veces más. La Copa fue increíble".
Kravísh volvía a asegurar que esa fascitis plantar ya queda atrás. "Me encuentro muy bien. El club se ocupó de ello de forma increíble. Los fisios (Mario y Jon) son increíbles y luego el funcionamiento de Marcos (preparador físico) es genial. El entrenador estuvo muy bien dejándoles hacer su trabajo, dándole a ellos y a mí espacio y tiempo para una rehabilitación adecuada; así que ya no es un problema en absoluto. Al principio fue difícil empezar, porque sin haber hecho la pretemporada no tienes base ni cimientos para el acondicionamiento, o no tienes ritmo. Todos han estado jugando juntos durante seis, ocho semanas, así que al principio fue difícil. Pero una vez que empecé a sentir mis piernas mejor, estaba bien. Ahora me siento bien. Es mucho mejor entrenar y jugar con el resto de los chicos que montar en bici o en la elíptica y estar lesionado; cualquiera que preguntes dirá que estar lesionado es mucho peor que jugar porque tienes que llegar muy temprano, te quedas hasta muy tarde y no puedes jugar al baloncesto, así que es mucho trabajo".
El Unicaja tenía echado el ojo a Kravish a partir de esa gran temporada en Manresa, donde dio el primer salto. "Mi etapa en Manresa fue muy buena. Venía de dos años en Rusia y cuatro años con un tiempo realmente frío, y venir a España, cerca de Barcelona, donde hace buen tiempo; además a la ACB, competición completamente diferente a los lugares donde había estado anteriormente, es una situación de alto nivel, donde todos los equipos pueden competir. Fue una gran experiencia, muy divertida, con grandes compañeros de equipo. Pero entonces llegó el COVID y se cerró todo, momento de locura al no saber qué estaba pasando exactamente, de lo que iba a suceder. Puede que mi recuerdo de ese año no fuese tan bueno porque fue una época muy alocada".
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