Ibon Navarro, un 35% que lastra y una decisión sin margen de error
El técnico vitoriano, con sólo siete victorias en 20 partidos, ha gustado en el club por sus métodos de trabajo, pero faltó un mayor respaldo de resultados
La idea era seguir juntos y este lunes hay prevista una reunión
En un deporte como el baloncesto en el que el entrenador es tan intervencionista, del acierto en su elección y de darle las herramientas adecuadas para su idea de juego depende en gran parte el buen hacer de un equipo. Suele decir Sergio Scariolo que el 70-75% del éxito de un equipo en una temporada radica en lo que se decida y se confeccione en verano.
El Unicaja tiene su primera gran decisión en la reconstrucción necesaria para frenar la caída en el banquillo. Por contrato, Ibon Navarro está renovado al haber cumplido el objetivo mínimo que se fijó cuando se le contrató. El club tendría que abonarle una indemnización (era más alta cuanto más arriba se quedara en la tabla de la ACB) para romper el vínculo. No era la idea, se trabajaba con él hablando de jugadores concretos, de estructura de plantilla y de decisiones de calado en el futuro. Esta última semana de competición, no obstante, ha sido difícil de digerir con las derrotas contra Burgos, Manresa y Breogán, partidos perdidos ya en la primera mitad en los que la plantilla se ha arrastrado. No había objetivo tangible (subir alguna posición para estar en la próxima BCL se ha visto, a tenor de los hechos, como algo muy menor dentro del vestuario) y el equipo se ha derrumbado.
¿Es, pues, Ibon Navarro el hombre adecuado para liderar el próximo Unicaja? Es lo que se debe dilucidar en las próximas horas. El técnico ya comentó que este lunes habrá una reunión que debía ser definitiva. La realidad es que ha ganado siete partidos y ha perdido 13 desde que llegó al banquillo cajista el entrenador vasco. Una racha de cinco victorias en seis partidos en ACB, culminada venciendo en el Palau Blaugrana y aquella mal traída foto de alegría en el vestuario, evitó una situación dramática. ¿Es suficiente? El hecho es que el año pasado se vivió una situación similar, con sus matices, con Fotis Katsikaris, al que se renovó después de que no se hubiera metido en play off el equipo. Se le dio continuidad a una plantilla que ya había fallado, hubo un cambio en la dirección del club y la confianza mutua era escasa. Y salió como salió. Entre los entrenadores con más de 10 partidos dirigidos en la historia del club desde la fusión de 1992, Navarro es el que peor porcentaje de victorias tiene (35%). Peor que Chus Mateo y Katsikaris (43%).
El gran problema del Unicaja, más allá de la una plantilla desequilibrada o los estructurales como entidad, es que no hay margen de error. Y que hay muchos proyectos por encima en la ACB, con un recorrido y un poso de años. Deportivamente, el club cajista ha descarrilado desde tiempo atrás y le han adelantado muchas entidades. Los de Euroliga futboleros (Madrid, Barcelona y Baskonia) están a años luz, los que están ahí llamando a la puerta (Valencia o Joventut), los dos canarios, sobre todo Tenerife, el Manresa maximizando recursos, UCAM y Bilbao van hacia arriba... Hasta un recién ascendido como el Breogán Lugo, como recordó el último día de competición, ha sido tres victorias mejor en la ACB que los malagueños. Recuperar esa distancia es complicado con las urgencias que va a haber de manera constante. Es la penitencia de haber sido un club grande y haberse dejado ir tanto.
En la entidad cajista ha gustado el método de trabajo de Ibon Navarro, se le considera un entrenador moderno, con hambre y talento, con capacidad para desarrollar un proyecto con el que devolver al Unicaja, al menos, a estar en primera mitad de tabla. Para crecer, en suma. La confección de la plantilla era casi lo opuesto a su ideal de baloncesto. Pero también se le ha quemado en este último mes de competición. Es cierto que también conoce el club ya y no hace falta adaptación y sabe lo que hay, como los responsables le conocen a él y su idea. No parte de cero, pero eso tiene aspecto positivos y negativos. Juanma Rodríguez, que era el director deportivo en la mejor etapa de la historia del Unicaja, tuvo un hilo común en su trayectoria, que se vertebró con ciclos largos de entrenadores top. Javier Imbroda, Boza Maljkovic, Sergio Scariolo y Aíto García Reneses (fue destituido tras la segunda temporada del técnico madrileño), con los paréntesis de Pedro Ramírez y Paco Alonso, gente de la casa. El último buen Unicaja fue el de Joan Plaza. Tras varios años erráticos, fuera del play off y la Copa con regularidad, el técnico catalán marcó una línea. Podía gustar más o menos la propuesta y el proceder del catalán, pero era un equipo reconocible y competitivo. Los coletazos en la Euroliga, el título de la Eurocup, sin fallo en el play off de ACB y tres semifinales... El último cambio trajo a Luis Casimiro, que en Sevilla ha levantado a un muerto y ha recordado que es un técnico respetable. Aquí acabó también achicharrado.
Atraer jugadores de nivel sin la certeza, todavía, de que se jugará competición europea no es fácil. Se está apuntando a objetivos altos en el mercado. Lo único bueno de este nefasto último tramo de competición es que se tiene claro que hay que desinfectar, que hay manos limpias para prescindir de jugadores y hacer un aquelarre. Pero lo primero es el entrenador, una decisión sin margen de error. Obviamente, también está la voluntad y la opinión de Navarro en este proceso después de su experiencia en estos meses en Málaga. En las últimas comparecencias se le ha visto algo superado. En una entrevista en Marca la semana pasada, Navarro admitía que "no me encuentro cómodo con el equipo que tengo, no porque sean malos chicos ni malos jugadores, sino porque no es el tipo de equipo que he tenido cuando los he diseñado. Tengo claro lo que me gusta, el club sabe que vine aquí sin que la plantilla fuese muy mía, no digo que sea mala o buena. A partir de ahí, la sensación es que presidente y director deportivo tienen una idea de lo que quieren hacer. En el momento que se pueda, que es ahora, van a hacer su proyecto deportivo". Es el momento de empezar a ejecutar.
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