"Fue una bendición de Dios jugar en Málaga"
Entrevista a Daniel Santiago
Daniel Santiago, pívot titular del histórico título de ACB, habla con Málaga Hoy sobre la situación que se vive en EEUU con el coronavirus y sus tres años en Málaga
Daniel Gregg Santiago (Lubbock, Texas, 1976) fue el pívot titular del mejor Unicaja de la historia, el que fue campeón de ACB en 2006 y jugó el año después la Final Four de la Euroliga, hecho del que ayer se cumplieron 13 años. Asentado cerca de Tampa, en Florida, tras jugar casi hasta los 40 años en Puerto Rico, país de sus raíces al que representó internacionalmente, relata con gran amabilidad, durante una hora, a Málaga Hoy cómo es su vida en la actualidad, en este periodo de confinamiento, y repasa aquel gran trienio en Málaga. Jugó 164 partidos a las órdenes de Sergio Scariolo. Llegó tras militar en Phoenix y Milwaukee en la NBA, había ganado una Lega en Varese, y tuvo su madurez en Málaga, donde se convirtió en un pívot de referencia. Para quien no le recuerde o quiera refrescar como jugaba, en su canal de YouTube hay una amplia de colección de vídeos de su etapa en el Unicaja.
-Saludos desde Málaga, Daniel. ¿Cómo le va?
-Ahora estoy en Florida, cerca de Tampa, estamos muy cerca del golfo de México. Estoy trabajando para una Academia de Deportes, que se llama IMG Academy. Estoy aquí con mi esposa, Anette, y mis tres hijos y como el resto del mundo, ahora encerrado y tratando de hacer todas las cosas online. Tengo una hija que ya está en su primer año de la Universidad, quiere ser actriz y estaba en Nueva York y gracias a Dios la sacamos antes de que todo esto fuera muy loco. La otra hija está en high school y el hijo está en su primer año de Mid-School. Cristina, Sofía y Daniel se llaman. Las nenas jugaron al voleibol y son muy inteligentes, están en sus escuelas. A Danielito le gustan los videojuegos, como a muchos niños (risas). Tiene 12 años y ya mide casi 1.70 metros, es más grande que sus compañeros, pero no le dio por el baloncesto aún.
-¿Cómo viven la situación con el coronavirus?
-Aquí ha sido muy raro, el clima es como en Málaga, es muy bueno casi todo el año. Decir que la gente tiene que quedar en casa es complicado, pero lo está haciendo. La única sensación de preocupación puede ser en los supermercados, que los han arreglado para mantener la distancia de seguridad y es una sensación extraña. Cuando la gente está en sus oficinas y se puede cruzar con otra tiene que llevar una máscara. De verdad no hay una sensación de susto, es más como que mucha gente no sabe en realidad lo que está pasando, parece más grave en las ciudades grandes. Como somos creyentes, estamos poniendo todas sus oraciones en las manos de Dios, como siempre. ¿Qué puedes hacer? Cumplir con nuestra parte y mantener distancia, pero gracias a Dios tenemos la tecnología para comunicar y oramos juntos por teléfono, cosas así, para mí ha sido oportunidad de conectar más con otros hermanos creyentes en Cristo y mejorar mi relación con el Señor, hay menos distracciones.
-Sigue entonces ligado al baloncesto.
-Sí, trabajo con chicas y chicos de High School y también cuando llega el predraft de la NBA con aquellos jugadores que quieren poner su nombre en el draft, aunque este año me temo que será complicado. Aquí en Florida hacía años que teníamos un apartamento chiquito cerca de la playa. Ya cuando acabó mi carrera decidimos que queríamos quedarnos en esta área y buscar una casa un poco más grande. Para mí, ya sabes, necesito un techo alto (risas). Estamos en un área muy buena, cerca de la playa, no justo ahí, pero a tres-cuatro kilómetros. Tomé tiempo para terminar mis estudios en la universidad, en Trabajo Social, Sociología e Historia. Me costó mucho trabajo terminar porque la última vez que había estado en la universidad era 1998... Me costó trabajo, pero me ayudó mucho la experiencia en España, Italia, Turquía... Me ayudó mucho en mis clases, yo había tenido esa experiencia de vivir en países de los que se hablaban. Los demás era bien jóvenes y era el más viejo allí (risas), en la Universidad de South Florida.
-Allí estudió Rubén Guerrero, que ahora está en el primer equipo del Unicaja.
