Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Dragan Bender (Capljina, 1997) cumplió este jueves 25 años. Más de media carrera por delante, aunque ya ha vivido bastantes tribulaciones. Es una figura habitual en la apuesta joven por el jugador europeo en la NBA. No todos salen Doncic, Jokic o Antetokounmpo o, yendo más atrás, Nowitzki, Pau Gasol o Tony Parker. Hay una clase media apreciable, pero también jugadores que no se consolidan en la mejor liga del mundo.
El caso de Bender es paradigmático de que no todo el que cruza el charco tiene éxito. Pero también se intuye que el que no triunfa en la NBA tiene revancha en Europa. Con un número cuatro del draft en 2016, por delante de él salieron jugadores del calibre de Ben Simmons, Brandon Ingram y Jaylen Brown, tres All Star. Phoenix Suns hizo una apuesta importante. Por detrás salieron Jamal Murray (siete), un canterano cajista como Domantas Sabonis (11), Juancho Hernangómez (15), otros ex o actuales ACB como Yabusele (16), Baldwin (17) o Ellenson (18) y más jugadores de gran impacto actual en la Liga como Pascal Siakam (27), Dejounte Murray (29) o Malcolm Brogdon (36).
El rival del Unicaja este sábado está viviendo un proceso que necesitaba en Santiago de Compostela, un lugar trampolín para NBA o Euroliga. Salvando las distancias, algo similar a lo que vivió el año pasado Dzanan Musa en Lugo. Un lugar en el que jugar un partido por semana, sentirse importante y con galones, sin excesiva presión, con un entrenador con una idea y un baloncesto muy formado... Salah Mejri, Robbie Hummel, Mike Muscala, Matt Thomas o Steve Enoch son algunos ejemplos de esa lanzadera que es el equipo Obradoiro. Bender tuvo rotura del ligamento cruzado de una rodilla y llegó a la capital gallega sin jugar casi un año. Bender saltó a la NBA desde el Maccabi de Tel Aviv (su compatriota Nikola Vujcic, leyenda en el club hebreo, tiró de él) y allí volvió tras jugar casi 200 partidos. Phoenix dejó de confiar en él tras tres temporadas y tuvo algunos encuentros en Milwaukee y Golden State Warriors antes de la pandemia. Después regresó a Tel Aviv y allí coincidió con Ángelo Caloiaro, que también jugó una temporada en Fontes do Sar.
A caballo entre las posiciones de cuatro y cinco, Bender (2.16 metros, movilidad alta y excelente mano) está formando a veces pareja con el malagueño Rubén Guerrero y firma 17.3 puntos (52% en tiros de campo, 43% en triples y 76% en libres), 6.1 asistencias y 1.3 tapones para 16.9 de valoración. Aunque ello no ha evitado cuatro derrotas seguidas para un equipo con mucha capacidad física y atlética, muy alto. “El baloncesto es muy similar en una posición y en otra, sobre todo por mi forma de jugar. Puedo abrir espacios y jugar a veces más por dentro y otras más por fuera, algo que creo que puede ayudar al equipo. No pienso que haya mucha diferencia en el baloncesto de hoy en día porque lo que se pide es correr, defender y tirar”, decía en su presentación en tierras gallegas sobre qué posición prefería. Juegue donde juegue, será un peligro para el Unicaja, que esta temporada está desactivando bien a referencias ofensivas rivales. Trabajo para todo el juego interior y para los exteriores también. Una nueva prueba de un talento ungido para algo más que busca su camino.
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