Ibon Navarro: Admirador de Sergio Scariolo, químico, big data y democracia dirigida

El club malagueño ficha al entrenador vitoriano para intentar levantar el vuelo

La filosofía del técnico, matizada tras haber trabajado con Perasovic, Ivanovic, Scariolo, Spahija, Olmos...

Scariolo, con Ibon Navarro.

El Unicaja se encomienda a Ibon Navarro para salir de una espiral diabólica que tiene al equipo 13º en la Liga Endesa, tan cerca del descenso al LEB como del play off y salvar la clasificación europea, y en situación casi límite en la Basketball Champions League, con un balance de 1-2 tras tres jornadas de las seis del Round of 16, tras la derrota en Ucrania. El club anunció este jueves la contratación del entrenador vitoriano, de 45 años y que en las últimas temporadas había dirigido en Manresa, Murcia y Andorra, consolidándose como un técnico con proyección dentro de la nueva ola española. Una Final Four de la BCL como pimentonero y semifinales de Copa y Eurocup con los del Principado fueron quizá sus resultados más lustrosos. Antes cogió al equipo de su ciudad, el Baskonia, en una situación delicada y lo mantuvo en Euroliga.

Ibon Navarro fue despedido a comienzos de 2022 por el MoraBanc Andorra, en una situación delicada. Tras su marcha, el equipo reaccionó con victorias ante Madrid y Joventut. Algo parecido, a la inversa, es lo que espera el Unicaja. El equipo está bajo mínimos de confianza y autoestima. Necesita un electroshock. Es lo más urgente ahora mismo y seguramente habrá que ir al mercado también para paliar más carencias. El Unicaja negoció en los últimos días con Misko Raznatovic, agente del técnico, que también sabe las necesidades del club.

¿Servirá para ir construyendo también para el futuro? Es la idea del club, aunque lo que urge es salvar la situación. Tanto en Murcia como en Andorra, Navarro ha tenido equipos más físicos y atléticos del que dispondrá en Málaga, por lo que tendrá que tocar otras teclas distintas para intentar reflotar a un equipo con buenos jugadores pero que mezclan mal. Licenciado en Química, trabajó en el sector hasta que con 30 años le llegó la oportunidad. Habla euskera, castellano, inglés, alemán y catalán, herencia de sus dos años en Manresa y tres y medio en Andorra.

¿Qué filosofía aplica Ibon Navarro? En una interesante exposición con la entidad bancaria MoraBanc, patrocinadora del último club en el que estuvo, daba algunas claves del manejo de grupos. Mostraba también su admiración por el mejor entrenador de la historia del Unicaja, Sergio Scariolo, con el que trabajó en Baskonia. “¿Qué interés personal tienes tú dentro de este equipo?”, relataba Navarro que es su primera pregunta a los jugadores: “Es muy importante para mí porque si tú consigues que un trabajador consiga sus propios objetivos, si le ayudas, estará centrado, satisfecho, y es probable que sume más al proyecto común. Es evidente que no puedes poner a muchos gallos en un gallinero. En baloncesto si ya tienes dos jugadores que asumen mucho ataque y muchos puntos, quizá no te convenga tener más. Aunque puedas. Pero en nuestro caso, también depende de si juegas competiciones europeas. Entonces quizá necesites más. Según el caso, quizá te convenga tener dos estrellas y 10 jugadores de nivel medio, o bien cuatro estrellas y ocho jugadores de nivel más bajo". Parece que, sin saberlo, diagnosticaba los problemas actuales del Unicaja.

“La clave es argumentar y, hoy en día, el Big Data nos aporta mucha información para tomar decisiones y argumentarlas. Nos permite saber la influencia de un jugador. Le puedo demostrar que mete muchos puntos, por ejemplo, pero que al mismo tiempo el equipo pierde y juega peor. Con ese argumento contrastado le puedo pedir que cambie su juego, y si lo hace, le podré demostrar también cómo su cambio ha beneficiado al equipo. No es fácil, hay que dar a unos, quitar a otros y compensar para que el éxito colectivo les sume a todos individualmente", incidía el técnico vasco.

“Democracia dirigida”, con la colaboración de su equipo técnico, define su manera de llevar al grupo: “Pensamos y analizamos los tres entrenadores y buscamos una manera de dirigir que sea efectiva y que sea cómoda para el equipo. Me gusta hablar con los jugadores, saber lo que piensan. Hay cosas no negociables que quedan claras desde un inicio, y otras que se pueden hablar. Es importante captar lo que te dicen tus jugadores, algunos te lo verbalizan, otros lo expresan con la cara, depende, pero ellos son los importantes, son los que juegan”.

"Sale el carácter en la pista, pero no soy un sargento. Al final lo importante es ser tu mismo. Si eres abierto, no quieras ser un dictador, y si eres una persona cerrada y estricta, pues así haz de actuar. Si cambias tu manera de ser al final te vas a traicionar a ti mismo, hay que ser natural y coherente. Ser un equipo organizado en la pista no es posible si no lo eres fuera. Cumplir los horarios, la vestimenta, el aspecto físico… tenemos un reglamento interno basado en el sentido común, no soy extravagante. Siempre se destaca el tema de los móviles. A mí no me molestan. Durante la comida, por ejemplo, no se puede hablar, pero se pueden tener en la mesa y eso a veces, después de comer o cenar, provoca que los jugadores interactúen más viendo vídeos o comentando cosas y alarguen la sobremesa juntos. Si los prohíbes, se levantan en cuanto pueden y se van a cada uno a su habitación", proseguía.

Dos técnicos señalaba Navarro que le habían marcado. Uno de ellos, Sergio Scariolo, de sobras conocido en Málaga, con el que coincidió en el Baskonia. “Lo controlaba todo. Tenía un equipo de tres personas generando información y lo absorbía todo. No dábamos abasto y ampliamos el equipo. Seguimos sin dar abasto y generando aún más cosas. Y él las aprovechaba todas. No es fácil tener esa capacidad. Cómo se organiza para trabajar, cómo gestiona absolutamente todo, es complicadísimo. Ser capaz de gestionar jugadores, cuerpo técnico, médicos, club, prensa, su vida, el trabajo... Lo hacía a la perfección. Ha entrenado a los mejores clubes y jugadores, a la selección española, y eso le da un poso para tomar decisiones que es muy complicado verlo", afirmaba, al tiempo que destacaba a Neven Spahija: “Tenía el equipo con más talento en el que he estado: el Tau del 2007 que fue Campeón de Liga, de Supercopa y llegó a la Final Four y a la final de la Copa del Rey. Era un escudo contra la presión para sus jugadores, les preguntaba la opinión teniendo siempre una buena opción y gestionaba con más zanahoria que palo. De aquellos entrenadores que tienen un don".

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