-Qué me alegro de que él esté ahora jugando en el Unicaja, yo lo conocí en Tampa. Antes de empezar a tomar clases conocí a Orlando Antigua, dominicano, que era asistente de John Calipari y fue el primer entrenador. Me dijo que fuera allá a los entrenamientos por si podía ayudar a los chicos. Conocí a Rubén y él se acordaba de mí de cuando yo jugaba en el Unicaja, me hizo ilusión conocerle. Un chico muy simpático, me alegro de que esté en el equipo de Málaga jugando ahora.
-¿Qué recuerdos le quedan de Málaga?
-Yo tengo allí un amigo que trabaja para Atletas en Acción, Rubén Fernández, que a veces me da noticias del Unicaja, cómo están las cosas en Málaga y en España, sobre lo que está pasando. Casi no hay ningún día que no me acuerde de los buenos momentos de Málaga. Jugando para la gente, esa gran ciudad, toda la experiencia de esos tres años en Málaga... Porque fue una gran parte de mi carrera, con mucho éxito. También hubo momentos difíciles, con lesiones, pero sobre todo me acuerdo de la gente, la gente era amable y nos aceptaron como malagueños. De hecho, ni hijo Danielito es malagueño, nació allí, en 2007, en el Hospital Gálvez allá en el centro de Málaga.
-Llegó y ganaron la ACB.
-Era una cosa que nos dijeron cuando fichamos, que era un plan de 2-3 años, que querían construir un equipo ganador, con muchas aspiraciones de ser grande. Con la plantilla que ya tenían antes y algunos más como Marcus Brown o yo, era una plantilla completa. Es muy difícil planificar algo así. Con esa combinación de talento, de también las características de cada persona, no éramos muy egoístas, todo el mundo hizo su parte dentro y fuera de la cancha y era como si todos levantáramos el peso a la misma vez. Cuando tienes un equipo que hace las cosas así es muy lindo y muy especial. Gracias a Dios tuve esa oportunidad muchas veces en su carrera. Es el favor del Señor, hay muchas jugadores que no han tenido ni la oportunidad de ir a los play off. Conseguí ser campeón tres veces, en Varese, en Málaga y en Barcelona. Dos veces llegué a la Final Four de la Euroliga y estoy muy agradecido por la oportunidad de jugar en Málaga, desde ahí mi carrera creció mucho y fue una cosa increíble. Todavía yo tengo grabados partidos de nosotros y ahora mismo estoy en el proceso de hacer algunos highlights en mi canal de Youtube, de cuando estaba en Puerto Rico, Argentina, Turquía... Es más para mi familia, para gente que no tuvo la oportunidad de verme jugar. También para mostrar a los muchachos a los que enseño, que les digo que sé del juego del baloncesto (risas). Ahora le dices que jugaste en la NBA y te buscan, te pueden ver en internet. Así pueden ver algo.
-Quedó una imagen grabada, cuando ganaron la Liga en Vitoria y se puso a rezar con Marcus Brown en el parqué.
-Siempre Marcus y yo hablamos del Señor, cosas de la Biblia, pero en este momento, cuando ganamos, todo el mundo está como loco. Y yo recuerdo que Jorge [Garbajosa] tiró la pelota por el aire. Me fui como un loco para coger esa pelota y la cogí y empecé a celebrar con los demás. Ahí, Marcus llegó y me dijo que teníamos que rezar, fue Marcus quien se acordó de eso y en ese momento le dimos gracias al Señor. Es muy difícil jugar contra Prigioni, Scola, Splitter... Y les ganamos. No todo el mundo tiene una oportunidad así, ganar en su cancha a un rival muy fuerte. Tuvimos que dar toda la gloria al Señor, tuvimos el talento, el deseo para hacerlo y estábamos muy agradecidos.
-¿Qué es de Marcus Brown? ¿Tiene contacto con él?
-Está allí en West Memphis, entrenando a un equipo de high school. Hablé hace poco con él. Está muy contento. Echo de menos a Marcus, fueron dos años como compañeros de habitación, vivimos muchas cosas juntos.
-Sus duelos con Robert Archibald fueron épicos aquel año de la Liga. ¿Qué sintió cuando vio que había fallecido?
