Entrevista a Alberto Díaz: "Este Unicaja tiene ambición y quiere más"
El capitán hace balance en Málaga Hoy de un 2023 primoroso en Los Guindos, sabedor de dónde se viene y el potencial de un grupo al que es difícil visualizarle su cima
Vuelve a su mejor nivel
Amor eterno al Unicaja
Alberto Díaz Ortiz (Málaga, 1994) levantó en Badalona su primer título como capitán del Unicaja, alargando el sueño que arrancó en ese Eurobasket señalado de 2022, gen ganador que se trajo para Málaga. Ahora hace balance en Málaga Hoy de un 2023 que lo ha catapultado como un icono, en una sobreexposición que no tuvo freno, pero que ha podido exprimir, cuando la normalidad va retomándose. Vive el "prime de su carrera" porque este Unicaja come en la mesa de los más grandes, tiempos que son de absoluta felicidad en Los Guindos, pero el malagueño recuerda el proceso hasta aquí, desde esos tramos más oscuros. También ha sido el año de su renovación casi vitalicia por el club, de su club. Quiere ser bandera de un proyecto con unas bases ya sólidas, y ganador, que tiene a Málaga concentrada en una Unicajamanía.
-Un 2023 inolvidable. Ha sido un año increíble.
-Sí (repite). En todos los sentidos. No solo por la Copa del Rey, que para nosotros es algo especial e histórico, sino por cómo hemos afrontado la temporada, cómo hemos disfrutado nosotros, la afición. Ha sido uno de los mejores años de mi carrera deportiva.
-Se habla mucho del secreto de este equipo. ¿Qué hay dentro para que se pueda enganchar a la gente?
-Es cierto que no hay un secreto, hay muchos. Hemos encajado las piezas, tenemos jugadores de mucho talento, físico, táctico, técnico, con mucha ambición y después lo más importante es hace un núcleo que se lo pase bien junto, solidario con el compañero. Todo eso lo juntas y sale algo muy especial, como es este equipo.
-¿Pero cómo se ha podido lograr tan rápido?
-Porque todos veníamos sabiendo qué queríamos. Y que las personalidades han encajado a las mil maravillas, eso hace que el proceso de adaptación se adelante. Después ganar te ayuda. No empezamos bien la temporada pasada, pero cuando encajas una serie de victorias, el equipo se vino arriba y supo de su potencial. Ayuda a que todo eso sea mucho más rápido.
-¿Qué recuerdo se le viene a la cabeza de Badalona?
-Son muchos. Una semana inolvidable por cómo sucedió todo: el sufrimiento del primer partido y ganando, la semifinal, la final. No me puedo quedar con un momento, sino con la Copa en general. Cómo se disfrutó en el grupo, la afición, esa forma de hermanarnos y darnos cuenta que podíamos competir contra los grandes. En esa Copa del Rey, la gente se dio cuenta que este equipo era especial.
-¿En qué momento se da cuenta que hay algo diferente? Además por cómo de mal lo ha pasado en los últimos años por la situación del club.
-En el día a día te das cuenta cómo se trabaja y pelea, entrenando somos compañeros pero competimos al máximo nivel, poniendo el listón muy alto. Eso se nota cuando estás en un equipo ganador y campeón, en lo cotidiano.
-¿Hay más palos en los entrenamientos que en los partidos?
-Nos damos mucha cera. No sé si más, pero nos pegamos. Es algo importante dentro de un equipo, no el darte cera, sino que la cosa se quede en el momento, en la pista, y que fuera seamos siendo igual de amigos. Como en todos los sitios, hay veces que te lo llevas a casa y tienes algún roce con algún compañero, eso pasa en todos los equipos y todas las temporadas. Pero en este se queda en el momento. Habla de cómo somos como personas y equipo.
-Comparte posición con Kendrick Perry, otro líder, al menos se le ve así desde fuera. ¿Cómo es compartir equipo con él?
