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No ha lucido Ilimane Diop desde que llegó a Málaga, hace justo un mes. Movimiento en el Unicaja que parecía interesante por su trayectoria, un nombre que genera una buena primera impresión por sus temporadas en Vitoria, pretexto en Los Guindos para que fuese ese pívot temporero que pudiese amenizar las bajas de Sima y Kravish. Está lejos de ese jugador que por momentos cumplía a nivel Euroliga, concatenación de pasos negativos por Gran Canaria y Murcia, también parece que por Málaga, salvo un giro rocambolesco que no se atisba, con poco margen, ya que acaba su vinculación con el Unicaja el 30 de septiembre. Se tomará una decisión definitiva en los próximos días si ofrecerle prorrogar ese contrato, pero por méritos en la pista no será; dependerá de cómo terminen de evolucionar Sima y Kravish de sus lesiones. Pero es visible que la Supercopa de Murcia deja a Diop muy tocado, porque estuvo a años luz de lo que se demanda en esa posición.
Con los problemas archiconocidos en la pintura, solo jugó 14 minutos en todo el fin de semana. Algo más de nueve ante UCAM Murcia, seguramente más de lo que se pretendía por las faltas rápidas de Osetkowski y otros factores adversos que se encontraron los malagueños ante los de Sito Alonso, cansancio físico y mental que fue máximo y que penalizó en la final. Ante el Real Madrid, solo tres minutos, y eso que era un día para sacarle provecho por la obsesión de frenar a Tavares y el resto de colosos blancos, pero Ibon Navarro no contó con él siquiera para generar estrés a los pívots madridistas. Es un mensaje claro del vitoriano, jugador que tuvo algún destello en el Costa del Sol, mínimo, pero era un primer paso para crecer, ese periodo de adaptación que siempre conlleva un plazo, aunque por lo que transmite se quedó en algo puntual. El arranque de ACB, con tres partidos en siete días, será la última bala de un Diop que pretendía que Málaga fuera un trampolín para hacerse hueco en la Liga. Veremos si el efecto es el contrario.
Quizá el regreso de Sima o Kravish le ayuden para restarle foco, que juegue más suelto, también el ambiente favorable en todo lo que rodea al Unicaja, pero el Carpena ya le mira con lupa. Un público que si deja abierta la segunda oportunidad; ha pasado recientemente con jugadores de la actual plantilla, aunque esta vez el reto de que se produzca ese armisticio es mayúsculo. Depende del jugador, y alguna oportunidad más le caerá.
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