-Cuando pasó eso, no sé quién en Málaga me envió un mensaje y de verdad me quedé en shock. Yo tenía su contacto en Linkedn, vi que estaba trabajando con los seguros. Cuando leí eso, se rompió mi corazón, estaba muy triste. Robert era un gran rival y tuvimos muchas batallas en la cancha. Mucha gente las recuerda y fue algo de lo que la gente siempre hablaba, nos hicieron más grandes. Así que de verdad estuve bien triste. Tuvimos oportunidad de jugar a un juego, es solamente eso. Como vemos ahora, no se juega al fútbol ni al baloncesto ni nada y la realidad te pone en tu sitio. Somos muy bendecidos de tener la oportunidad de trabajar como atletas, pero hay cosas más importantes que el deporte. Obviamente, no queremos nada malo para hermanos y hermanas. Esto te pone a pensar en las cosas más importantes. Lo que pasó con Kobe fue también duro. Sabía que tenía hijas y su familia, miraba a mi familia cuando pasó y pensaba 'Qué fuerte'. Tuve la oportunidad de jugar muchas veces en contra de Kobe. Siempre recuerdo una de las primeras veces, que tenía que ayudar y tapar la línea de fondo y lo hice perfectamente, el timing ideal. Lo hice, me chocó y pitaron falta en ataque en ataque de Kobe y Phil Jackson se volvió loco en el banquillo. Es un momento de recuerdo de mis primeras acciones contra Kobe. Fue muy triste, con Archibald y Kobe me puse a pensar en mi familia, en las cosas más importantes. A veces esas cosas pasan para sacudirte y para pensar.
-Sergio Scariolo es triunfador en la NBA con Toronto y con la selección española. ¿Qué aprendió de él?
-Yo creo que él fue un gran entrenador para mi carrera. Tenía una mente brillante, era un profesor del baloncesto. Me enseñó muchas cosas, algunas veces eran cosas muy estrictas (risas). Esa fue su manera de enseñarnos. Tuve que aprender de él. Hay gente que tiene su manera de hacer cosas y no es con mala intención. Ellos te prestan más atención, en defensa o en ataque. Si un entrenador te dedica tiempo es porque quiere enseñarte y cree que puedes ayudarle. Tuvimos algún conflicto en la práctica, en la cancha, pero siempre era para el beneficio del equipo. Entonces, su preparación para los partidos ya era impresionante, trabajaba mucho en la importancia de conocer a tu rival y sus tendencias. En el juego de hoy en día casi todos los equipos hacen lo mismo, pero hay jugadores que hacen algo distinto. Si quieres tener más oportunidad de ganar debes aprender dónde están esos sitios, qué hacen distinto. Estoy seguro de que fue fundamental en el éxito de la selección, pero también en Toronto. Él es un genio de la preparación de los partidos. Estuve bien contento, le mandé un mensaje para felicitarle, no sé si lo recibió. Imagino que fue una locura ganar un campeonato así y después el título con España. Estuve muy orgulloso de tener la oportunidad de trabajar a sus órdenes. Estoy contento de su éxito.
-¿Fue en Málaga donde se vio al mejor Daniel Santiago de su carrera?
-Puede ser, por los compañeros que tuve, me dieron más espacio para hacer las cosas que yo sabía hacer mejor en la cancha. Yo noté eso, también jugando en Puerto Rico, que es un nivel alto, de cómo un equipo te puede hacer mejor, en Málaga. Estuve con la plantilla más sólida en todos los aspectos: defensa, ataque, buenas actitudes, no había mucho ego, todo el mundo trabajaba de todo el mundo... Y es interesante porque, a veces, cuando veo partidos después de haber pasado tantos años, aún siento como que había como una conexión especial con todos. Con Pepe Sánchez, con Walter Herrmann, Garbajosa, Marcus, Pietrus, Berni Rodríguez, Carlos Cabezas... Grandes jugadores pero con el IQ y el talento para mejorarme a mí y a los demás. Yo siempre estoy muy agradecido por el tiempo que estuvimos juntos. Era como una conexión mental, un feeling, fue parte del trabajo de Sergio, que todo el mundo sabía dónde tenía que estar, qué hacer, las opciones que teníamos... Todo el mundo estaba bien pendiente de lo que tenía que hacer y de lo que él lo requería. Era divertido y a veces difícil por la exigencia. En la temporada 2005/06 hicimos un récord, ganamos 10 o 11 partidos seguidos, pero Sergio estaba encima de nosotros. Un día estaba en el hotel tras un partido y Marcus me decía: 'Tío, hemos ganado 10 partidos seguidos y el coach está molesto como si hubiéramos perdido 10 seguidos' (risas). Ese día era porque teníamos que ganar por más de 10 puntos para recuperar un average y ganamos sólo por dos o tres. Durante el año fue la sensación, pero eso nos juntó más como jugadores y compañeros. 'Sergio está loco hoy. Vamos a hacerlo juntos y bien', pensábamos en algunos entrenamientos (risas).
