Final Four de la BCL en Belgrado: Un Ferrari sin gasolina

Una sede fabulosa, una catedral del baloncesto europeo, pero desangelada y sin público provoca una sensación extraña

"El gran mérito es haber recuperado los valores y el alma"

"Este equipo va camino de ser ganador"

Instante del UCAM Murcia-Unicaja / Basketball Champions League

Una buena idea fallida. Belgrado es una ciudad fabulosa, con una tradición baloncestística casi sin par en Europa. Ver la primera línea de la zona VIP en la jornada de semifinales de la Final Four de la Basketball Champions League inspiraba un respeto tremendo. Pesic, Rebraca, Danilovic, Teodosic, Nedovic... Junto a ellos mitos del baloncesto europeo como Papaloukas o Zisis y los españoles Garbajosa, Berni y Cabezas. Campeones del mundo y de Europa por doquier. Pero el glamour se quedaba ahí. Una puesta en escena potentísima, con una pista revolucionaria que quizá en una década sea corriente pero que ahora parece venida del futuro, mezcla de videojuego y realidad virtual. Desde la televisión la imagen es muy potente, visualmente muy atractiva. En el pabellón, depende de la zona. Los jugadores la aprueban con muy buena nota.

Pero observar las gradas de una instalación tan gigante provocaba desolación. Apenas rozaba las 2.000 personas, un 10% del aforo de un Palacio que cada semana se atesta con 20.000 espectadores para ver al Partizan y al Estrella Roja en la Euroliga. Un altísimo porcentaje de ellos, aficionados de Unicaja, UCAM Murcia, Lenovo Tenerife y Peristeri. No había que ser Einstein para prever que en una ciudad acostumbrada al baloncesto del máximo nivel europeo la presencia de la Final Four de la BCL, una competición en la que esta temporada no ha competido ningún equipo serbio desde octubre, no movería masas. ¿Cuántos espectadores habría en Málaga en una Final Four de la FIBA Europe Cup?

Sobre todo chocó que esa decisión se tomara, al menos se materializara, a finales de marzo, justo cuando se celebró el sorteo de cuartos de final. Si se decide en octubre, diciembre o enero tendría más justificación, hubiera sido algo planificado, una apuesta previo. Patrick Comninos, CEO de la BCL, ya expuso cuando habló por primera vez en Málaga para presentar el evento. Se entiende que la FIBA quiera mover el producto y tras dos ediciones en España (Bilbao y Málaga) quisiera buscar otro escaparate. Pero con tres equipos de la ACB con ventaja de campo en los cuartos de final era previsible lo que sucedió, que consiguieran su acceso. Esta edición en tierras españolas, no necesariamente en algunas de las tres ciudades aunque ello lo hubiera favorecido, hubiera supuesto un éxito de público y la imagen sería de la competición sería otra. Belgrado no tiene excesivas buenas conexiones con España aunque han mejorado. Hay un vuelo directo, por ejemplo, desde Málaga este domingo que ha multiplicado por tres su precio respecto al que tenía el de martes y jueves, los otros semanales que hay.

El problema no era Belgrado, santuario de la canasta en Europa, sino la decisión. La FIBA, la BCL, han querido sacar músculo, ha lucido un Ferrari, porque los medios y la infraestructura los tiene, para quedarse en el barrio porque no había gasolina. La imagen televisiva de las gradas no vende bien un producto que en otro escenario no hubiera sido tan ambicioso pero sí una apuesta más segura. Es difícil explicar que en el Martín Carpena (sí, de manera gratuita) hubiera más personas para ver la semifinal que en el Belgrado Arena. También llevaba a la reflexión que Teledeporte, la cadena que ofrecía a nivel estatal el partido, prefiriera ofrecer en directo un partido de segunda ronda del Masters 1000 de Madrid entre Zverev y Coric antes que un duelo entre dos equipos españoles en una semifinal europea. Quedó relegado a RTVE Play. Nadie que quisiera se quedó sin ver el partido, pero es un mensaje implícito de lo que importa la competición a nivel español, siendo el gran mercado de la BCL, más allá de las ciudades que intervienen. Otro motivo de reflexión.

Y sí, la BCL tiene cosas buenas también, pero para el bien del baloncesto europeo todo debería unificarse, la dispersión no ayuda. Proyectos como el del Unicaja y el Tenerife deben tener una plataforma para seguir creciendo. Jorge Garbajosa admitía que las negociaciones entre FIBA y Euroliga están abiertas. Por el bien de la canasta continental urge un gran acuerdo de máximos.

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