Muchos Folgueiras en Alhaurín de la Torre

Es una extraña casualidad que un jugador puede jugar una Copa del Mundo de formación en su casa. Es el caso de Álvaro Folgueiras, el segundo malagueño tras Luis Conde en disputar un Mundial sub 17. Desde El Palo hasta Alhaurín hubo trasvase. Allí estaban amigos y familia, una veintena de personas con la camiseta con el número 11 y el nombre de Folgueiras en una de las gradas del Pabellón El Limón, que presentaba un gran aspecto, casi lleno en su millar de espectadores de aforo.

El malagueño salió en la primera rotación de Javi Zamora, pero cometió dos faltas rápidas (le dio tiempo a coger un rebote y dar una asistencia) y fue relevado hasta la segunda parte por el seleccionador, que exploró otras opciones en una rotación más reducida de nueve hombres en la que no entraba Rubén Vicente, el otro jugador cajista en la convocatoria.

En la segunda parte, Folgueiras salió de partida y tuvo un gran impacto en el juego. Rebote, triple, un par de asistencias, tocando varios balones divididos y forzando malos tiros. Propició el parcial 9-0 de salida de la segunda y que empezaba a romper el partido. La grada Folgueiras se levantaba y vibraba con Álvaro, que se fue con el equipo ocho puntos arriba después de haber alcanzado 14. El partido se convertiría en una tortura a partir de ahí, con la zona visitante haciendo daño. Rubén Vicente tenía una pequeña incursión en el partido, podía ser un encuentro para él y su muñeca. Falló el triple que intentó.

Folgueiras regresaría de manera intermitente, para defender más que para atacar. Acabaría con tres puntos, cinco rebotes y dos asistencias para nueve de valoración en 15 minutos. No pudo empezar bien el Mundial para España, pero esto es como acaba.