Hoy es plata, el futuro es dorado (67-79)
Mundial sub 17
España domina durante 28 minutos a Estados Unidos, pero un agujero negro de cuatro minutos al final del tercer cuarto llega a la derrota
Gran noche de baloncesto
Así fue el ambiente
Fue una noche mágica, una plata que sabe a oro. El resultado final (67-79) no hace justicia lo que se vivió en el Carpena, pero es la semilla de algo grande, de una generación que apunta al cielo. Hay que tener todas las precauciones del mundo al hacer estas profecías, pero es imposible no ilusionarse con lo que viene. El sueño duró 28 minutos. Fue el tiempo que España fue delante en el marcador, por delante de unos Estados Unidos a los que desquició y sacó de la pista con baloncesto y mucho coraje, con un plan claro de partido para salir de la presión, de las largas y fuertes piernas americanas. Fue baloncesto de alto nivel, es lo que viene para el futuro. Mucha actividad, atletas capaces de hacer muchas cosas distintas. Faltó fuelle, piernas, lucidez, pero qué reprocharle a este grupo de jugadores y técnicos. Lógico tras la tralla de un fin de semana en cualquier caso inolvidable para quien estuvo en el Palacio. Ha sido una visita del futuro y ha sido agradable ver estos 10 días de baloncesto de la mejor cantera global en la provincia. Y ver a un Carpena con 7.000 espectadores así de metidos igual también limpia el ambiente.
En ese Carpena incandescente, como hacía mucho tiempo que no se veía, España salió como una jauría. Liderando desde el principio, con rentas de tres-cinco puntos. Con mucho criterio para driblar la atosigante presión de los americanos. Con Conrad Martínez de cerebro, con una vez más Izan Almansa como principal finalizador y con con presencia en los dos lados de la pista. Un gran Marí, un gran Hugo González... Parecían enchufados muchos de los ocho jugadores que han competido cuando ha llegado la verdad.
Mandaba al descanso por cinco España (38-33) y mediado el tercer cuarto parecía estar a punto para romperse. Con 48-41 tuvo un par de ataques la selección para estirar. Y ahí entró en barrena. La clarividencia exhibida hasta entonces se perdió. Las pérdidas que ocasionaban canastas fáciles crecieron exponencialmente. Y no sirvieron los dos tiempos muertos de Javi Zamora.
Cuando salió de la ciénaga, tras un parcial de 3-21, España estaba a 10 puntos al final del tercer cuarto. Y ahí se quedó la diferencia. El grito de “campeones, campeones” con que el Carpena despidió al equipo significaba el homenaje a lo que este grupo de chavales había hecho este fin de semana. El posterior show yankee, lamentable, daba idea de que habían estado acongojados. Algún gesto feo. Victoria irreprochable, por aquí pasaron varios jugadores de NBA, pero algunos de ellos seguramente sean españoles.
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