Fichajes Unicaja: Kameron Taylor, una ganga de 100.000 euros

El Unicaja encontró en el exjugador del Bàsquet Girona una gran oportunidad de mercado, entre otros argumentos a favor

El scouting humano

Taylor, en un partido con Girona / Acb Photo
Jorge Cabrera

15 de julio 2023 - 13:33

Ha tenido eficacia el Unicaja a la hora de penetrar en el mercado, fichaje ratificado de Kameron Taylor que además ha servido para paliar el luto del adiós inesperado de Darío Brizuela. Sin margen para derrochar lágrimas, hubo respuesta repentina por parte de los malagueños, tempestad tras una fuerte tormenta en Los Guindos, pero evitando la catástrofe. La nueva incorporación de los cajistas solo ha supuesto un coste de unos 100.000 euros, el importe de la cláusula de rescisión que abonó el jugador para marcharse de Girona. A primera vista una ganga a estas alturas de mercado, por encima en valoración la pasada temporada de exteriores como KyleGuy o KassiusRobertson; ambos, con más ruido mediático, jugarán Euroliga la próxima temporada. Resulta llamativo que un jugador como Taylor no haya entrado en esa rueda, hasta ese movimiento relámpago del Unicaja, firma que se consiguió en pocas horas.

Por una décima parte, aproximadamente, de lo ingresado por Darío Brizuela. 1.2 millones dejó el nuevo jugador del Barcelona, más la alta ficha que iba a percibir el donostiarra en su nuevo contrato, de los más altos en esa nueva planificación proyectada. Sin tener en cuenta el factor salario, el cambio de piezas realizado por el Unicaja da un altísimo rédito económico; movimiento estratégico que ayudará a las arcas cajistas y un cierto músculo por si en el futuro hay que hacer esfuerzos. El beneficio se va a las siete cifras, todo un lujo para una entidad terrenal para la malagueña, lejos de la capacidad de un Euroliga, dentro de ese crecimiento; presupuesto para la próxima temporada que será superior a los 13 millones de euros.

Se ven muchas ventajas en la llegada de Kameron Taylor a Málaga, variables de un fichaje que atisban un buen rendimiento a las órdenes de Ibon Navarro, en un encaje que debería ser sencillo. Bueno, bonito y también barato; toda una ganga de las que no suelen quedar a mediados de julio, caladero a priori accesible como puede ser Girona. Ahora hay que encontrarle su espacio en el plan.

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