-Un líder dentro y fuera de la pista. Quizás empezó siendo el pegamento de todos, sobre todo con los americanos, que tenemos un núcleo importante, él es el primero que propone hacer planes dentro del vestuario y fuera. Tenemos un jugador que vale mucho, por la identidad que le da al club siendo de fuera, cómo ha sido su adaptación, su amor por la ciudad y al Unicaja. Si tienes eso y encima dentro de la pista te da ese rendimiento, que quizá sea nuestro mayor referente, por números e impacto en el juego, es algo que tenemos que disfrutar.
-¿Y le hace mejor en el día a día?
-Por supuesto. Es una bala. Cuesta mucho defenderlo. Es un talentazo y jugar con él todos los días es un privilegio, pero también un sufrimiento.
-Ha tenido muchos grupos de americanos en su carrera. Este da la impresión que no está al margen, sino siempre con vosotros.
-Sí. Siempre se ha etiquetado mucho a los americanos como si fuesen diferentes. Es cierto que es otra cultura a la nuestra, es una realidad, pero es verdad que el carácter de los americanos que hemos traído es muy del sur, muy malagueño y abierto. Son abiertos, quieren hacer cosas con gente y el equipo, hacer planes. Eso ayuda a que la química del equipo aumente. Si uno de los americanos se llamase José Fernández, me lo creería porque son muy españoles.
-Hablaba Ibon que si no se progresa, se cae. ¿Cómo va ese crecimiento como equipo? Aunque los jugadores sean casi los mismos, hace cosas distintas.
-En el baloncesto tienes que evolucionar. Muchas veces un equipo empiezan bien la temporada, se estancan, tienen rachas buenas y malas. Depende de cómo vayas avanzando, ese encaje de las piezas y otros factores. Si no vas subiendo ese peldaño cada semana, te quedas atrás. Este equipo evoluciona. Vemos el crecimiento y la igualdad de la ACB cada temporada. Ahora tenemos una racha buena, pero eso no quita que el equipo tiene que seguir avanzando en la situación que estamos.
-Se habla mucho del estilo: defender y correr. ¿Se siente cómodo en ese baloncesto?
-Sí. Es una filosofía que se adapta muy bien a mi juego. Con los compañeros que tenemos, es algo que hemos mejorado en comparación a años atrás. Son mucho más físicos y eso como base, más especializado en defensa, me ayuda que eso de defender y correr. Es cierto que es nuestro punto fuerte.
-Le hemos visto más atrevimiento en los pases, arriesgar más, cuando suele primar la seguridad. ¿Es algo que se exige?
-Claro que sí. Uno como jugador siempre intenta mejorar, ciertos aspectos de tu juego donde puedas avanzar. Cada vez intento hacer más cosas, jugar más suelto en ataque. Pero con la calidad de los compañeros, el talento que hay, todo es mucho más fácil y cómodo.
-Y el tiro es el machaque continuo del jugador.
-Sigo en la misma línea. Haciendo la rutina de siempre y trabajando igual. La temporada pasada no tuve una buena carta de tiro (tuvo un 35.2% en TC y 27.3% en triples). Ahora estoy mucho mejor (41.2% y 42.9% este curso). Es confianza, suerte. Estoy tranquilo porque sigo trabajando. Tarde o temprano entrarán, ahora estoy teniendo acierto, pero no me obsesiona el fallar. Sigo siendo yo, sé quién soy y seguiré haciendo mi juego. Este es el baloncesto.
-Durante un tiempo parecía que llevaba el peso del club en los hombros. ¿Está más tranquilo ahora?
-Es verdad que en años atrás, sobre todo momentos malos, donde hubo muchos, que sí tenía esa presión. Me sentía muy responsable porque era la imagen del club, jugador de aquí, conozco esto y se te añade mucha presión. Pero de todo se aprende, y de esos momentos aprendí mucho. Me hubiese gustado aprender de otra manera, pero al final todo te curte. No pasamos momentos buenos y eso me hace valorar lo de este año. Es cierto que con la plantilla que tenemos, lo bien que va todo, toquemos madera, uno está mucho más tranquilo porque tiene un conjunto de jugadores que nunca falla.
-¿Se pellizca cuando ve al Carpena así? El partido del Falco, por ejemplo, con casi 9.000 personas.
