Dudas interiores

El partido de Manresa preocupó por el dominio de los pívots del Baxi, que hicieron mucho daño

Todo está conectado en el baloncesto y la responsabilidad también se reparte

Eric tuvo minutos deslumbrantes en Manresa, pero sin continuidad

Rubén Guerrero y Eric pelean por un rebote.
Rubén Guerrero y Eric pelean por un rebote. / Unicaja B. Fotopress / M. Pozo

Es difícil desgajar una posición de otra en un juego como el baloncesto, hay mucha relación entre cada una. El Unicaja es un equipo eminentemente enfocado por su estructura de plantilla a vivir ofensivamente del juego exterior. Hay muchos puntos, talento y manejadores de balón varios. Quizá cromos repetidos que lastran la versatilidad, pero ahí está la principal fortaleza. Y lo normal es que dispongan del mayor volumen de tiros a canasta. Por eso, enjuiciar a los pívots cajistas por los puntos que metan puede resultar injusto. Pero es verdad que en Manresa hubo un profundo boquete interior. Tres jugadores interiores manresanos (Moneke, Sima y Bako), no especialmente anotadores los dos últimos, hicieron estragos.

Igualmente, la defensa es colectiva. La culpa de una canasta bajo el aro puede ser de un exterior y un interior tener la de un triple. Se ha fichado a Micheal Eric, se apostó por un proyectazo como Yannick Nzosa en virtud de lo que mostró en su primer año en la élite y se dio continuidad a Rubén Guerrero en el rol de tercer pívot. Carlos Suárez regresa poco a poco tras una encadenar problemas y no hay que esperar nada en las próximas semanas. Abromaitis y Jonathan Barreiro han alternado en el puesto de cuatro.

Eric gustó en los primeros partidos de pretemporada, pero después ha dejado más dudas. Las verbalizaba Katsikaris en el Nou Congost, recordado que el nigeriano no estaba siendo tan sólido como esperaban. Físicamente ha pagado haber tenido el Covid-19 y no estuvo exuberante. En Manresa tuvo tres minutos mágicos en el segundo cuarto que permitieron al equipo seguir enganchado al partido. Alguna canasta creada por él y algún pase más, pero sin continuidad. Debe crecer también defensivamente. Se entiende que no esté en plenitud, pero en algunos momentos parece perdido y su lectura no es la mejor. El prurito de haber jugado en equipos de Euroliga y con un rol enfocado atrás hacía esperar mejores prestaciones.

En el caso de Nzosa, es normal que los jóvenes tengan altibajos en su progresión. También ha estado varios meses sin jugar. Pero ese vigor, esa sensación de que se defendía con seis cuando él estaba en pista y que podía manejar taponar cualquier tiro, no existe ahora. El efecto novedad también se diluye. Hay mucha expectación sobre él, no es fácil gestionar verse con el posible número uno del draft de la NBA el próximo verano. Pero para ello tiene que mostrar su mejor versión. En breve cumplirá 18 años y ya podrá firmar el contrato pactado para cuando fuera mayor de edad. Por último, Rubén Guerrero ha tenido un par de apariciones buenas en los partidos anteriores a Manresa. En el rol de tercer pívot, de ofrecer cosas diferentes, tener cierto impacto en el partido. Tocando balones, siendo más duro atrás. En su tercera temporada completa, también debe dar pasos adelante, aunque su rol de momento es tener apariciones puntuales en los partidos, en alguno no intervino.

El partido ante el Manresa fue un paso atrás en el resultado, pero en el juego la línea debe ser ascendente para progresar. Hay más competitividad y nervio, pero sólo se puede crecer desde el momento en que las piezas empiecen a conectar mejor y haya una progresión. Hay dudas dentro, pero también hay que mejorar desde fuera. Viene una semana con dos duelos en el Carpena. Y se debe seguir reconquistando a la afición.

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