-Aquella Final Four de la Euroliga no pudo jugarla por el problema en los ojos. Aquí se pensaba que con usted en Atenas igual se acaba de otra manera.
-Me dolió mucho, muchísimo, en muchos sentidos. Málaga tuvo esa oportunidad de ganar una Euroliga, tan cerca... Como ganamos la Liga ACB, ganaron la Copa del Rey el año antes de llegar. Pero tener la oportunidad de ganar la Euroliga, ufff... Tuve otra opción con el Barça y caímos contra un CSKA muy fuerte. Fue muy lindo cómo llegamos, porque de verdad nadie pensaba que podíamos llegar contra un Barcelona que siempre era un equipo muy, muy fuerte. Cómo jugaron el último partido en Málaga. Yo estaba muy contento, claro, cuando ganamos, pero con mucho dolor por no tener la oportunidad de ayudar a mis compañeros. Tienes que darle gracias al Señor. Nunca sabes lo que va a pasar. Gracias a Dios, ayudé al equipo hasta donde pude hacerlo. Fuimos a Atenas y aprovechamos la oportunidad de jugar una Final Four. Ahora estoy más viejo, perdí poco a poco la visión, tengo que poner aún gotas en mi ojo derecho, sólo para mantener la presión. Todavía tengo que echar un ojo a mi ojo (risas).
-El pívot clásico como usted se está perdiendo, cada vez se le pide más a la gente grande que haga cosas diferentes.
-Yo entiendo que ahora hay ese estilo de tirar desde lejos, pero hay una razón por la que Kareem Abdul Jabbar ha sido el máximo anotador de la historia de la NBA, estaba cerca de la canasta. Ha ganado muchos campeonatos porque nadie podía pararlo. Es bien importante aún y los equipos que entienden eso, van a saber que es un trabajo que tienen que seguir haciendo. No todo el mundo debe tirar desde lejos. Marc Gasol, por ejemplo, puede jugar por dentro y por fuera. Yo no tengo ningún problema en jugar por fuera, pero tiene que haber un balance, un equilibrio. La línea de tres es parte del juego del baloncesto, pero debes saber correr, botar, tirar, pasar... Eso es parte del juego, tienes que desarrollar tu juego para que el otro equipo diga que 'debemos defender a este hombre grande, que puede hacer grandes cosas'. Si estás limitado a sólo tirar triples, estás limitando tu juego. Tienes que leer y tener la confianza. Tirar media distancia, ir a la canasta, hacer un mate... Es parte de ser un jugador. Hay gente que no puede hacer muchas cosas distintas a nivel élite. Yo puedo botar pero no puedo ser muy efectivo cruzando media cancha (risas). Tienen que aprender, poste bajo. Es parte de ser jugador de baloncesto. Me gustaría que jugaran más cerca de la canasta, los porcentajes suben, obviamente, hay que tener una balanza. No puede ser triple, triple, triple.
-¿Cómo está Puerto Rico ahora?
-Tengo familia en el lado mío y de mi esposa y muchos amigos allá. En 2014 estuve allí, último año mío de jugador, y regresé el verano pasado para visitar a la familia. Hubo un huracán muy grave, muchas cosas pasaron en este tiempo, un terremoto, mucha gente en los últimos cinco años han padecido cosas bien fuertes, le pido a la gente que rece, las cosas están difíciles lejos de la capital. Ahora tenemos el virus.... La Liga estaba jugándose hasta que llegó el virus, es una cosa que nadie sabe lo que puedes hacer. Puerto Rico es una isla y puede ser un poco más cerrado y se puede contener, pero de verdad mis amigos y familia están bien.
-La afición le recuerda con mucho cariño, como a todos los miembros de ese equipo campeón. ¿Qué le dice?
-Muchas, muchas gracias por su apoyo. A veces recibo noticias de la fanaticada de Málaga, se acuerdan de mí y de mi familia en Málaga. Nunca voy a olvidarlo, fue una época en mi vida y mi carrera muy importante. Muchas memorias, muchas experiencias, alguna difícil, pero lo que más que recordamos de Málaga son las cosas buenas y la gente, la afición. Jugué en muchas pistas, pero no hay otro sitio en Europa con la afición con tanta pasión por el juego del baloncesto como en Málaga, cómo nos ayudaron en los partidos, especialmente en Málaga. Era un atmósfera única. Estoy bien agradecido de tener la oportunidad de haber jugado allí, fue una bendición de Dios jugar tres años en Málaga.
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