-Es algo maravilloso. Hace años no esperaba que el Carpena estuviese así. Intento remarcar a los jugadores esto, que muchos puedan pensar que ver el pabellón así sea lo normal. Pero yo he visto al Carpena en Euroliga frente a Olympiacos con 2.500 personas. Para mí es algo muy especial encontrar el vínculo con la afición, ese feeling; algo que como malagueño y jugador de aquí es maravilloso. También intento que los demás no lo vean como algo normal, sino especial.
-Algunos estuvimos en su debut hace once años en Badalona. Ya va camino de los 30. ¿En qué momento se ve de su carrera?
-Me veo en el mejor momento, la verdad. Vengo de un año y medio, contando el Eurobasket, maravilloso, donde estuve bien físicamente, disfrutándolo. Ahora estoy a buen nivel, también el equipo, que es lo que te marca cómo te sientes. Puedo decir que estoy en el prime de mi carrera.
-Lo pasó mal en la pasada Final Four de BCL, aquello fue quizá el contrapunto.
-Teníamos mucha ilusión por ser en casa. A toro pasado, uno habría tomado otras decisiones por todo. Pero son momentos que tienes que apostar y decidir. Intenté llegar de la manera que pude. Eso me arrastró hasta final de temporada con varios problemas. No todo puede ser bonito. Ha sido un año y medio muy bueno, pero esto es deporte; siempre hay cosas que no nos gustan tanto. Hay que asumirlas y quedarse con lo bueno.
-¿Cómo marca el proyecto Ibon Navarro? Porque al final hay mucha presión encima.
-Es el capitán de este barco. La situación ahora es muy diferente porque cuando ganas todo está más tranquilo. La presión se ha disipado mucho más, hay más tranquilidad.
-Pero ha vivido cuando se perdieron seis partidos al final de la 21/22.
-Sí. Pero vienes con la mala dinámica de la temporada. Nunca encontramos buenas sensaciones realmente, Sufrimos mucho. Cuando se hicieron los cambios en verano, algunos difíciles, entran nueve jugadores diferentes, reseteas y empiezas de cero. No piensas en lo anterior porque los jugadores nuevos no tienen conciencia de ello, tú intentas empezar y construir algo, una filosofía sobre todo, de defender y correr, un juego abierto y duro. Y ahí el equipo lo empapó muy bien. Hubo momentos complicados, al principio de la pasada temporada y esta, pero cuando ves a este grupo sabes que las cosas van a ir bien. Habrá momentos malos, como todo, pero si la normalidad, si se trabaja, es que el equipo va a ir hacia arriba.
-¿Hubo dudas en esas tres derrotas seguidas en diez días?
-No dudamos. Sabíamos que iba a ser un inicio complicado y duro. Pensábamos que íbamos a empezar mejor, es evidente, sobre todo en Zaragoza o Gran Canaria competir un poco más. Pero estábamos tranquilo. Tenemos la suerte que nos conocemos todos, la suficiente calidad y talento para hacer una gran temporada, así que en ningún momento nos pusimos nerviosos. Sabíamos que teníamos que enfocarnos en nuestro camino y que las cosas iban a salir.
-Y en estático, otro tema frecuente, el equipo va jugando mejor.
-Estoy de acuerdo. No todo se puede hacer perfecto. Nuestro 5x5 quizá no era tan bueno en comparación con el campo abierto, por nuestras características; pero no creo que seamos mal equipo en estático ni mucho menos. La Copa del Rey la ganamos así, sobre todo la final con Tenerife en los últimos minutos. Tenemos que seguir mejorando. Cuando rompemos los partidos es a través de defender y correr, pero iremos mejorando.
-¿Le cambió mucho el oro del Eurobasket? En el sentido de hacerse más conocido a nivel nacional, en otra dimensión.
-No como persona, pero sí en el trato del entorno. Mediáticamente fue un boom del que no estaba acostumbrado. Siempre he estado aquí. Hasta en Málaga me cambió. Todo el mundo me conocía, pero es cierto que ya empezó a conocerme más gente que no era del ámbito del baloncesto. Era más personaje público. Llegaron los programas de televisión, periódicos, telediarios. Cierto que fue un impacto porque estaba acostumbrado a otra normalidad. Además tienes que sumar actos, reconocimientos, que los agradezco enormemente, pero no quita que se salga de tu rutina diaria, de entrenar, llegas a casa, descansar, haces tus cosas. Esa ola, a los que no estamos acostumbrados, sí es muy diferente. Pero lo disfruté pese a eso. Fue increíble, y además esa ola siguió gracias a la Copa del Rey. Ojalá vengan muchos más. El estar en un Eurobasket o Mundial te cambia como persona y jugador. Ser campeón te cambia, no solo por una experiencia inolvidable de ganar, sino por compartir vestuario que lo ha ganado todo a nivel mundial. Ves ese talento, el cómo trabaja, la excelencia en todo. Y te cambia.
-Y se trae eso para Málaga.
-Es lo que intentamos Darío y yo. Nuestro objetivo era hacer un buen equipo, una gran química, que el ambiente fuese chulo, como tiene fama la selección. Fue fácil por el tipo de jugadores que teníamos. Se creó solo, pero vienes con esos consejos y lecciones que tratas de adaptarlos aquí.
-En el Mundial pudo aprender de jugadores como Shai Gilgeous-Alexander.
-Nos gusta ser ganadores siempre. Pero en estos niveles te das cuenta que hay jugadores por encima del resto, que son muy buenos y no están ahí por casualidad. Son aprendizajes que uno va acumulando.
-Y Schröder, Larkin o Fournier. ¿Qué se extrae de jugadores de ese pelaje?
-Poco porque se sufre mucho (risas). Que tienes mucho por mejorar, puedes ser más inteligente. No solo vale el defender el corazón o tener piernas, sino saber el momento que tienes que meter una mano o no. En esos niveles te das cuenta.
-Aludía antes un partido de Euroliga. ¿Puede ser ese el siguiente paso del club o no se plantea?
-Es una pregunta para Antonio (López Nieto). No es algo que tengamos en mente. Estamos construyendo unas bases sólidas e importantes, algo que habíamos perdido años atrás, y tenemos que enfocarnos en BCL. Una vez seamos un proyecto asentado y de nivel en ACB, también en BCL, podremos hablar de otras cosas. Es algo que la directiva tendrá que responder en el futuro.
-Ha podido compartir rutinas con Juan Núñez.
-Es un talento maravilloso, una delicia verlo jugar por cómo lee el juego, las características y su talento. Es un currante, que trata de mejorar siempre y lo está haciendo. El techo lo va a poner en el sitio que quiera. Es el presente y futuro de la selección, además de una muy buena persona.
-Y viene una generación ilusionante, ya con Juan (Núñez) o Santi Aldama debutando. Y otros más jóvenes, donde está Mario Saint-Supéry
-Hay chicos que tienen un talento brutal. Ya ves cómo vienen, por lo que han demostrado en categorías inferiores. Vamos a tener muchos éxitos en el futuro si se tiene los pies en el suelo, como se está haciendo, y trabajando de esta manera. España tiene un futuro garantizado por esos diamantes.
-¿Ha cambiado mucho el baloncesto desde que empezó?
-Sí. Mucho. Y cambiará más aún. Los jugadores cada vez son más atléticos, talentosos, físicos y técnicos. Cuando empecé, había "5" puros, Germán Gabriel por ejemplo. Ahora los pívot son más móviles y versátiles, tiran desde fuera, hasta jugadores de 2.15 que tiran de tres. Va a ser un baloncesto más físico y abierto.
-Para ir cerrando. ¿Cómo ve al equipo para los próximos meses?
-Lo veo bien. Esa base de que vamos a competir, y si lo haces sacarás muchos partidos. Vendrán rachas malas, pero el equipo es consciente de su capacidad, lo que quiere; tiene ambición y quiere más. El equipo quiere aspirar a levantar un título y hacer cosas importantes, que es lo que debe aspirar un equipo como el nuestro.
-¿Qué le pide al 2024?
-Salud. Que haya para todos. Si la hay, estaremos todos bien. Desde hace muchos años solo pido salud. El resto ya llegará.
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